Jeffri Chadiha 10y

Jim Harbaugh hacia la inmortalidad

SANTA CLARA--El entrenador en jefe de los San Francisco 49ers, Jim Harbaugh, ha sido tan exitoso que es momento de comenzar a poner su breve carrera en perspectiva.

Es el primer entrenador en jefe en la historia de la NFL en llevar a su equipo tres veces consecutivas al Juego por el Campeonato de una conferencia en sus primeras tres temporadas. Puso a Stanford en un camino de dominio que no se había visto en la escuela desde que Pop Warner dirigía el programa.

Tan sólo hay que recordar los tres años de Harbaugh en la Universidad de San Diego --donde ganó 22 de sus 24 partidos-- y se darán una idea. Estamos viendo a un hombre en su camino a ser el entrenador en jefe más grande de su generación.

La encendida carrera de Harbaugh como entrenador ha sido más sorprendente debido a que nadie se imaginó que sería tan bueno en poco tiempo. Si puede guiar a los 49ers a la victoria sobre los Seattle Seahawks el domingo en el Juego por el Campeonato de la NFC, todo lo que se habla de él se intensificará.

San Francisco se quedó a un pase incompleto de Colin Kaepernick de derrotar al hermano de Harbaugh, John, y los Baltimore Ravens en el Super Bowl del año pasado. Una victoria ahora dejaría a mucha gente preguntándose si es posible que Jim Harbaugh fracase en esta profesión.

En realidad es casi imposible encontrar a otro entrenador en la historia reciente que se compare a Harbaugh, al menos cuando se considera el lugar en el que dirige y los resultados que ha conseguido.

Bill Walsh ganó en Stanford--una escuela con dificultades para reclutar debido a los problemas para encontrar jóvenes que cumplan con sus altos estándares académicos-- sin embargo nunca llevó a su equipo a las alturas que alcanzó Harbaugh con el programa. Walsh también sólo ganó ocho partidos durante sus primeros dos años con los 49ers antes de ganar el primero de sus tres anillos de Super Bowl tras la temporada de 1981. Después terminó 3-6 en 1982, en una temporada recortada debido a la huelga.

Bill Belichick sufrió con los Cleveland Browns antes de ganar tres Super Bowls con los New England Patriots. Bill Parcells terminó 3-8 como entrenador en jefe de Air Force en 1978 y no llegó a una final de conferencia en la NFL hasta su cuarta temporada en la liga. Chuck Noll tuvo tres temporadas perdedoras de manera consecutiva en Pittsburgh antes de que los Steelers se convirtieran en una dinastía, mientras que Tom Landry no tuvo un récord ganador hasta su séptima campaña con los Dallas Cowboys.

Hay otros entrenadores cuyas carreras comenzaron mucho más rápido --incluyendo a Vince Lombardi, Don Shula y Joe Gibbs-- pero la lista no es muy larga.

A pesar del impresionante trabajo que ha realizado Harbaugh en sus tres años en San Francisco, la gente puede decir que llegó a un equipo lleno de talento, pero Mike Singletary y Mike Nolan, sus predecesores con la franquicia, no pudieron aprovechar ese potencial.

Harbaugh, por otra parte, terminó 13-3 en su primera temporada y llevó a su equipo al Juego por el Campeonato de la NFC. También heredó a un mariscal de campo falto de confianza llamado Alex Smith y lo convirtió en un líder que podía ganar partidos aprovechando sus fortalezas.

Por si eso no fuera suficiente, Harbaugh regresó en su segundo año y sobrevivió a lo que pudo haber sido una controversia de mariscal de campo que pudo haber debilitado al equipo. Cuando dio la titularidad a Kaepernick a mitad de la temporada pasada --y envió a la banca a Smith, quien era líder de la liga en pases antes de ser marginado por una conmoción cerebral-- mucha gente se preguntó si Harbaugh estaba cometiendo un grave error. Esas dudas se desvanecieron tan pronto como Kaepernick se convirtió en una estrella. Las dudas eran un recuerdo lejano en el momento en el que los 49ers se enfrentaron a Baltimore en el Super Bowl.

