Gustavo Bruzos 10y

Vélez sigue hacia adelante

BUENOS AIRES -- Y Vélez va. A veces va mejor, a veces no tanto, pero va. Tiene un concepto, una idea. Y la respeta. Pero la idea es más amplia aún que una idea de juego. El equipo de Liniers pasó a cuartos de final de la Copa Sudamericana, pero contextualicemos...

Una vez más El Fortín está en una etapa definitoria de un torneo internacional y lo hizo en el partido número 242 de Ricardo Gareca al frente del mismo. Un poco más de 4 años y medio lleva el Tigre a cargo del equipo. Y esto no sería nada raro si no estuviésemos hablando del fútbol argentino, donde un entrenador salta por el aire a un mes de haber renovado contrato (Zubeldía en Racing por ejemplo) o donde una institución le paga a 6 (¡seis!) técnicos a la vez (Independiente, que igual perdió la categoría) o se despiden 8 técnicos en diez fechas de un torneo de 48 jornada (la B Nacional, la segunda categoría de Argentina).

Bueno, en ese contexto, Vélez está deportivamente en un plano distinto al resto de sus pares. Gareca ha sabido administrar recursos y esfuerzos para alcanzar su triunfo 125 (sumados a sus 61 empates le estiran a un 60 por ciento de los puntos cosechados).

En este período el club ha realizado compras y ventas. Gareca perdió en cada temporada la estructura del equipo: más de 35 jugadores se fueron de Vélez a distintas clubes del mundo. Algunos de ellos con rápido reemplazos y otros que dejaron huecos que aun se ven (jamás el pelilargo DT pudo reconstruir el circuito futbolístico que se generaba cuando Maxi Moralez transitaba la franja izquierda y Augusto Fernández le daba oxígeno por derecha al mismo). Sin embargo siempre hubo una salida. Con jugadores de las inferiores del club, la mayoría de las veces, con compras muy puntuales otras. Pero siempre sin histerias, ni excusas.

Y así fue campeón en 2009 del Clausura y subcampeón del Apertura 2010 con 43 puntos (paradojicamente la mayor cosecha en un torneo local). Y campeón en el Clausura 2011 y arañó la final de la Copa Libertadores ese mismo año. Y cuando parecía qiuee el ciclo terminaba, se retroalimentó y fue tercero en el Apertura 11 y Clausura 12. Y otra vez campeón en el Inicial 12. Otra decepción en la Libertadores de ese año, cuando fue eliminado por Newell's (a la postre subcampeón), otra vez dispararon la renuncia, el fin de ciclo. Pero no. Y la continuidad gritó Supercampeón ante, justamente, ese Newell's superganador del Tata Martino, hoy entrenador del Barcelona.

Vélez intenta jugar al fútbol. No hay mucho secreto allí. La pelota sale más jugada desde el fondo que por vía aérea; los laterales son siempre salida o descarga; hay triangulación permanente y cambios de frente para limpiar la jugada; hay prioridad en la elaboración por sobre el vértigo, aunque a veces tienda a adormilar el desarrollo. Puede que a veces no salga, puede que a veces los protagonistas no estén tan iluminados, o no sean tan brillates. Pero el mérito está en otro lado. El mérito está en la coherencia de la propuesta.

El partido de este miércoles puede hasta corrobar esto. Vélez tenía una renta de su triunfo en Colombia por 2-1. Y La Equidad no parecía a priori un rival en condiciones de complicarlo. Sin embargo Gareca dispuso su mejor formación y se fue al vestuario 0-1 en la primera parte, con una pálida demostración. En el segundo tiempo Vélez se llevó por delante al equipo colombiano, y tras crearle tres o cuatro situaciones clarísimas terminó dando vuelta el resultado. Ayudó la expulsión de Darwin Andrade, aunque no resultó determinante (el colombiano fue amonestado por fingir una falta y expulsado por una fuerte infracción). Lo determinante fue la actitud de Vélez, la de seguir buscando con cierta calma, aún tras el empate parcial.

Y la paciencia, la paciencia para tenerla, para insistir en la idea. Y es probable que esa paciencia venga de la mano de una no histeria que existe en Vélez, donde un técnico goza de su tiempo para desarrollar su trabajo y el quipo para ir en busca de resultados. No parece mucho. Pero lo es.

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