Carlos Irusta 11y

El pesaje más grande del mundo

LAS VEGAS -- Fue, como se anunció, el pesaje más grande del mundo. O de la historia, porque ante todo, se montó un enorme escenario en uno de los extremos del MGM Grand Arena. Eso posibilitó que 12.200 personas pudieran estar presentes, sin contar, claro, los 500 periodistas e invitados que tuvimos un acceso más personal y pegado al proscenio.

Pero no fue solamente eso, ni fue la gigantesca pantalla que iba reproduciendo en un sinfín imágenes espectaculares de Floyd Mayweather y Canelo Alvarez. Ni fue la música atronadora, ni el show aparte del público, ruidoso y en su mayoría mexicano. Fue, además, un desfile que se convirtió en una constelación de figuras, tanto de Mayweather Promotions como de Golden Boy Promotions, empresas asociadas para este Megaevento, que sirvió para recaudar, solamente en forma de venta de tickets, 20.300.150 dólares, record absoluto para el MGM Garden Arena.

Se juntaron en el escenario, antes de que comenzara el show, figuras del ayer -Bernard Hopkins, por ejemplo-, del casi ayer -Shane Mosley- del hoy y del mañana. Y, cuando decimos del hoy mencionamos a: Devon Alexander y Amir Khan (pelearán el 7 de diciembre en Brooklyn, Nueva York), Adrien Broner y Marcos Maidana (programados para el 14 de diciembre en Las Vegas), Alfredo, El Perro Angulo, Abner Mares, Leo Santa Cruz, Mia Saint John, Paulie Malignaggi... En total, contando a las figuras más jóvenes, hubo más de quince figuras sobre el ring, en medio del estruendo, de la música y las luces, que durante casi dos horas fueron preparando la fiesta.

Es que cada uno de los mencionados hizo una larga caminata al ring, seguido por las cámaras, hasta posicionarse en el tinglado. Sí, sin dudas, y lo dijo Shane Mosley, nunca se pudo ver un espectáculo semejante para un pesaje, porque no solamente sirvió para darle más color a una ceremonia que era aburrida en los viejos tiempos, sino porque sirvió para ir promocionando los próximos shows... y, de paso, medir la ovación para cada uno y saber quién es más apreciado que quien.

Sobre ese tema, habría que decir que la salida de los vestuarios de Lucas Martin Matthysse -anunciada por Jimmy Lennon, el hombre que lo bautizó "La máquina"-, mezcló aplausos con algún silbido, pocos abucheos. A su vez, hubo unos cuantos "buuus" para Danny García, aunque no se pudo detectar bien si fueron para él o para su padre quien, como de costumbre, trató de robarse el show, bailando con muy poca gracia y moviéndose como si el campeón fuera él.

En definitiva, Matthysse pesó las 140 libras de rigor (63,500 kilos) para la división superwelter. En cambio, Danny se pasó un poco, aunque por unos segundos apenas, porque cuando volvió a subirse a la báscula -en lo que se anunció como "segundo pesaje"-, se anunció 140-, luego de que en el primer "intento" fue 140 libras y medio. Sea como sea, todo quedó así y no hubo mayor reclamo, tal vez porque fue el fiel de la balanza que oscilo lo suficiente como para que provocase una "segunda pesada".

Hubo, por cierto, miradas clavadas y, como pasó en la anterior ocasión, el primero en voltear el rostro fue Danny...

Luego, todo el show y el estrépito, se vino abajo el estadio y aparecieron los dos. Todo el apoyo mexicano para Saúl Alvarez, quien registró 152 libras (68,900 kilos) que era el límite pactado, mientras que luego, entre muchos abucheos y unos cuantos aplausos y ovaciones, Floyd Mayweather registró 150,5 (68,200), encuadrados en la division superligero (cuyo límite es de 154 libras, o sea 69,900 kilos), categoría en la que Saúl Alvarez reina para el WBC.

Luego vino la desconcentración, muy lenta. Cuando llegamos a la sala de prensa, nos encontramos con Marcos Maidana. Le preguntamos qué había conversado con Adrien Broner y con Amir Khan. "Qué sé yo... ni yo entiendo inglés y ellos no hablan español, así que yo les dije todo que si, y seguramente ellos hicieron lo mismo", dijo Marcos mientras tomaba un café.

Luego vino el resto de los enviados especiales, comenzaron las charlas sobre quien ganará el sábado, desapareció el poco café que había, hubo que sentarse a escribir mientras todos decíamos más o menos lo mismo: habíamos presenciado el pesaje más grande del mundo.

^ Al Inicio ^