Martín Urruty 10y

El plan V

BUENOS AIRES -- Campeón, bicampeón, tricampeón y flamante tetracampeón, el alemán Sebastian Vettel refrendó en el Gran Premio de India su postulación a la galería de la grandeza, un apartado histórico que requiere algo más que la contundencia de los resultados. Como otros en su tiempo, Seb no cuenta con el reconocimiento masivo, acaso por la impertinencia con la que se manejó en ocasiones como este año en Malasia o por la superioridad de los modelos Red Bull que le ha tocado guiar.

El alemán tiene todos los atributos del héroe moderno en Fórmula Uno: idéntica ambición que sus colegas de otras eras, afán permanente de superación, perfecto entendimiento con un equipo al que supo volcar a su entero favor y un implacable brazo ejecutor que aprovecha cada recurso a disposición. Como ocurrió con Michael Schumacher en el comienzo de la centuria, Vettel interpreta qué hace falta para ser campeón en la era de la precisión: la planificación estratégica, la perfecta clasificación, el uso de los neumáticos y la ejecución. Con todo eso, a menudo no se requieren maniobras estrafalarias para ganar una posición y la acumulación de capacidades se pierde en la medianía. Los resultados llevan a Vettel indefectiblemente hacia la leyenda.

Si alguna incógnita envolvía al Gran Premio de India como la bruma alimentada por la polución que se expande desde Nueva Delhi era la estrategia para usar los neumáticos. Los planes, como durante buena parte de la temporada, dependían del uso que cada uno hiciera del caucho disponible. La victoria en Buddh International Circuit, el título de pilotos y la Copa de Constructores estaban enlazadas de antemano por un mismo apellido: Vettel. El campeón se aseguró anticipadamente su cuarta corona con un triunfo desbordante de estilo, del moderno estilo del Mundial, que trajo aparejada el cuarto trofeo de equipos para la marca austríaca Red Bull.

De antemano se sabía que las gomas más blandas duraban unas pocas vueltas, ni media docena, y fenecían sin más. A pesar de esto, Vettel las eligió para conseguir su 43ª pole position frente a la mayoritaria elección de clasificarse con el compuesto medio, más duro. En carrera, cumplió con su parte de conservar la punta en la partida, intentó un rápido escape y paró por primera vez tempranísimo, en el inicio del tercer giro. Aunque quedó 17º en la fila, se abrió paso con prestancia hasta arrimarse a la punta justo a tiempo para aprovechar las detenciones de quienes habían largado con caucho duro y permanecieron más tiempo en pista. Mark Webber, el compañero de los infortunios en Red Bull, había optado por ese plan. Era el único que podía evitar el triunfo de Seb.

A Webber no le alcanzó su ritmo para contrarrestar la avanzada de Vettel, y cuando completaron el ciclo de dos paradas el alemán estaba adelante del australiano. Como si no fuera suficiente desazón, el RB9 número 2 volvió a romperse. El alternador lo dejó a pie y evitó el segundo doblete consecutivo de la marca. Al tiempo que Vettel marchaba rumbo a su décima victoria en 16 carreras, Webber perdía otra ocasión para conseguir su primer triunfo en su último año en Fórmula Uno.

Lejos, muy lejos de Vettel y el RB9-Renault concebido por el genial Adrian Newey, Nico Rosberg llevó al Mercedes al podio luego de una pelea inicial con su compañero Lewis Hamilton, mientras el francés Romain Grosjean renovó su pretensión de quedar como primer piloto de Lotus para 2014 al sellar su tercer podio consecutivo -quinto de la temporada- luego de haber partido 17º por el error estratégico de su escudería en clasificación. Camino a ese logro, se topó con su compañero Kimi Räikkönen, con quien tuvo un encontronazo al tiempo que el finlandés penaba con neumáticos derruidos que lo obligaron a parar en boxes en el penúltimo giro.

Las apuestas estratégicas de Felipe Massa y Sergio Pérez dejaron dividendos. El brasileño, en sus últimas carreras con Ferrari, decidió desobedecer una vez más el consejo del equipo y optó por clasificarse con las gomas blandas. Las cambió rápido y luego de dos paradas llegó cuarto por tercera vez en el año, un resultado sólo superado por su podio en España. Checo sacó mucho más de lo que McLaren puede esperar en estos tiempos. Hábil para conservar los neumáticos como había mostrado en sus tiempos en Sauber, el mexicano estiró cuanto pudo su permanencia en pista y al final pasó en una gran maniobra a Hamilton y Räikkönen.

Sin un coche que le permitiera hacerle frente a Vettel para aunque más no fuera estirar la definición del título, Fernando Alonso sucumbió demasiado temprano. Un roce con Webber, derivado de un toque entre el australiano y Räikkönen en la curva inicial, dejó herida en la trompa a la Ferrari del español. El cambio del spoiler en una parada temprana no programada y el estancamiento posterior en el tránsito dejaron al asturiano fuera de la zona de puntos. Alonso, el rival más encarnizado que tuvo Vettel a pesar de la diferencia de medios con los que contó cada uno, pasó inadvertido en la anticipada consagración del alemán, cuando aún quedan tres fechas para el cierre de 2013.

Fuera de protocolo, envuelto en el éxtasis de una nueva coronación, Vettel dejó de lado la compostura a menudo excesiva del Campeonato Mundial, estiró su vuelta de honor y celebró haciendo trompos en plena recta principal, antes de estacionar el Red Bull en el medio de la calle para celebrar con el público indio y regalarles sus guantes a esos espectadores nuevos, que han tenido Fórmula Uno en casa recién en los últimos tres años y sólo han visto a Vettel ganador. Esa costumbre moderna aún no tiene fecha de vencimiento.

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