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¿Y el héroe de A's es... Stephen Vogt?

OAKLAND -- Esta es la gran pregunta que existe mientras los Atléticos y los Tigres se trasladan a Detroit con su serie divisional empatada 1-1: ¿Quién hará el papel de Stephen Vogt en la secuela de "Moneyball"?

Digo, Vogt es el candidato natural para un papel principal en la película. Pocos jugadores representan todo la estrategia económica de los Atléticos para construir un mejor equipo que el receptor próximo a cumplir 29 años. Vogt jugó seis temporadas en las menores antes de llegar a las Grandes Ligas con los Rays de Tampa Bay el verano pasado --y luego se fue sin hits en 25 turnos al bat dispersos durante cuatro meses.

Con un promedio de por vida de .000 (su WAR tampoco era muy bueno), él estaba designado para asignación por los Rays al inicio del año. Mientras otros jugadores comenzaban la temporada, Vogt estaba caminando en un centro comercial en --¿dónde más?-- Durham, N.C., preguntándose, al igual que Crash Davis, si su carrera en el béisbol se había terminado. Luego, sonó su teléfono celular y él se enteró que los Atléticos de Oakland habían comprado su contrato por $150,000.

Seis meses después, los Atléticos le estaban embarrando en el rostro a Vogt un pastel hecho con crema de afeitar, y lo bañaron vaciándole un contenedor de Gatorade, mientras ESPN se preparaba para entrevistarlo en televisión. Él no solamente había atrapado nueve entradas sin permitir anotación --ocho con el novato Sonny Gray-- pero Vogt también finalizó el partido produciendo la carrera de la victoria, en un tenso triunfo de Oakland por 1-0 sobre los Tigres de Detroit en el Coliseo.

¿Acaso el béisbol es grandioso o qué?

"Fue un partido divertido, para tener un asiento de primera fila", afirmó Vogt.

Cuando se le preguntó cuál había sido su mejor momento previo en su carrera en el béisbol, Vogt lo pensó brevemente y respondió, "Quizá mi primer hit en las Grandes Ligas luego de 32 turnos al bat".

Ese primer hit, luego de 32 turnos al bat, por cierto, fue un cuadrangular.

En alguna parte, el guionista Aaron Sorkin sacude su cabeza diciendo, "Olvídenlo. Nadie creería eso en una película".

Pero si ustedes quieren momentos cinematográficos, consideren las primeras ocho entradas deliciosamente tensas del sábado, que figuraron un duelo clásico entre un joven novato prometedor y un veterano dominante.

Gray, el quinto novato en abrir durante los últimos siete juegos de postemporada de Oakland, había lanzado en 12 partidos en las Mayores, totalizando 64 entradas. Su rival en la lomita por los Tigres, Justin Verlander, había lanzado 266 partidos y 1,772 innings. Lo que es apropiado, porque eso generalmente refleja la forma en cómo están construidos estos dos equipos: Oakland, con talento joven y económico, y los Tigres, con veteranos caros y ganadores de premios.

Mezclando su recta, curvas y sinker efectivo, Gray permitió solamente cuatro hits --tres de ellos sencillos dentro del cuadro-- y ponchó a nueve bateadores. Verlander también tuvo una gran recta y una curva devastadora, tolerando cuatro imparables y ponchando a 11.

"Sonny hizo un gran trabajo", afirmó Verlander. "Él pudo usar su ansiedad y energía en algo positivo; y para muchos peloteros jóvenes, eso funciona. Es por eso que los veteranos usualmente parecen lidiar mejor con la presión de postemporada. Él se comportó como un veterano y fue impresionante".

"Sonny Gray es igual de genial que su nombre", afirmó Vogt. "Sonny. Sonny Gray. No lo puedes decir suficientes veces".

Ya que estaremos escuchando ese nombre bastantes veces en el futuro, dediquemos algo de tiempo a Vogt, quien quizá nunca tenga un juego igual de grande como el del sábado. Además de pegar el sencillo que decidió el partido, Vogt también puso fuera a José Iglesias cuando intentaba robarse la intermedia, para una doble matanza crucial pónchalo-ponlo fuera de circulación en la quinta entrada.

"Eso fue enorme", afirmó Gray.

Vogt también tuvo un turno de 10 lanzamientos ante Verlander en la séptima. Al final, se ponchó, no sin antes batear de foul siete lanzamientos e incrementando el conteo de lanzamientos de Verlander lo suficiente, que el lanzador dijo, "Ese fue el último clavo del ataúd".

Eso fue todo para Verlander, y los Atléticos finalmente pudieron superar al bullpen de Detroit, llenando la casa en la novena entrada. Con los jugadores de cuadro y los jardineros adelantados, Vogt pegó una línea ante Rick Porcello hacia jardín izquierdo, para que Yoenis Céspedes anotara la carrera de la victoria.

Y pensar que eso llegó seis meses después que Vogt estaba en Durham cuestionándose si él estaba destinado a trabajar en Sears vendiendo Lady Kenmores.

"Intentaba no pensar en ese limbo llamado Designado para Asignación", dijo Vogt recordando ese día de abril. "Estaba caminando sin rumbo fijo en el centro comercial. No compraba nada. Estaba con mi esposa y mi hija, y recibí la llamada que me dijo que me habían canjeado".

Por el contrato de Vogt, los Atléticos pagaron lo que A-Rod gana en un día de trabajo. Comprar a los jugadores que ya no quieren los otros equipos, dice el gerente general Billy Beane, es "nuestra versión de la agencia libre. Es cuando puedo ser como Steinbrenner".

Vogt comenzó con la sucursal Triple-A de Sacramento, antes de ser promovido cuando los receptores John Jaso y Derek Norris se lesionaron. Él bateó para .252 con cuatro jonrones, 16 producidas y 18 carreras anotadas en 47 partidos esta temporada, y ha comenzado cada uno de los partidos en la serie divisional.

"Realmente no me importa por qué cantidad fui transferido. Simplemente, estoy contento por tener un empleo", afirmó Vogt. "He tenido una travesía muy larga hacia las Grandes Ligas, y muchos obstáculos en el camino. Al final, no me importa si fui transferido por una miseria, sólo quiero tener un empleo, seguir jugando y divertirme".

Y si lo hace, pienso que quizá Jake Gyllenhall quiera comenzar a practicar cómo sentarse en cuclillas.