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Recupérenla

El Chepo tiene poco margen de error Mexsport

MIAMI -- Este último domingo en la noche, buena parte de los televidentes de Estados Unidos que somos adictos al Cable, vimos a través de HBO el quizá más electrizante capítulo de la serie 'Newsroom', con la que muchos nos sentimos identificados, ya que nos trasporta, "sin ficción", a la realidad de este bello oficio que elegimos como profesión.

La celeridad de la información, la certeza y la verdad de la misma, el tratamiento recto de la noticia, la investigación, las mil aristas que una noticia debe tratar antes de ser emitida y todo este trabajo fundamentalmente para contar la verdad con responsabilidad.

Si siempre trabajáramos así, qué notable sería el mundo real de la información. Pero no me he vuelto loco ni quiero fungir ahora de crítico de TV, sólo que la última frase del capítulo me transportó a la interna de la Federación Mexicana de Futbol y de inmediato imaginé un escenario hipotético.

Tres de los más altos cargos periodísticos de la Cadena ACN, en la serie de TV, quieren renunciar cuando detectan que fueron engañados y no estuvieron a la altura profesional que el cargo implica para evitar un engaño.

Pensé en el Chepo, en Justino y en González Iñárritu, aquella tarde angustiosa de lunes en la casa de Compeán cuando el futbol de México juzgó desde sus sabios el paso errático del Tri que pretende un cupo en Brasil 2014.

Es cierto que el Chepo se equivocó y quizá se siga equivocando, que es -o era- arrogante, que la desconfianza lo rodea con su cuerpo técnico, que los fantasmas de la prensa lo persiguen, que tiene problemas de comunicación en público, que debe ir a la escuela, que es necesario ganar. Sí a todo eso, pero ¿cómo hacerlo en medio de un ambiente lleno de desconfianza y con un público y una prensa que juzga desde la pasión ?

La única respuesta es trabajo y creer en sí mismo. La suma de todas las individualidades de un México futbolístico, hoy castigado por los resultados, es volver a creer y el único que puede y debe hacerlo es el mismo Chepo.

¿Despedirlo? No. ¿Dejarlo renuncia? Tampoco. Sería la ruta fácil y corta. Hay algo que ama el mexicano desde su esencia y es su selección de futbol. En ella se ve representado y con ella se identifica. Es su heraldo y su bandera, es su himno, es su orgullo, es su amor en el triunfo y es su frustración en la derrota. El Tri para los mexicanos suma todas las emociones cotidianas y con él se olvida de los habituales desencuentros que a diario la sociedad le presenta.

Por ello, la frase de Leona Lansing, la súperjefa y dueña de Atlantic Cable Network (ACN) que con tanta fuerza caracteriza Jane Fonda en esa "ficción" semanal de las noticias: "Nadie aquí renuncia, si perdieron la credibilidad del público: Recupérenla".

El 6 de septiembre se acerca, el Azteca desde sus ya vetustos pero históricos muros espera silente el partido ante Honduras. México debe y está obligado a ganar. La aritmética, restando cuatro fechas de la eliminatoria, no le permite al Tri un paso más en falso, la ansiedad corroe desde el temperamento y los músculos parecen interpretar ese lenguaje tan subjetivo e interno de cada deportista.

El Chepo no sólo debe tener una respuesta táctica, unas variables listas, una lista emergente de opciones, más allá de todo ello, como en todo lo que la épica convoca, debe tener un buen discurso que transmita fe en su trabajo y que a cada futbolista le toque el alma y el amor propio para que deje todo en la cancha, pero para que lo deje bien. No se trata sólo de valentía, hay que fundamentalmente ser inteligente.

Honduras en esta historia será la primera trampa, la segunda será en Ohio, en esta ocasión en la "tibia" Columbus, allí donde Estados Unidos ha construido una fortaleza más anímica que arquitectónica, pero con la que hasta ahora le ha alcanzado para sumar Mundiales a su currículo.

El partido ante Costa de Marfil fue un engaño y una ilusión casi sospechosa. Los de verdad vienen ahora y es el momento para gritarle al Tri ante la permanente pérdida de credibilidad: "RECUPÉRENLA".