<
>

Joe Schmidt: winner's choice

Getty

BUENOS AIRES--Hizo su camino con el éxito como aliado en cada club donde estuvo presente. Joe Schmidt no le tiene temor a los desafíos y cada vez suma mayores responsabilidades en su carrera como entrenador. Nacido en Nueva Zelanda, se dedicó a jugar al rugby en su país e Irlanda en los años 90's.

Corría abril del 2013 y la pobre actuación de Irlanda en el Seis Naciones, en el que apenas pudo obtener un empate ante Francia, dejó a Declan Kidney afuera de la selección verde. Había que buscar un reemplazante y todos los cañones apuntaron a Schmidt, entrenador de un Leinster más que protagonista.

En los dos años que llevaba al frente del equipo irlandés, Schmidt había ganado dos Copas de Europa (2010-2011 y 2011-2012) y llegado a la final en igual cantidad de Magner Leagues, sin embargo se consagró campeón antes de retirarse en la temporada 2012-2013. También lograría la Challege Cup. Demasiado para tan poco tiempo al frente del conjunto azul.

"Ante Nueva Zelanda estuvimos a un minuto de hacer historia"

Retrocediendo aún más en el tiempo, con la llegada del siglo XXI, Schmidt comenzó a forjar su carrera como director en New Zealand Schools. En el 2003 tuvo su primer responsabilidad al tomar las riendas de Bay of Plenty. Su buena labor lo llevó a ganar la Ranfurly Shield y le permitió firmar con Auckland Blues -como asistente de entrenador- donde en su último año llegó hasta las semifinales del Super Rugby.

Del 2007 al 2010 acompañó a Vern Cotter, con quien había trabajado en Auckland, a dirigir a Clermont como entrenador de backs. El submarino amarillo quedó en la puerta de la gloria al perder dos finales seguidas, pero en el 2010 se dio el gusto de salir campeón.

Lo que vino después es historia reciente. Leinster, títulos y la llegada a la selección. Lleva dirigidos varios partidos y ya dejó en claro que no va a ser fácil vencer a Irlanda. Arrancó con un apabullante 40-9 ante Samoa, cayó 32-15 ante Australia y jugó un partido memorable ante Nueva Zelanda al perder 24-22 con una conversión de Aaron Cruden en la última jugada. En dicho partido los verdes habían logrado doblegar a los All Blacks y estuvieron al borde de su primer triunfo contra los hombres de negro.