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Dos en un año

Vettel fue imbatible en la parte final del año Getty Images

BUENOS AIRES -- Como pocas veces en la historia, la temporada 2013 de Fórmula Uno puede ser dividida en dos partes -el concepto de mitad no sería exacto- profundamente separadas, y con el corte justo en el receso de verano boreal. En las primeras diez carreras del año hubo cinco ganadores distintos aunque uno de ellos, Sebastian Vettel, triunfó en el 40% de las citas. En las últimas nueve fechas, desde la reanudación en Bélgica hasta el cierre en Brasil, el alemán Vettel ganó todas las carreras.

Más allá de las fechas y los números, buena parte de la división fue consecuencia del cambio de neumáticos que llevó adelante Pirelli. La marca italiana se vio obligada a dejar de lado la gama de gomas con mayor degradación -en todos sus compuestos- que había puesto a disposición de los equipos en el inicio de la temporada. Sin suficientes pruebas libres durante el año, con la presión de la categoría para que el caucho condimentara el espectáculo con rendimiento dispar entre compuestos y distinto desgaste, añadido al uso indebido que hicieron algunas escuderías (intercambiaban las traseras), se produjeron carreras cambiantes en la parte inicial del año y más previsibles en la segunda. Luego de la debacle de Silverstone con peligrosas roturas, Pirelli construyó una nueva generación de productos más parecida a la de 2012, y lo estrenó en Hungría.

Aquel Gran Premio en Hungaroring fue el único ganado por Lewis Hamilton desde su llegada a Mercedes, al cabo uno de los cinco triunfadores en 2013. En esas primeras diez competencias, su compañero Nico Rosberg había logrado un par de victorias, igual que Fernando Alonso. Kimi Räikkönen se había quedado con la apertura de la temporada en Australia y Vettel, con las otras cuatro, incluido su polémico primer éxito del año, cuando desobedeció órdenes de equipo y pasó a su compañero Mark Webber en Malasia. Los neumáticos más duros construidos por Pirelli y las mejoras aerodinámicas pergeñadas por Adrian Newey para el Red Bull RB9-Renault se entendieron rápido. El alemán Vettel sacó provecho como no lo hizo el australiano Webber, quien terminó retirándose del Mundial sin triunfos en su último año.

Siempre veloz en clasificación, un lance crucial para aprovechar en carrera las ventajas aerodinámicas del Red Bull, Vettel hilvanó primeras filas en las últimas 11 carreras del año, de las cuales ganó diez y en una fue tercero. El campeón aplicó la receta de años anteriores: rápido para tomar la punta, abrir ventaja en los giros iniciales para que los demás no pudieran aprovechar el alerón móvil una vez habilitado, y manejo del ritmo para hilvanar triunfos: nueve en fila y cuarto título consecutivo asegurado. A los 26 años y próximo a ser padre por primera vez, Vettel tiene la misma cantidad de campeonatos que Alain Prost colectó a los 38, Juan Manuel Fangio obtuvo a los 45 y Michael Schumacher, a los 32 años.

Aunque Mercedes mejoró, nunca estuvo a la altura de Red Bull. Ferrari equivocó el camino de desarrollos instalados en la F138 a partir del Gran Premio de Canadá, lo cual menguó su prestación en clasificación y terminó dependiendo del talento de Fernando Alonso para que lo remediara en carrera. Lotus, acuciado por problemas financieros que derivaron en conflictos con Räikkönen, a quien no le pagaron su contrato en todo el año, tampoco pudo seguir el ritmo del desarrollo de Red Bull, mientras que el resto cumplió rol de partenaire.

Como no ocurría desde 1980, McLaren cerró la temporada sin que sus pilotos pisaran el podio. Jenson Button y Sergio Pérez lucharon con la indocilidad del MP4/28, que fue rediseñado no bien comenzó el año pero las mejoras no resultaron suficientes. En Montreal concluyó una racha de 64 carreras consecutivas con al menos un auto en la franja puntuable. Aunque Checo sumó el 67% de los puntos anotados por su experimentado compañero, la escudería decidió prescindir del tapatío.

A los otros dos representantes de Hispanoamérica no les fue mucho mejor. El novato Esteban Gutiérrez pagó caro el limitado kilometraje en pretemporada, la falta de pruebas libres durante la temporada y que Sauber no tuviera simulador. Su rendimiento, principalmente en clasificación, fue consecuencia también de eso. Williams produjo un auto que estuvo extremadamente lejos del nivel esperado y las quejas de Pastor Maldonado se escucharon desde temprano. El FW35 apenas colectó puntos dos veces durante todo el año, en una ocasión con el venezolano y en la otra, con el novato finlandés Valtteri Bottas. El equipo de Frank quedó noveno entre 11 constructores y fue el que menos sumó: sólo superó a Marussia y Caterham, que no anotaron en todo el año. La temporada de Williams también fue histórica: de las peores de su rica historia.