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Super Bowl X: Nace un clásico

Lynn Swann se recuperó de una conmoción para acabar con la defensiva de los Cowboys. AP

MÉXICO -- El 18 de enero de 1976, el Super Bowl regresaba a Miami para su décima edición, para convertirse en el escenario de la rivalidad más mediática en la liga a nivel de súper domingo. Fue la primera de tres instancias en que chocaban en el partido grande los Pittsburgh Steelers y Dallas Cowboys.

Los Steelers llegaron como campeones defensores, impulsados por una defensiva de época --"The Steel Curtain"--, mientras que los Cowboys llegaron de la mano del mariscal de campo Roger Staubach como el primer equipo comodín en la historia en alcanzar el juego final. Para llegar a esa instancia, Dallas derrotó a los Minnesota Vikings con un pase de "Ave María" de Staubach a Drew Pearson de 50 yardas en la Ronda Divisional, con menos de un minuto por jugar.

Dicen que las defensivas ganan campeonatos, y este partido sirvió para reforzar esa teoría. Los Steelers capturaron a Staubach en siete ocasiones --aunque entonces no era una estadística oficial--, y le robaron tres pases. El mariscal de campo de los Steelers, Terry Bradshaw, apenas pudo completar nueve de 19 intentos de pase, para 209 yardas, con dos anotaciones, incluyendo la de la diferencia en el marcador, una conexión de 64 yardas para Lynn Swann con poco más de 3 minutos por jugar que culminó un cuarto periodo de 14 puntos para Pittsburgh (un safety en patada de despeje bloqueada, dos goles de campo, y el touchdown de Swann, del cual se falló el punto extra). Bradshaw nunca vio cómo Swann atrapaba el balón, siendo golpeado al instante de soltarlo por la carga del profundo Cliff Harris y el apoyador D.D. Lewis.

Los Cowboys tuvieron una oportunidad final para llevarse el encuentro. Abajo por 21-17, Staubach lanzó un pase desde la yarda 38 de los Steelers hacia la zona prometida en busca de Pearson, con la esperanza de repetir el milagro que les dio la victoria ante los Vikings. Esta vez, el profundo Glen Edwards interceptó el envío y le puso moño final al primer bicampeonato de Pittsburgh en la era de los Super Bowls.

Swann fue elegido como el Jugador Más Valioso, hazaña notable dado que muchos supusieron que el receptor abierto no podría jugar. Dos semanas antes, en el Juego por el título de la AFC, Swann había sufrido una conmoción grave que le hizo pasar dos días en el hospital. A lo sumo, algunos observadores pensaron que Swann vestiría para servir como señuelo en el ataque de Pittsburgh. Swann finalizó el encuentro con cuatro recepciones para 164 yardas y el touchdown de la diferencia.

Nuevamente, el emparrillado estuvo repleto de futuros jugadores del Salón de la Fama, comenzando por los entrenadores en jefe: Chuck Noll por Pittsburgh y Tom Landry por Dallas. Entre los jugadores que más tarde terminarían en Canton, estaban Mel Blount, Bradshaw, Joe Greene, Jack Ham, Franco Harris, Jack Lambert, John Stallworth, Swann y Mike Webster por el lado de los Steelers, y Mel Renfro, Staubach, Randy White y Rayfield Wright por el lado de los Cowboys.

De acuerdo a recuentos de la época, el Super Bowl X fue el mejor, el más emocionante, de todas las ediciones jugadas hasta ese instante. Cowboys y Steelers chocarían tres años más tarde en el escenario grande, en el mismo escenario del Orange Bowl, para engrandecer a una de las rivalidades históricas más notables entre los que sin duda eran los equipos más populares de la época. Sin embargo, esa semblanza queda para otro momento.