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Paliza entre bombos y famosos

Ramón Cairo para ESPN.com

BUENOS AIRES -- Noche diferente, y sofocante. El recinto, con una capacidad estimada para algo más de dos mil personas, estalló de golpe en el momento en el que José Luis Bueno, el ex campeón mundial de la categoría súper mosca CMB, subió al ring, blandiendo una toalla blanca, decretando así la rendición de su pupilo, David Carmona, cuando este estaba recibiendo ya un gran castigo ante Omar Narváez.

A lo largo de más de tres horas previas, el ámbito del Villa La Ñata Sporting Club, fue como suele decirse, una pequeña caldera. El lugar pertenece a Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires y un fanático de los deportes. De hecho, su preparador físico desde hace muchos años es Carlos Martinetti, que fuera una figura de singular prestigio entre los años 60.

Así que hubo muchas presencias de diferentes ámbitos. Empezando por la esposa de Scioli, Karina Rabollini y pasando por figuras del espectáculo como la gran Nacha Guevara o del deporte, como el presidente de Boca, Daniel Angelici, o Victoria Vanucci o Fabián Von Quintiero.

De hecho, Roberto Rimoldi Fraga cantó el himno nacional argentino, antes de que comenzara la pelea central, a la que asistieron también tres campeonas mundiales como La Tigresa Acuña, Anabela Farías o Yesica Bopp, todas conducidas por el promotor de la velada, Osvaldo Rivero.

Y, mientras en algunos intervalos el grupo Danger Four ofreció sus clásicos de Los Beatles, los bombos –esa desagradable costumbre instalada ahora en el boxeo- se convirtieron en una pesadilla.

Si tocamos todos estos temas es porque la pelea de Omar Narváez no da para un comentario demasiado extenso: fue un "concierto de Narváez", quien lució más concentrado y decisivo ante un boxeador que, como el mexicano David Carmona, nada pudo hacer ante su talento. Narváez, a los 38, está más sólido que nunca, producto de su gran contracción al trabajo. También es cierto que, con rivales sin experiencia, es capaz de lucirse todavía más. Recordar que Narváez suma ahora 41 victorias con 22 antes del límite, una derrota (frente a Nonito Donaire, por puntos) y 2 empates.

A su vez, el mexicano David Carmona suma ahora 16 peleas ganadas, con 8 KO y 2 derrotas y 4 empates. "Anda por los 22 años, así que cuando él nació, yo ya estaba boxeando", dijo Narváez. "Y esa diferencia se nota mucho en el ring".

El mexicano –campeón mundial juvenil de la OMB- cometió el error de trabajar en la larga distancia, extendiendo exageradamente su izquierda, lo que le permitió a Narváez, de guardia zurda, ubicarse en el terreno de la contraofensiva. Más bajo que su rival, El Huracán –quien defendía por novena vez su corona mundial- prácticamente necesitó de un round para ajustar su trabajo: a partir de allí, todo el ring fue suyo...

Apenas un rato antes, en el semifondo, esa insalubre costumbre de los bombos, ensució, de alguna manera, la definición de la pelea en la que Víctor Emilio Ramírez, el ex campeón mundial crucero OMB, volvió al ring luego de una ausencia de cuatro años. Ramírez, quien ahora suma 16 ganadas con 13 KO y 2 derrotas, iba dominando la pelea en el primer asalto, hasta que con una izquierda corta al mentón derribó a su rival.

El sudafricano Thabiso Mogale, radicado en Brasil y con una marca ahora de 14-14-2 con 9 KO, se levantó y siguió ofreciendo lucha. Sin embargo, cuando tocó la campana –que nadie prácticamente oyó por los bombos- el referí Antonio Zaragoza decidió detener el combate: KOT 1. Merecía seguir peleando el visitante (de hecho, se terminaba el primer asalto) y ello le restó brillo a la victoria de Ramírez.

"Lo único que te pido es una revancha", le pidió Thabiso en una mezcla de inglés y portugués al argentino. "Te la doy cuando quieras", le dijo Ramírez, quien lucía feliz por la actuación, pero no por la decisión del réferi. "Fuiste muy valiente y no merecías perder así". Es bueno aclarar que Ramírez es un boxeador descubierto por Scioli, quien fue el que lo bautizó "El Tyson del Abasto" y que estuvo todo el tiempo alentando desde la tribuna, justamente entre los bombos, como un aficionado más. Se supone que, en poco tiempo, tendrá una oportunidad mundial teniendo en cuenta sus antecedentes...

Volvamos a Narváez. El técnico del mexicano (José Luis Bueno) se cansó de dar instrucciones, pero ante un rival como Narváez, es difícil tener un plan de pelea que se pueda llevar a cabo. Especialmente si, como ya apuntamos, se lo deja pensar al campeón, quien en el cuarto asalto conectó un gancho de izquierda al cuerpo de corto recorrido. La mano se concretó también en un gesto de dolor del rival, quien, con la boca abierta, pareció haber acusado mucho el impacto.

Narváez comprendió de inmediato que por allí pasaba una clave de la pelea: "Noté que le dolió mucho esa mano al cuerpo y comencé a trabajar en la zona" explicó luego. Además, martirizó a Carmona con la derecha extendida en directo, que penetraba por entre la guardia de su rival. Desde el segundo asalto con una hemorragia nasal, el desafiante comenzó a estar en problemas.

Alternando el trabajo al cuerpo con la cabeza, fue demoliendo Narváez. Ya para el quinto lucía Carmona con la boca abierta. Y había en su actitud gestual, indicios de que estaba comenzando a sufrir el combate. Narváez –guardia bien cerrada y ojos vigilantes- se dio cuenta de que estaba quebrando a su rival. "Fue por eso que le puse más presión, porque sabía que no iba a aguantar". Y así fue porque en el sexto, con un impecable gancho al cuerpo, derribó a Carmona. Se levantó el mexicano como pudo, ante la cuenta del referí argentino Mario González, de impecable desempeño.

Era el final...porque en el séptimo asalto, trató de salir tirando golpes Carmona, buscando quizás una mano afortunada, pero fue inútil. Narváez comenzó a trabajar casi a voluntad, y cuando todo ya era para el argentino, el rincón de apiado de él, decretando el abandono. "Carmona estaba en situación difícil, pero no había manera de detenerla, porque devolvía los golpes, y en los reglamentos internacionales, la única manera de contarle a un boxeador es cuando cae plenamente- decía el referí- ya que no existe el conteo de parado. La esquina estuvo muy bien".

"Hicieron lo justo, no tenía sentido continuar –expreso Narváez-. Ahora solamente quiero irme a Trelew y a descansar con mi familia, y felicitar a mis colegas y todas las chicas campeonas, porque mantienen el boxeo argentino en lo alto. Que Maidana haya ganado el Olimpia de Oro es un orgullo para todos los boxeadores", dijo.

Y así terminó la noche, con un Narváez nuevamente ganador en una gran demostración de boxeo. Por suerte, también los bombos dejaron de sonar.