Leonardo Ayala 10y

El último en decir adiós

BUENOS AIRES -- Se fue uno más. El último de la Legión que quedaba en actividad, a pesar de que no competía desde hace más de seis meses. David Nalbandian anunció su retiro y le puso fin a una época dorada del tenis argentino, que también supo contar con Guillermo Coria, Gastón Gaudio, Guillermo Cañas, Mariano Puerta, Juan Ignacio Chela, Agustín Calleri, Mariano Zabaleta y José Acasuso como puntos más altos.

Los mediados de los '90 empezaron a marcar una transición. Martín Jaite y Guillermo Peréz Roldán ya se habían retirado, Alberto Mancini los siguió en 1994 y Javier Frana tocaba sus últimos años -y mejores- en el circuito. Asimismo comenzaba a aparecer Hernán Gumy, que con el rodaje se ganaba el mote de Titán, sumaba a sus vitrinas el título de Santiago, en 1996, y conseguía alegrías y tristezas en la Copa Davis.

En el medio de ese movimiento, una prometedora generación de juveniles dispuesta a dar pelea y ayudada por una economía argentina -luego tuvo consecuencias devastadoras- que mantenía paridad de su moneda con el dólar estadounidense, algo determinante a la hora de conseguir agentes externos para costear los viajes.

Federico Browne avisaba el nacimiento de un grupo con su llegada al número uno del mundo en juniors. Él, entre lesiones, mala fortuna y, tal vez, decisiones apresuradas en cuanto a su carrera se terminó convirtiendo en la liebre a seguir en esa carrera. Fue la punta de lanza. No llegó al Top 100, pero encendió la mecha de la ilusión en un grupo que lo veía mes a mes en los torneos metropolitanos (en Buenos Aires) y nacionales.

Un año después, en 1995, Mariano Zabaleta y Mariano Puerta le daban continuidad a la historia con su arribo a la final de Roland Garros para juniors. Victoria para el tandilense; y triunfo para una camada que además contaba con un aguerrido Guillermo Cañas, un talentoso Gastón Gaudio y un Juan Ignacio Chela que acababa de explotar (tras estar relegado en categorías de menor edad) y empezaba a codearse con este grupo. A ellos se les sumó un agresivo Agustín Calleri, un par de años mayor.

Y hubo más, porque, unos meses después, se abría la Escuela Nacional de la Asociación Argentina de Tenis, con dos chicos, entre otros, con gran futuro: Guillermo Coria y David Nalbandian, quienes venían jugando en los certámenes nacionales con chicos de una categoría superior en edad. Los resultados llegaron pronto. Junto a Antonio Pastorino, se consagraron campeones mundiales Sub 14 en septiembre de 1996, en Japón. Esa camada, además, sumaba a José Acasuso.

Luego, los golpes en el circuito mayor. Franco Squillari, otro que marcó la tendencia desde afuera en el inicio de la Legión, alcanzó las semifinales de Roland Garros en 2000; dos años después Nalbandian supo ser finalista en Wimbledon; y posteriormente, en 2004, el soñado Grand Slam de los argentinos, con tres semifinalistas (Gaudio -campeón-, Coria -finalista- y Nalbandian) y un cuartofinalista (Chela ante el inglés Tim Henman).

Además, la final de Puerta en Roland Garros '05, el Masters de la ATP de fin de año ganado por Nalbandian en 2005 (con presencia además de Gaudio, Coria y Puerta), los cinco títulos de Masters 1000 y la marca de cinco Top 10, otros tres Top 20 y otros tantos otros jugadores, como Martín Vassallo Argüello, Diego Hartfield y Juan Pablo Brzezicki, que supieron meterse entre los 100 del mundo. Un largo camino de éxitos.

Esta semana, con el retiro de Nalbandian, se terminó la generación de la Legión. Época dorada en el tenis argentino, que, pese a su enorme recorrido, se despide sin poder conquistar la Copa Davis, con la amarga sensación de haber disputado la final en tres oportunidades, la última ya con el agregado de Juan Martín del Potro, Juan Mónaco y Eduardo Schwank.

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