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Berlocq, tras caer ante Haase: "Me superó. Jugó mejor al tenis"

Carlos Berlocq cayó ante Robin Haase en la segunda ronda Getty Images

BUENOS AIRES -- Jueves 6 de febrero. Primer golpe en el ATP de Buenos Aires: la baja de Rafael Nadal. Miércoles 12 de febrero. Segundo cimbronazo: cuatro derrotas locales y sin jugadores argentinos en los cuartos de final por primera vez en sus 17 ediciones, separadas en dos ciclos: 2001-2014 y 1993-1995. Las épocas doradas, en el pasado. Ni siquiera Carlos Berlocq, acostumbrado a cosechar grandes resultados y hazañas en su país por Copa Davis, pudo escaparle a la sequía.

"Son números, nada más", remarcó Carlos Berlocq, el último argentino en ser eliminado en la segunda rueda. Este mismo jueves se fueron Leonardo Mayer, Guido Pella y Horacio Zeballos. Y antes habían caído Máximo González, Martín Alund, Federico Delbonis, Facundo Arguello y Juan Mónaco. Justamente el ex Top 10 fue el único en ser derrotado por un jugador de peor ranking, lo que lo llevó a una particular declaración a ESPNtenis.com.

Es cierto, son números. Pero marcan una realidad. Sin Juan Martín del Potro, presente esta semana en Rotterdam, las aspiraciones argentinas quedaron reducidas al mínimo y a la espera de una sorpresiva semana, como la que vivió Delbonis en 2013, siendo el único local entre los ocho mejores, o la que atravesó Mayer en Viña del Mar la semana pasada.

"Tengo alquilado al N°2. Quizá podría haber avanzando más", explicaba al respecto el correntino tras caer ante el italiano Fabio Fognini, segundo preclasificado, haciendo alusión a que en Chile tuvo que vencer a Tommy Robredo (2° favorito) en su camino a la final y en el Abierto de Australia cayó ante Novak Djokovic (2° cabeza de serie). En los tres casos, en la segunda rueda.

El dubitativo andar de los argentinos, como consecuencia, se trasladó al público. Sin favoritos locales, y la sensible ausencia de Nadal a último momento, la cancha principal quedó grande. Muy grande. Una enorme cantidad de asientos libres, incluida la desértica tubular construida para la frustrada llegada del número uno del mundo, como hacía muchos años no se veía en el Buenos Aires Lawn Tenis Club.

Ni siquiera motivó la presencia de Gabriela Sabatini como invitada, junto a Gisela Dulko, Mercedes Paz y Paula Ormaechea. Buena iniciativa, pero no pasó de eso. Antes del final del primer set del choque entre Berlocq y Haase, una de las homenajeadas ya se había ido. Para el tercero, el palco, al tono de la tubular, ya lucía vacío.

"Molestias tengo todos los partidos. A veces los controlás mejor", comentó Berlocq tras la consulta de ESPNtenis.com en la zona mixta. "No es un motivo de la derrota", señaló en alusión al pedido de asistencia médica en el 1-4 del tercer set. "Él me superó. Jugó mejor al tenis. Por eso perdí", sintetizó.

"Faltaron algunos detalles, como adaptarme más rápido a la superficie. No es lo mismo jugar de noche. No es fácil estar en la cancha central con este viento y con la pelota que se pierde", siguió el argentino. "Pero no es excusa porque los dos teníamos las mismas condiciones. El que se adapta mejor, gana".

Berlocq ahora frenará su marcha por un mes y se mantendrá en Buenos Aires. ¿Motivo? Espera ser padre por estos días. Por esa razón no participará en Río de Janeiro, San Pablo ni Indian Wells. Su vuelta, prevista para el Masters 1000 de Miami. "La cabeza siempre piensa, cosas buenas y cosas malas. En este torneo no me afectó estar tan cerca de la fecha del parto. Competí bien en cada punto. Hice lo mejor que pude", reflexionó.

El que no frenará, obviamente, será este torneo de Buenos Aires que para colmo tampoco es ayudado por la suerte. Las fuertes lluvias del martes, el día de mejor pre-venta de las rondas iniciales -iba a ser la jornada del debut de Nadal-, llevaron a la reprogramación de partidos y a la postergación del homenaje a David Nalbandian por su trayectoria. Así y todo, gracias a la llegada sobre la hora de David Ferrer, fue el día de mejor convocatoria hasta el momento, a la espera del fin de semana.

Ya con escasas luces adentro y con mucho movimiento afuera por el particular ida y vuelta de los curiosos por la zona roja de los Bosques de Palermo, como cada día, Martín Jaite, director del certamen, es el último de la organización en irse del predio. Pedaleando en su bicicleta blanca, tras un cordial saludo, sale por la puerta principal y se aleja a buen ritmo hasta desaparecer en la noche, tal como se fueron esfumando una a una las ilusiones del público de ver a Nadal por los puntos y las ganas de cautivarse con éxitos argentinos. Un certamen para olvidar. O para tener bien presente.