Alejandro Lodeiro 11y

Entre la espada y la pared

BRISTOL -- Una goleada que duele, uno de esos partidos que pocos podrán olvidar. Venezuela sufrió en Santiago una de sus peores derrotas en los últimos años. No sólo por el resultado, aunque un 3-0 es algo que ya no vemos con tanta frecuencia, sino por la forma. Chile dio una verdadera cátedra de buen juego en el estadio Nacional y confirmó su buen momento con una victoria tan merecida como irreprochable.

Las diferencias se hicieron evidentes desde el arranque del compromiso. La Rojita salió con todo, metió a Venezuela en su área y se apoderó de la pelota. Díaz y Valdivia marcaron los tiempos del partido; Sánchez y Vargas tomaron la batuta en zona de ataque. Venezuela la vio pasar rato largo y apenas pudo completar un par de pases en territorio chileno durante los primeros diez minutos del partido.

Jugada colectiva, obvios protagonistas… Y cayó el primero nomás. Pase quirúrgico del Mago Vadivia para Eduardo Vargas, quien aprovechó un resbalón de Perozo para poner el 1-0 con una media vuelta trepidante y un remate ajustado al palo más lejano de Dani Hernández.

El gol fue más que un balde de agua fría para la Vinotinto. Lejos de despertar, el equipo de Farías vio crecer y crecer a su rival. Dani Hernández evitó que la goleada se consumara antes de la media hora de partido. Chile mostró fútbol de calidad, bien trabajado. Presión en la salida, intensidad en cada balón dividido y buena circulación de pelota. Un protagonista con argumentos, una Selección con un libreto.

El segundo de Chile llegó en una jugada a balón parado. Sí, en una pelota detenida (nuestro fuerte). Díaz ejecutó un tiro de esquina, Vidal le ganó a Perozo en el primer palo y forzó una gran estirada de Dani Hernández… Pero en el rebote apareció solito Marcos González para poner el 2-0 y acentuar el festejo de la marea roja que llenó las tribunas del estadio Nacional.

En defensa, tal cual habíamos visto en los últimos partidos, Venezuela sufrió mucho por el sector izquierdo. El buen trabajo de la dupla Isla-Sánchez no encontró resistencia en un Gabriel Cichero que tuvo que abandonar el partido antes del entretiempo por un golpe en el tobillo izquierdo. La única jugada clara de la Vinotinto llegó con un balón largo de Maestrico para Salomón Rondón, quien bajó la pelota con categoría pero falló a la hora de la definición.

Con el ingreso de Alexander González el partido cambió. Chile, cómodo con el resultado parcial, sacó el pie del acelerador y Venezuela se apoderó del balón. Y así llegó la polémica del partido: un centro de Maestrico, otro cabezazo de Salomón Rondón… Jugada totalmente limpia, pero el árbitro Sandro Ricci evitó que el tanto subiera al marcador. ¿Por qué? Todavía no sabemos. No hubo fuera de lugar, de hecho el asistente nunca levantó la bandera.
No hubo falta, no hubo siquiera un ligero empujón. Otra anécdota en nuestra historia de Conmebol.

Venezuela siguió buscando, con poco orden y mucho corazón. Arango no tuvo una buena noche, impreciso y con poca participación. Seijas dejó el alma, pero no fue suficiente para cubrir la ausencia de un hombre como Tomás Rincón. Orozco ingresó por Maestrico y le dio frescura al ataque Vinotinto, pero la historia no cambió. Agnel Flores fue la última modificación de César Farías, un movimiento que nadie entendió.

Chile esperó y jugó con nuestra desesperación. Alexis Sánchez fue una verdadera pesadilla y Eduardo Vargas también cumplió una gran labor. Venezuela nunca encontró el camino, su rival no perdonó. Un error de Flores desencadenó en el último tanto del compromiso: centro de Sánchez, cabezazo de Arturo Vidal… 3-0, otro resultado que nos aleja del Mundial. Pudo ser peor, pero Hernández y Vizcarrondo nos salvaron en una noche que tardaremos en olvidar.

Ni optimismo, ni pesimismo. Es tiempo de analizar con objetividad. Venezuela quedó muy complicada en su objetivo de clasificar a Brasil 2014. No perdimos por el arbitraje, no estamos sufriendo porque la suerte no nos acompañó. Hoy quedamos a tres puntos del repechaje porque no estuvimos a la altura en los compromisos importantes. El saldo es negativo contra todos nuestros rivales directos… Incluso contra Perú, por lo menos hasta el próximo martes. Uruguay tiene un partido menos y tres puntos más que la Vinotinto. Su calendario es complicado, pero están acostumbrados a sufrir... Tienen experiencia, se crecen en momentos de presión.

Venezuela ha crecido mucho, pero todavía nos falta subir un escalón. Quedan dos partidos como local, no podemos fallar. Matemáticamente todavía tenemos posibilidades de clasificar. Y, aunque el panorama es complicado, tenemos que pelear hasta el final.

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