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Un privilegio que esperó 35 años

Connors y Borg visitaron Buenos Aires en 1978: se enfrentaron en una exhibición en Obras AP

BUENOS AIRES -- Un lujo. Lejos de Estados Unidos, Europa y Australia, los grandes centros del tenis mundial, y también de la cada vez más fuerte gira por Asia, poder tener frente a frente a los dos mejores del mundo es un privilegio. Por segunda vez en la historia, Argentina disfruta con el Nº 1 y el 2º de la actualidad, el español Rafael Nadal y el serbio Novak Djokovic, respectivamente, en este caso, jugando un partido entre sí, de exhibición, no oficial, sin puntos para el ranking, ya sea en un torneo de ATP o bien por la Copa Davis. Igual, eso de poco les importa a sus fans. Todo pasa por poder estar ahí, verlos, alentarlos, transmitirles su cariño. Lo mismo que se vivió, allá por 1978, cuando se enfrentaron el estadounidense Jimmy Connors, por entonces rey, y su escolta, el sueco Björn Borg.

Sólo con un certamen ATP de categoría 250, la escala inferior dentro del circuito mayor, es imposible convocar a las máximas estrellas. Además, Argentina no dispone de un top 2 mundial desde la época de Guillermo Vilas, quien precisamente dejó ese 2º puesto en 1978, año que terminó con Connors como líder, seguido por Borg y con "Willy" completando el podio. Por eso, no existen chances de disfrutar de un duelo de ese tipo en una Copa Davis en casa. En aquella época no pudo darse ningún duelo entre "Jimbo" y Vilas en ese legendario campeonato por equipos, ya que el primero jugó muy poco para su país y el único choque ante el conjunto albiceleste se dio en 1984, en la ciudad de Atlanta. Sus problemas con la dirigencia y con su "compañero" John McEnroe lo llevaron a tomar como prioridad su carrera individual.

Por eso, contar con los mejores en el cono sur del continente americano es casi una utopía. Que se concretó en un cuadrangular en Obras Sanitarias, en septiembre de 1978, con Connors y Borg, más el rumano Ilie Nastase y el local José Luis Clerc. Y que se repite ahora, con "Rafa" y "Nole", también en Buenos Aires y sobre cancha dura, en La Rural, en el marco de la despedida del anfitrión David Nalbandian. Así, se logra hacer realidad la ilusión de tantos seguidores, otra vez vía una acción privada. Por ahí pasan las (escasas) posibilidades de gozar con un partido único, especial, diferente. Y bienvenida sea esta, tan esperada por fanáticos que sí pueden pagar un alto precio por una entrada y por muchos otros que, lejos de poder viajar a un Grand Slam o un Masters 1000 y ver a los monstruos en persona, hacen un enorme esfuerzo para conseguir un ticket y cumplir su sueño.

Es numerosa la lista de grandes que pasaron por canchas argentinas, siendo o no el líder del ranking en ese momento. Y hubo para todos los gustos. Sin ir más lejos, a fines del año pasado, como ocurre ahora, con la temporada oficial terminada, el suizo Roger Federer (figuraba 2º) fue la gran sensación en sus exhibiciones contra Juan Martín del Potro. Ahora, otra vez en la capital argentina, y tras pasar por Chile, Djokovic también juega por primera vez en las tierras de Vilas, Clerc, Nalbandian y Del Potro, mientras que Nadal regresa tras su participación en el ATP de Buenos Aires de 2005. Distintas situaciones, pero el mismo sentimiento de orgullo y alegría para tanta gente acostumbrada a seguirlos por TV, cuando juegan en cualquier rincón del "planeta tenis".

Por eso, la situación se repite: el tándem 1-2 se ve la cara del otro lado de una red en este país de gran tradición tenística, con hechos realmente particulares y paralelos entre los protagonistas de aquella visita y la de estos días. Borg y Djokovic, siendo escoltas en su incursión por Argentina, ya habían sido antes Nº 1. El sueco y Nadal jugaron previamente partidos oficiales en estas tierras, mientras que Connors sólo llegó para exhibiciones, como ahora Djokovic. En 1978 el rey era zurdo (Connors) y su escolta diestro (Borg) y ahora se repite esa situación, con el líder (Nadal) y su inmediato perseguidor (Djokovic).

Todos con revés de dos manos, son distintos en el rectángulo de juego. El estadounidense fue siempre más extrovertido, un 'showman', a la vez muy agresivo y dueño de la mejor devolución de saque, tal cual el caso del serbio, el famoso imitador de colegas de ambos sexos, incluidos sus principales rivales. En la otra vereda, Borg y Nadal, siempre con la vincha como parte del 'look' habitual, son más serios a la hora de competir, dueños de una mayor concentración. Ellos no suelen interactuar con el público durante sus partidos, en ninguna competencia, lo que no ocurrió con Connors y tampoco se ve en Djokovic, acostumbrados a protestar más un fallo de un juez.

En 1978, Borg llegó a Argentina tras ganar ese año dos Grand Slam, los de Roland Garros y Wimbledon, igual que ahora Nadal, también dueño de Roland Garros y además del US Open en 2013. El "otro" visitante se impuso en un Major: Connors triunfó en el US Open de aquella temporada y Djokovic se coronó en el Abierto de Australia. Y el último Grand Slam jugado fue tuvo como campeón al visitante Nº 1 y zurdo, ya que "Jimbo" derrotó al sueco en la final en Nueva York, en el primer año en el cemento de Flushing Meadows, y esta vez Nadal superó a Djokovic en el mismo certamen, pero en otro estadio del mismo complejo.

Otra perlita: ambas figuras venían de enfrentarse entre sí por única vez en la final de un torneo de Maestros: Connors venció a Borg en Nueva York, en el Masters correspondiente a 1977, pero jugado en enero del '78, en tanto Djokovic se impuso a Nadal hace una semana en Londres. El tiempo pasó y el profesionalismo creció, en todo sentido. Un hecho lógico fue el incremento de los premios: por caso, en 1978, cuando se cumplía la primera década de la era abierta, el estadounidense embolsó 100.000 dólares por su victoria en ese Masters y, 35 años después, el serbio se llevó 1.923.000 por ganar las Finales ATP.

En 1978, Connors, el Nº 1, ganó 10 títulos, superando a Borg, que logró 9. En 2013, Nadal, el líder, también se adjudicó 10 torneos, mientras que Djokovic se impuso en 7. Y en aquella temporada ambos quedaron empatados en los duelos personales, con dos triunfos por lado para Connors y Borg (contando la del citado Masters) y tres para cada uno en el choque de Nadal-Djokovic en este año. Las "parejas" se invierten teniendo en cuenta el Grand Slam parisino, por ejemplo, ya que Nadal y Borg son los máximos campeones en la arcilla del Abierto de Francia, con ocho títulos para el español y seis para el sueco, mientras que Connors y Djokovic ganaron los otros tres Grand Slam y justo se les negó Roland Garros.

Otros tiempos y la misma pasión por el juego, más allá de presiones y responsabilidades lógicas. Atrás quedó la transición de las raquetas de madera a aluminio que vivieron Connors y Borg por aquellos años, frente a un presente con versiones ultramodernas y livianas, que despiden muchísimo. Los avances de la tecnología dominan por completo y el juego es más veloz y físico, con escasos referentes de un tenis clásico. Más de uno recuerda con nostalgia aquella etapa y se dio el gusto de ver al estadounidense y al sueco en Obras. Muchos otros, de nuevas generaciones, esperan por Nadal y Djokovic. Vale la pena disfrutarlos. Y que no haya que esperar otros 35 años...