J.A Adande 11y

¿Silver podrá poner orden?

Cinco meses antes de que Adam Silver asuma su nuevo cargo como comisionado de la NBA, y casi dos meses antes del inicio de la temporada 2013-14, su agenda está tomando forma. Las noticias cada vez más inquietantes sobre los jugadores y entrenadores de la NBA este verano hacen que sea una prioridad tomar medidas para mejorar la conducta fuera de la cancha, tanto como lo fue para Roger Goodell cuando inició su gestión como comisionado de la NFL.

La última noticia fue la detención de Jared Sullinger (Boston Celtics) por denuncias de asalto y agresión el martes. Esto se sucedió a los cargos de violencia doméstica contra Ty Lawson (Nuggets) y DeAndre Liggins (Thunder).

También se presentaron cargos por conducir en condiciones de ebriedad contra el nuevo entrenador de los Atlanta Hawks, Mike Budenholzer. Lamar Odom también fue acusado de conducir bajo la influencia de alcohol tras un aluvión de rumores de que se encontraba en una crisis por el consumo de drogas. Luego estuvo el año de Michael Beasley, quien logró el triplete: una violación de tránsito, una investigación por un presunto ataque sexual, y un arresto por supuesta posesión de marihuana.

Los Suns cortaron a Beasley el martes, e hicieron referencia a su conducta en un comunicado de prensa que mencionaba abiertamente los pagos reducidos y un mayor espacio bajo el tope salarial para los Suns gracias a la disposición de estiramiento del convenio laboral. Pero puedes estar seguro de que fue el juego inconsistente de Beasley lo que le hizo prescindible y facilitó la decisión de los Suns.

¿Qué puede hacer Silver con respecto a los jugadores que no pueden ser fácilmente despedidos por sus equipos? Después de todo, se podría argumentar que la mano dura de Goodell no ha funcionado como elemento disuasorio ante la corriente continua de detenciones que culminaron con Aaron Hernández acusado de asesinato. Pero la NBA también puede revisar su propia historia y ver cómo sus políticas han llegado a influir en las decisiones que los jugadores toman en caliente.

El comisionado David Stern convirtió la prevención de las peleas en cancha que dejaban los bancos pelados en una prioridad, sobre todo después de la "Malicia en el Palace" que puso en peligro a los fans en el 2004. Stern se mantuvo firme en el edicto de que habría suspensiones obligatorias de un partido para los jugadores que salieran de la zona del banco durante altercados, aunque eso significara suspender a Amar'e Stoudemire y a Boris Diaw de un partido de playoffs en el 2007 por el mero hecho de caminar por el lateral preocupados por un compañero posiblemente lesionado.

Esta postura firme funcionó: En las seis temporadas desde entonces, solamente ha habido una suspensión por salir del banco.

El problema es que la liga no se ha tomado más en serio las condenas por conducir en condiciones de ebriedad, cuando las consecuencias podrían ser exponencialmente peores. Durante los últimos años, los casos de conducción bajo la influencia de sustancias han dado lugar a suspensiones de dos partidos. Si un partido por entrar a la cancha parece demasiado severo, entonces dos juegos por un error potencialmente fatal es demasiado tolerante. Que sea un mínimo de 10 partidos, y verán que los jugadores y los entrenadores deciden llamar un taxi en lugar de sentarse al volante cuando han bebido.

También debería haber suspensiones mínimas de 10 juegos por cada condena de violencia doméstica/sexual. Palabra clave: condena. Ya hemos visto casos en los que las acusaciones eran exageradas o inventadas. El proceso legal debe concluir antes de que la NBA tome sus medidas.

¿Realmente podemos esperar que la amenaza de acciones de la NBA prevalezca en un estado de furia o intoxicación? Te sorprendería lo que a uno puede pasarle por la cabeza incluso durante los momentos de emociones más fuertes. Recientemente releí una vieja columna que había escrito para Los Angeles Times tras una melé entre latinos y afroamericanos en Santa Monica High School.

Ninguno de los miembros del equipo de béisbol se involucraron en el conflicto por el cual 12 estudiantes fueron disciplinados. Uno de los jugadores de béisbol dijo que la razón por la que no participó: "Lo principal para mí fue el temor de ser suspendido o lastimarme y no poder jugar".

Si un adolescente puede tener semejante claridad, deberíamos esperar lo mismo de un adulto que podría perder millones de dólares debido a una suspensión. Al menos, Silver debería poner a prueba la eficacia de un sistema de sanciones más severas.

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