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Los masajistas, historias ocultas del fútbol

Ruggeri y Galíndez, un masajista mítico Fotobaires.com

BUENOS AIRES -- No invento, queridos lectores. Soy una persona sin imaginación. Esta vez voy a hablar de los grandes aguateros que escribieron una historia oculta dentro de la historia de los mundiales. El aguatero, la persona que alcanza las botellitas de agua a los jugadores existe, está presente a todo momento y por lo general forma parte del cuerpo técnico.

El oficio de aguatero siempre relegado a un cuarto plano es una actividad condenada al olvido. Sin embargo, más de una vez, la tarea del aguatero es clave para que los equipos salgan hasta subcampeones del mundo.

El más grande aguatero, masajista y confidente desconocido para la farándula del fútbol, famosísimo entre pocos (es casi un mito) pero importantísimo en la historia del fútbol, fue Torcuato Cuadrado Miranda Do Santos, aguatero de la selección de Brasil de los años 70. Aunque es cierto que no llegó a formar parte del cuerpo técnico del impresionante equipo brasileño comandado por Pelé y Garrinchaque ganó la Copa, estuvo armando todo antes y dejó su huella. ¿Fue el mejor equipo de la historia? Sí.

Torcuato Cuadrado, le enseñó mucho a Pelé, le alcanzó agua durante 15 años y sabía perfectamente bien la cantidad de agua que necesitaba el frágil cuerpo del genio brasileño. Sabía que los monstruos brasileños no eran fuertes mentalmente, salvo uno de los centrales. Volcó a la fe a muchos integrantes de aquel equipo y fue el primer hombre en instalar en la mentalidad de los jugadores el aspecto de fortalecimiento espiritual.

Son famosas, entre pocos, las charlas de poesía china, tango, fragmentos de Truman Capote, Faulkner y arte popular indígena que Don Torcuato le brindaba a los jugadores dos veces por semana. Esto nadie lo sabe. Torcuato decía que el agua no era lo más importante. Si no la formación intelectual de los monstruos. Instaló una frase genial: "De qué nos sirve un genio que ignora al mundo".

Phillip Trounsand, fue otro aguatero clave. Prácticamente armó aquella selección gloriosa de Amoros y compañía del Mundial 1986-1990. Nunca se le hizo una entrevista en vida, a este ignoto aguatero y luego masajista de aquel glorioso equipo. Philip era un "negrista y caribeñista", profesor de la Universidad de Berkeley que escribía grandes libros de ensayos y sostenía que Nueva York también era el Caribe. Una idea que e instaló mucho en la cultura caribeña veinte años después.

Dicen que Bielsa tenía un aguatero misterioso, politólogo que sostenía que Argentina solo podía ganarle a equipos de su misma condición histórica y social. Argentina jamás podría ganarle a Suecia, según su teoría, ni a Inglaterra, porque son países socialmente más industrializados. Le brindaba grandes informes de economía, política y avances tecnológicos que Don Marcelo interpretaba con admiración. Tenía razón, Suecia nos eliminó en 2002.

Camerún de los años noventa tenía un aguatero shamánico, que practicaba el vudú y era especialista en religiones mágicas y fenómenos paranormales. Todavía se recuerda en Camerún a este aguatero que casi ganó las elecciones presidenciales en 1995.

¿Por qué los equipos esconden en sus aguateros? ¿Por qué sabemos tan poco de ellos?

Entre nosotros, el más famoso fue Galíndez, extrovertido masajista y doctorado de aguatero el día que le alcanzó agua a Branco, rudo lateral de aquel Brasil grandioso del Mundial de Italia 90.

A llaves cerradas, dicen que Galíndez estaba influido por Carlos Salvador Bilardo que un vaso de agua dejaba librado al azar. Bilardo, nuestro aguatero más grande y genial de la historia deportiva y social de Argentina.