No debería haber ninguna sorpresa en que Harbaugh tenga a su equipo a punto de llegar al Super Bowl una vez más. Tiene una manera de mantener a su equipo enfocado a pesar de los retos que enfrentan, lo que podría ser su mayor talento.

Con todo el drama que los 49ers han sufrido este año --desde las lesiones del receptor abierto Michael Crabtree y el esquinero Chris Culliver hasta la rehabilitación del apoyador externo de Pro Bowl, Aldon Smith-- San Francisco no ha sufrido bajo la presión. Si acaso, los 49ers se han vuelto más fuertes con cada revés que han enfrentado en los últimos cinco meses.

Lo que hace a Harbaugh especial es que sabe cómo utilizar la naturaleza de no ser favorito mejor que nadie en el negocio. Es casi como su segunda naturaleza. Cuanto más están en su contra las probabilidades, más le gusta hacer su trabajo bajo esas circunstancias. Así es como averigua con qué está trabajando en su plantilla. También es la manera en la que sus equipos se enteran con qué están lidiando.

Cuando Harbaugh fue a la Universidad de San Diego, incluso el propietario de los Oakland Raiders, Al Davis, trató de convencerlo de no aceptar un trabajo de bajo nivel. Harbaugh había pasado dos años como entrenador de mariscales en Oakland antes de decidir que era el momento indicado de hacerse cargo de San Diego en el 2004.

Cuando Davis advirtió a Harbaugh que era dar un paso hacia atrás hacerse cargo de un programa que estaba en la División I-AA en ese momento--en especial cuando Harbaugh se había hecho un nombre como mariscal de campo de NFL durante 14 temporadas-- Harbaugh le recordó a Davis que él había tomado un gran riesgo al aceptar un trabajo como entrenador colegial al inicio de su carrera. Davis le respondió a Harbaugh que ese gran "riesgo" era convertirse en asistente de USC, no entrenador en jefe de San Diego.

Lo que Davis no podía ver entonces fue lo mismo que atrae a los jugadores a Harbaugh incluso ahora --su falta de temor cuando se trata de enfrentar un reto. Harbaugh aceptó el cargo y ganó siete juegos en su primera temporada. Los Toreros siguieron esa campaña con temporadas consecutivas de 11 triunfos y ganando dos títulos de la Pioneer League. Mientras tanto, Harbaugh se ganaba una reputación de hacer lo que fuera necesario para motivar a sus jugadores, incluso si eso significaba correr en colinas empinadas durante el acondicionamiento de temporada baja para inspirarlos.

Harbaugh tuvo la misma actitud en Stanford. El programa había disfrutado de ocho temporadas ganadoras en los 28 años previos a su llegada en el 2007. Cuatro años más tarde, el Cardinal terminó 12-1, clasificado en el cuarto lugar de la nación y en camino a convertirse en una potencia nacional. El actual entrenador en jefe David Shaw merece mucho crédito por lo que Stanford ha hecho recientemente, pero fue Harbaugh quien sentó las bases que define al programa hoy en día.

Es difícil imaginar ahora la forma que pudo haber tomado la carrera de Harbaugh años atrás. Muchos creían que podía haber tomado el puesto en Kansas cuando la universidad despidió a Mark Mangino en el 2009, pero no aceptó dirigir un programa que ha ganado nueve partidos desde entonces. Los instintos de Harbaugh demostraron ser confiables mientras guiaba a Stanford al Orange Bowl durante la temporada del 2009 y después cuando se dirigió a los 49ers.

El mayor fracaso en la carrera de Harbaugh en la NFL hasta ahora fue la derrota en el Super Bowl ante su hermano. Mientras los Ravens salían victoriosos, Harbaugh se quejaba de un castigo por sujetar que quería que se marcara en un pase que Kaepernick intentó para Crabtree.

Fue un momento agridulce para Harbaugh, ya que su objetivo de ganar un campeonato murió en la misma noche que su hermano mayor cumplía ese mismo sueño. Pero a juzgar por lo que hemos visto hasta ahora, no será la última vez que Harbaugh tenga la oportunidad de sumar otro logro a su legado.

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