Tomás Rodríguez Couto 10y

Cambió el epicentro

BUENOS AIRES -- Los celulares indicaban las tres de la mañana en Tokio, las 2 en Pekín. Las horas de tenis en el circuito grande ya habían pasado por Asia. Sin embargo, el foco cambiaba. Un temblor con epicentro en Buenos Aires, causaba secuelas en Córdoba y en toda la Argentina. También en el circuito mundial del tenis. Los relojes biológicos se alteraban.

Una veintena de camarógrafos, también fotógrafos y un centenar de periodistas se acercaron con el solo hecho de escuchar sobre su futuro. Se sospechaba alguna decisión, pero nada era seguro.

Pero David Nalbandian hacía el anuncio oficial: se retiraba de la actividad profesional. Con resignación. Porque había hecho todo lo que estuvo a su alcance para ganar la Copa Davis.

Es que durante siete años terminó la temporada entre los 12 mejores del mundo, pero nada lo movilizó más que representar a su país en la competencia anual por equipos más importante del deporte mundial.

Y tenía argumentos. Porque su talento, su ductilidad y su oficio hacían que cualquier desventaja de ranking con el rival, si es que la había, se diluyera rápidamente.

Y así lo expresaba en La Rural de Palermo, cuando recordaba sus mejores momentos y mencionaba su final en Wimbledon y su título en el Masters de Shanghai, pero siempre dejando de lado la Copa Davis, un capítulo aparte, el más importante, de su carrera.

Sin embargo, su lesión en el hombro, sus operaciones y la falta de recuperación hicieron que, primero, se vea obligado a ausentarse en la semifinal ante República Checa. Como consecuencia: el adiós al tenis. Un adiós que tendrá invitados de lujo. Enfrentar a Rafael Nadal en su país y en los mismos días en que también se presente Novak Djokovic (¿por qué no ante el unquillense?) hará de la suya una despedida de calidad.

Entre tantas de las frases que dejó en esta jornada, vale rescatar lo dicho a ESPNtenis.com sobre dos temas puntuales: el futuro del tenis argentino y, en consecuencia, una posible convocatoria aún estando retirado. ¿Sería una locura que un capitán admita que puede ser clave en un partido de dobles, por ejemplo? ¿Se lo podría tomar como una falta de respeto hacia los compatriotas que forman parte del circuito? No sería la primera vez que esto ocurra en la historia de la ensaladera.

"Si yo sintiera que estoy en condiciones seguiría jugando actualmente, lo veo difícil, pero no depende de mí. Si fuera por mí jugaría solamente Copa Davis, sin ranking, sin nada... Es lo que más me mueve, es lo más lindo que hay... son cosas distintas. Pero hice el intento ahora, no llegué y si no estoy en buenas condiciones no se puede entrar a la cancha dando tantas ventajas. Por eso no lo veo como una posibilidad todavía", explicó, sin descartar la posibilidad.

¿Y las camadas que se vienen? ¿Delbonis, Schwartzman, Pella, Argüello, Bagnis, Velotti, Trungelliti y el resto? "Hay buenos jugadores ojalá que puedan tener el despegue y un gran nivel para poder acompañar a todo el proceso que surgió en los últimos tiempos y tener buenos años de Copa Davis. También de tenis argentino".

¿Será así? Por lo pronto, dice adiós el último gran embajador de una camada que le entregó momentos históricos al tenis argentino. Que nunca pasó desapercibido. Que siempre fue un rival de cuidado, incluso para los dominadores del tenis mundial. Un respeto que no tiene precio. Que pocos se ganan.

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