Sebastián Martínez Christensen, Escritor ESPN Digital 10y

Lo bueno se hace esperar

Los equipos de la Gran Manzana no le están dando muchas razones para sonreír a los fanáticos neoyorquinos últimamente.

Más bien yo diría todo lo contrario.

Los New York Knicks y su racha de nueve derrotas consecutivas, se enfrentan a unos Brooklyn Nets que han perdido 11 de los últimos 14 en duelo de equipos decepcionantes.

"Somos el hazmerreír de la liga", sentenció Carmelo Anthony. "No me gusta esa sensación y por eso es un partido muy importante para nosotros".

Entendible y dura declaración, pero los problemas de los Knicks van mucho más allá de ganar este choque citadino.

Siempre que un equipo falla con un contrato de más de 100 millones de dólares, como lo hizo New York con Amar'e Stoudemire, el progreso se estanca por al menos un par de temporadas.

Siempre que tu estrella no se esfuerza a la hora de jugar defensa, como sucede con Anthony, no vas a ser un contendiente un título.

Siempre que se le paga tanto dinero a un jugador volátil como J.R. Smith, se está corriendo un riesgo enorme.

Siempre que careces de profundidad en la pintura, estás a una lesión de un panorama negro, como el que tiene New York desde la lesión de Tyson Chandler.
Si partimos de estas premisas, la realidad es que no sé qué está consumiendo el dueño James Dolan a la hora de declarar que "son un equipo de campeonato".

Lejos están de serlo, y no se ve aún la solución en el horizonte.

Anthony es uno de los mejores, sino el mejor, anotador en la liga, pero no es un líder por ejemplo y abusa del aislamiento a la ofensiva.

En otras palabras, es un gran jugador, pero no uno que te guía al título siendo él la principal estrella; distinta sería quizás la historia si él fuese el "Robin" de otra superestrella.

Por esa razón, quizás esta mala temporada sea una desgracia disfrazada de bendición para los Knicks.

El propio Anthony ha dicho que quiere quedarse en New York, pero a la vez probar la agencia libre.

¿En qué quedamos Carmelo?

Aunque pensándolo bien, quizás la partida de Anthony no sea la peor noticia para New York.

Es difícil intercambiarlo ahora porque eso implicaría que el alero tendría que prometerle al equipo al cual iría que se va a quedar con ellos más allá de esta campaña, y por eso no lo veo sucediendo.

Pero insisto una mala temporada de New York, traería consigo buenas noticias.
Porque la siguiente clase de draft es la más fuerte desde el 2003, y porque este equipo no puede aspirar a un campeonato ni con todos saludables.

Si Anthony se va, y a eso le sumamos que post 2014 se acabarían los contratos de Stoudemire y Chandler, los Knicks tendrían un dineral para ir en busca de otros peces gordos con los cuales sí se podría armar una fórmula ganadora.

Esa es la esperanza de los Knicks, el mañana y no el hoy.

El caso de los Nets es diferente, pero tampoco muy alentador.

Jason Kidd y su capacidad como entrenador ha estado bajo la lupa desde su contratación y hasta el momento ha quedado a deber.

El dueño Mikhail Prokhorov tenía su plan de "ganar dentro de cinco años". A este paso, le conviene agregarle un cero después del cinco a ese plan.

Para ser justos, las lesiones han matado a los Nets en este inicio de campaña.

Por momentos ha estado fuera Deron Williams, Brook Lopez, Kevin Garnett, Andrei Kirilenko, y ahora han perdido a Paul Pierce de dos a cuatro semanas.

Kidd no puede monitorear tanto los minutos de sus "veteranos", y tiene que dejar sus diferencias con Lawrence Frank a un lado.

Las dos franquicias de New York están sangrando.

Aunque el tiempo está de su lado. La división del Atlántico es la más débil de la NBA, y esto se prueba por el hecho de que los Celtics sin Rajon Rondo la están liderando.

A pesar de sus impresentables inicios de campaña, Brooklyn y New York están a dos y tres juegos del liderato divisional respectivamente.

Aunque pensándolo bien, el éxito a corto plazo no es necesariamente el mejor remedio.
Si vas a perder, pierde con estilo.

Y aunque ningún ser competitivo va a jugar a perder adrede, cualquier ser humano con visión se da cuenta que ninguno de los equipos neoyorquinos puede aspirar a un título esta temporada.

En la Gran Manzana, es éxito hoy o fracaso absoluto.

Es hora de darse cuenta que hay metas que son desmedidas, y que la esperanza está en el futuro, no en el presente.

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