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El ruido del futbol

MIAMI.-
La liga española mantiene su lugar competitivo, se sigue considerando como la segunda liga del planeta. Ahora de dos, pasaron a ser tres los protagonistas con la sana intrusión del Atlético en medio del poder económico y deportivo del Madrid y del Barcelona.

Real Madrid sigue exhibiendo su poder de ataque y el equilibrio de sus líneas con pocos goles encajados y con un medio campo en donde Modric cada día gana más protagonismo haciendo olvidar al rocoso por pasajes Khedira.

Desde la vereda del Barça, los azulgrana se mantienen a pesar de la llegada de Martino y su cambio de libreto que sólo rescató para la visita en Manchester al City en la ida de los octavos de la Champions. Barça suma aunque Messi aparece a cuenta gotas y su aporte –en algunos partidos -deja dudas sobre el mal llamado "compromiso" en año de Mundial.

Pero a pesar de ser ahora una liga de tres, la española hoy es una liga triste, sin música, sin ruidos, sin nada de qué hablar más allá de la cotidianidad de unos resultados que deben por lógica formal ser previsibles. Nada nuevo y hasta el Madrid pasó a ser un equipo monástico, que con esa actitud pretende recuperar el respeto que dice haber perdido con la administración anterior.

Y por ello es que hacen falta en la liga ilustres apellidos que en un pasado muy reciente le dieron color al futbol de España.

Se fueron Guardiola y Mourinho y la liga pasó a ser triste, predecible y normal. Las ruedas de prensa son un catálogo repetido de respuestas fabricadas en las que Ancelotti mezcla los idiomas con la táctica y en las que Martino sólo parece, hasta ahora, salir a defenderse ante las repetidas preguntas sobre el porqué no juega como el Barcelona adorado por el planeta que dirigía Guardiola.

Simeone ahora parece ser el más atrevido desde la humildad de su plantilla con la que logra notables resultados. Pero él, es el único que parece decir cosas jugosas que permitan o el debate o la reflexión.

La liga, sin el duelo verbal de Mourinho con las intelectuales respuestas de Guardiola, no es la misma. Ni siquiera son lo mismo el Madrid y el Barcelona, que se permiten ahora el lujo de que un tercero de la clase media tenga voz y voto en el tablero de las estrellas.

Que días aquellos del "¿Por qué, por qué, por qué?" de Mourinho o "el Puto Jefe" que sobre el portugués pronunció Guardiola para prender la mecha de los clásicos.

Al mundo de hoy lo regenta lo mediático, lo gobiernan las redes sociales, impera la nueva tecnología y la escritura con los índices fue suplantada por la velocidad en el teclado de los jóvenes pulgares que extrañan la controversia agresiva e inteligente de dos técnicos que desde sus convicciones paralizaron y polarizaron al mundo.

Eso era ruido, era música para los medios, para los aficionados, para los equipos, para los rivales, para el negocio más rentable de la tierra hoy: el futbol.

Nos quejábamos de Mourinho por su agresividad y sólo ahora muchos entendemos el personaje que el portugués siempre ha montado para distraer a todos y vender su mundo.

Ahora desde su balcón del Chelsea le da alegría y ruido a la Premier como si allá se necesitara... Los millones de Medio Oriente y de Estados Unidos manejan el futbol de Inglaterra, pero Mourinho es consciente que no sólo el dinero maneja este deporte. Se requiere audacia para declarar y fundamentalmente para elegir rivales o potenciales víctimas.

Guardiola sigue siendo más prudente, pero su discurso cambió de idioma y ahora dicta clases de futbol en la escuela del Bayern, a tal punto que los más reconocidos referentes ya lo miran con ojo de Gurú y casi de extraterrestre. Él no hace ruido verbal, pero es que allí nadie le rezonga, y quizá, él sea quien en el fondo más extrañe a Mourinho.

Con los dos más importantes técnicos del mundo fuera de España, la liga de las estrellas ganó paz, pero perdió ruido. Y el ruido es clave en el futbol moderno.