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CR7, mucho mejor que Zlatan

Como si súbitamente se hubiera quedado sin arte durante 80 minutos, Cristiano Ronaldo falló en casi todos sus discretos intentos por hacer la diferencia en el marcador. Un pase de tacón que equivocó el curso; cuatro bicicletas en el borde del área que sirvieron de mera decoración. Una amarilla por un pisotón que dejó al arquero sueco tendido y un gesto de frustración que hace mucho no se le veía. Incluso un fuera de lugar. Parecía que no era su noche. Pero a Cristiano Ronaldo no se le puede dar por muerto. Nunca.

Al minuto 81 de juego, el capitán de Portugal hizo lo que se esperaba de él y resolvió el problema en el que se había metido su equipo con maestría anotando el gol de la victoria. Fue de cabeza, lanzándose de plancha para llegar al pase desde la banda de Miguel. Un gol que hacía justicia al segundo tiempo del conjunto local, que había intentado por todos los medios hacer daño a Suecia.

Y de nuevo, el festejo de Ronaldo: "Yo, aquí". Un gesto liberador, pues había fallado ya en varias ocasiones. Hasta cuatro veces vio al arquero rival hacer un rechace a sus tiros, remató fuera en un par de ocasiones y la defensa cortó dos jugadas personales. Centros fallados desde la banda y pases entre líneas cortados. Parecía que no le saldría nada al portugués.

Cristiano Ronaldo, el hombre con mayor movilidad -y calidad- del cuadro portugués se pasó el encuentro entero buscando la posición cómoda para hacer daño a Suecia. Colocado la mayor parte del tiempo en punta, a veces se cambiaba con Meireles y Nani en las bandas e incluso bajaba al círculo central a ayudar con la distribución y buscar, con balones largos, a Helder Postiga.

Cristiano pasó los primeros 45 minutos sin encontrarse, mientras Suecia, como podía, robaba el balón y al pelotazo, el equipo entero buscaba a Ibra en punta. Pero el capitán tenía a Pepe adherido a sí permanentemente.

Y mientras Cristiano buscó un espacio por donde colarse y cambiaba constantemente de posición por donde quiso, Ibra no tuvo el lujo de la libertad. Se quedó aislado, fuertemente custodiado, esperando el pase largo. Poca incidencia podía tener en el juego de los visitantes, cuyas oportunidades llegaron, mayoritariamente, por parte de Larsson.

En el segundo tiempo Suecia cambió ligeramente e Ibrahimovic comenzó a moverse hacia el centro, intentando bajar a recibir. Tuvo un balón controlado en el círculo central, pero en el ímpetu, la mandó a ninguna parte. Portugal, entonces, decidió no volver a soltar el balón.

De todos modos, los balones tardaban en llegar a Cristiano Ronaldo en la posición en punta y acostumbrado a una mayor precisión en el pase, se empezaba a desesperar cuando la defensa rival cortaba la jugada antes de que llegara a él.

Decidió entonces cambiarse a la banda. Y fue, en ese movimiento, que Portugal comenzó a tener más llegada en profundidad y mejor control al contraataque.

La pelota, sin embargo, parecía no querer entrar. La frustración y ansiedad crecía en el cuadro portugués. El rostro de Ronaldo comenzaba a denotar preocupación. Pero a nueve del final llegó el instante decisivo que estaba esperando. "Yo, aquí". El de siempre, como siempre, dio vida a Portugal y una valiosa, aunque pobre, ventaja al cuadro ibérico para la vuelta.

Ibra veía escapársele el Mundial mientras, cabizbajo, abandonaba el campo tras saludar educadamente al capitán rival con un rápido apretón de manos.