Carlos Irusta 11y

Jorge Castro, el adiós a un grande

BUENOS AIRES --
Fue una noche de gratos recuerdos. La despedida oficial del boxeo de Jorge Fernando Castro, más conocido por "Locomotora" o por "Roña". Para muchos, un Maradona del boxeo contemporáneo en la Argentina. Por su carisma, por su mandíbula de hierro, por su desfachatez, por su estilo improvisado y callejero, por su actitud despreocupada abajo y arriba del ring.

Lo cierto es que Castro logró, en diciembre de 1994, la más dramática y espectacular victoria del boxeo argentino. Fue ante John David Jackson, cuando exponía su campeonato mundial mediano WBA. Esa noche, en Monterrey, asistimos a un momento inolvidable, casi único. Castro, con el rostro desfigurado por la sangre, estaba perdiendo tan ampliamente que el referí sudafricano, Stanley Christoutoulou, lo advirtió: "Voy a parar la pelea". Castro le imploró que, como campeón, merecía una oportunidad más y el referí se la dio. Fue entonces, en el noveno asalto, cuando el argentino simulando estar groggy, logró que Jackson atacara, abriendo su guardia. Eso bastó para que le lanzara primero una derecha que no llegó a destino y luego una zurda, que dio de lleno en el rostro de su adversario, quien cayó fulminado. Se levantó, pero Castro no perdonaba nunca, aún estando muy lastimado, y envió dos veces más a Jackson a la lona: "Al otro día, cuando me miré en el espejo, me puse a llorar, tenía la cara desfigurada", nos confesó.

El tiempo ha pasado y como dice Durán, "Viejo es el viento y sigue soplando". Y ahí estuvieron ambos sobre el ring. Mano de Piedra, ya sesentón, padre de 9 hijos y varias veces abuelo. Castro, a los 46, padre de más de una docena de hijos, y varias veces abuelo, tuvo su noche, rodeado del afecto de toda su familia.

Antes, hubo boxeo profesional en un estadio Luna Park que lució con muy poca gente --de hecho se habilitó solamente una tribuna popular--, tal vez porque la cartelera no era lo suficientemente fuerte o porque muchos creyeron que Castro y Durán iban a pelear, cosa imposible desde luego, y decidieron luego no asistir sabiendo que no habría cruce alguno.

No estaría mal recordar que Castro y Durán se enfrentaron dos veces durante el año 1997. En la primera pelea, efectuada el 15 de de febrero en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, ganó el argentino; en la revancha, celebrada el 14 de junio en el estadio Roberto Durán de Panamá, ganó "Mano de Piedra". "Que hayamos sido rivales dos veces no significa de ninguna manera que seamos enemigos, al contrario", dijo Durán ya sobre el ring del Luna Park. "Por eso, cuando me invitaron no vacilé en venir".

"Durán recibe mucho dinero por sus presentaciones personales --comentó Manuel Casco, su representante internacional-- pero aquí vino únicamente por acompañar a Jorge Castro, no recibió un solo dólar". Así es Durán, quien estuvo acompañado por dos de sus nueve hijos, Bramby (20) y Roberto (19) "Yo tengo un restaurante en el que me va muy bien, La Tasca de Durán: allí canto salsa y atiendo a la gente. Es más, a veces cocino. Me gusta estar con la gente y que la gente me quiera. Yo vine a la argentina porque me gusta el país y porque tengo mucho aprecio por Jorge", nos dijo el viernes, mientras en uno de los vestuarios del Luna Park, esperaba a ser presentado durante la ceremonia del pesaje.

Pero, claro, Durán aunque se llevó mucha parte de la prensa, fue un invitado especial a la fiesta de Castro, quien efectuó dos asaltos de exhibición con Marcelo Domínguez, el ex campeón mundial crucero, y El Patón Basile, campeón Mundo Hispano de los pesos completos, mientras que Durán hacía de árbitro, agregando sus bocadillos y provocando la risa de la gente.

En las dos peleas estelares del Luna Park no hubo demasiadas sorpresas. La campeona mundial supermosca FIB, Débora "La Gurisa" Dionicius, venció por puntos, ampliamente a la colombiana Olga "La Monita" Julio. Fue un triunfo tan amplio que se tornó aburrido, ante la tremenda superioridad de la argentina sobre su retadora.

Y en el combate de fondo, el campeón argentino y Latino superwelter WBO, Javier "La Bestia" Maciel, se impuso a Alejandro "El Flaco" Falliga: fue KOT 5, aunque no terminó de lucir. Maciel tiene por delante una eliminatoria con el inglés Brian Rose el 26 de octubre en Sheffield, Inglaterra.

Antes, en lo que fue sin dudas la mejor pelea de la velada, Cristian Romero le ganó por puntos a Ricardo Villalba en 6 rounds llenos de emoción. De esta forma, Romero se tomó desquite de su rival quien lo había vencido por puntos el 5 de julio pasado, por lo cual se impone una tercera edición...

Luego vino la fiesta, la música de un conjunto panameño, "Los matadores", encabezado por Bramby, de 20 años, uno de los hijos de Roberto. Y junto con la música, y los videos alusivos en las pantallas gigantes, y la emoción de la gente, apareció Jorge Castro, con su sencillez, con su alegría y también con la nostalgia diferente de haberse vuelto a calzar los guantes por última vez. Este hombre, nacido en Caleta Olivia, debutó como profesional en 1987 y se retiró en 2007, con una marca de 144 peleas, de las cuales ganó 130 (90 KO), perdió 11 y empató 3. Se puede decir que peleó con todos los oponentes que le ofrecieron, fuera cual fuese el kilaje. Estuvo a punto de morir tras un tremendo accidente automovilístico –estuvo 21 días en estado de coma- y no solo sobrevivió, sino que hasta volvió a treparse a un cuadrilátero en el 2006, justamente en el Luna Park, para ser derrotado por el colombiano José Luis Herrera.

No es éste, quizás, el momento de escribir su historia pugilística, sino de reflejar, simplemente que una noche, en el Luna Park, la gente del boxeo se reunió para despedirse de un grande. Se fue, ahora si oficialmente, Jorge Locomotora Castro, el de las tribunas llenas, el de las grandes peleas, el desfachatado que apareció en Buenos Aires como un nuevo Gatica y que le dio una inyección de optimismo al boxeo cuando, allá por los finales de los años 80, el Luna Park le había cerrado las puertas a la actividad de los guantes. Se fue Castro y seguramente no estará mal tomar una frase del gran periodista Félix Daniel Frascara que, refiriéndose a José María Gatica, expresó: "No habrá ninguno igual".

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