WELLINGTON -- Wellington es una ciudad que tiene al deporte como, cultura. Las calles de la ciudad, su clima, incluso las horas que tiene de sol (sale a las 6 de la mañana y se, oculta cerca de las nueve de la noche), te invitan a practicarlo.
Desde las primeras horas del día y hasta muy avanzada la noche, el malecón se inunda de gente que sale a correr, andar en bicicleta, patines o simplemente a caminar para estar en forma.
Al tener mar, el surf y deportes como el remo y el kayak son muy practicados.
Sus gimnasios están abarrotados. A toda hora ves, principalmente mujeres, realizando ejercicio y este impulso al deporte también se nota en lo que cobran: 2,500 pesos, ¡Al año! Además, al estilo del Distrito Federal, hay gimnasios al aire libre.
Además hay un sinfín de ligas de rugby, cricket, futbol...
Quien no practica algún deporte, lo adora y aquí, como ya es sabido, el rugby es la máxima religión. Todos los bares de la ciudad dan resumen tras resumen de este deporte, repiten partidos de antaño, y cuando hay un partido en vivo es la locura. Le sigue en gusto el cricket, al cual también se le da un enorme seguimiento.
Detrás de todo esto, aparece lo que ellos conocen como soccer, y que en México preferimos llamar futbol. Y así como hace unas décadas, en Estados Unidos el 'soccer' era un juego medianamente seguido y tratado como segundón, sucede en Nueva Zelanda.
Parece una maldición dar el trato de soccer, al fútbol, calificarlo como tal tiene repercusiones en su nivel y también en su impacto con la gente. En EU y del otro lado del mundo se le trata como algo curioso, no como un deporte. El ir al Mundial de Brasil no preocupa demasiado, incluso muchos saben que México ganó la ida y parecieran que preferirían que el Tri fuera a la Copa del Mundo.
El partido no se promueve en las calles, no se habla de su existencia y solo se sabe del mismo por la gran cantidad de medios mexicanos que venimos a rezar a este dios llamado futbol y que muy poco tiene que ver con su juguete llamado soccer.
Si es por pasión en la gente, por el interés que tiene en cada país, México merece ir al Mundial y Nueva Zelanda quedarse a trabajar para transformar su soccer en futbol.