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UEFA marca su distancia con América

Michel Platini, presidente de la UEFA, en la presentación de logo de la Euro 2016 Getty Images

MIAMI -- Se alborotó la aristocracia del futbol europeo cuando el periódico británico The Independent publicó en su edición dominical más reciente que la Eurocopa de Naciones invitaría para la edición del 2020 a países de otros continentes, y en su mención periodística el diario dejaba entrever que Argentina, Brasil, México, Estados Unidos y Japón podrían ser los potenciales invitados a la gran fiesta del futbol en Europa.

Como en América del Sur ahora y antes en la Concacaf, fue lo primero que pensamos quienes vimos la nota y hasta algo de asombro mezclado con ironía nos generó la publicación.

Claro. Duró más la ilusión que el desmentido enfático desde las oficinas de la UEFA, que pronto se apresuró a emitir un comunicado diciendo que no tenía ningún valor la publicación inglesa y que era una falacia mayor pensar que Europa se saldría de sus límites futbolísticos para realizar sus eventos.

Desde el ángulo ortodoxo tienen razón. Cada Confederación debería, en aras de su competencia deportiva, jugar sus campeonatos con los protagonistas geográficos que están asociados en su zona, para no ser excluyente con casos como Israel o Australia, y como lo ha venido históricamente haciendo Europa desde 1960 disputando su competencia.

Lo que sucede es que de este lado del mar y por razones exclusivamente comerciales nos hemos acostumbrado en los últimos 25 años a jugar torneos continentales con "invitados especiales" que no son más que la conveniencia económica que cada uno de ellos le lleva a los organizadores y patrocinadores de los torneos.

La necesidad o la ambición nació casi simultáneamente en directivos de Conmebol y Concacaf por allá cuando despuntaba la década de los 90 y el mercado de Estados Unidos atraía múltiples etnias y nacionalidades, pero fundamentalmente una que marcaba la diferencia en volumen y esa era México.

De ese entonces eran más de 25 millones de mexicanos -hoy son 40 millones- que pagaban lo que fuera en bares y cantinas para poder ver su selección en la Copa Oro a través del Circuito Cerrado de Televisión. Fenómeno similar se vivió, por carambola, con la edición 1993 de la Copa América que se realizó en Ecuador y en donde por primera vez jugaría México como invitado.

Esa Copa América no se transmitió en televisión abierta ni en Cable en Estados Unidos, y sólo se pudo ver en los locales del Circuito Cerrado. Conclusión: superéxito económico y México se ganó un lugar que aún preserva en dicho certamen.

Futbolística y deportivamente a México le convino, mientras económicamente fue perfecto para Conmebol y para quienes desde entonces han organizado el evento.

En la Copa Oro también hubo intercambios y fueron invitados permanentes equipos como Brasil, Colombia, Ecuador y hasta Corea y Japón, hasta que un día de no hace mucho Chuck Blazer, entonces secretario de la Concacaf, descubrió que algunas cuentas no cerraban, no sé si para la Concacaf o para su interés, y decidió que no se jugaría más la Copa Oro con equipos de Sudamérica ni de otra Confederación.

América, futbolística y administrativamente, tiene una forma diferente de pensar, mientras que Europa nos demostró en las últimas 24 horas que sus fronteras de futbol definitivamente no se venden.

Ahora, la solución al problema económico es más fácil: unir las dos Confederaciones de América en una y así se gana poder político al sumar 45 votos ante la FIFA y su gran evento ahí sí que se haga con todo el Continente. Si Europa camina unido siendo 50, por qué nuestros dirigentes no pueden trabajar unidos con la misma cifra?