Gonzalo Aguirregomezcorta 10y

El Oeste, más exigente que nunca

LOS ÁNGELES -- El listón vuelve a estar muy alto en la Conferencia Oeste de la NBA. Clasificar para la postemporada se vende caro, más que en el Este, y la regularidad de varias franquicias acostumbradas a estar en la cúspide se combina con el resurgir competitivo de otras y el inevitable hundimiento de equipos muy poco acostumbrados a morder el polvo.

Las diferencias son menores en la clase privilegiada del Oeste (los ocho primeros) con respecto a la del Este. En el primer caso hay una diferencia de 10 partidos desde el último puesto de playoffs hasta el primero, mientras que en el Este, la diferencia es de 13 partidos entre el primer clasificado y el tercero, y de 20 entre el octavo y lo líderes. El equilibrio brilla por su presencia en el Oeste.

Pero pongamos nombres y apellidos. Oklahoma City Thunder y San Antonio Spurs se mantienen como los equipos más fuertes y vuelven a ser los candidatos para disputar la final de la Conferencia.

Las oportunidades para que el plantel texano gane otro anillo de la mano de Tim Duncan (cuatro campeonatos en 1999, 2003, 2005 y 2007), Tony Parker y Manu Ginóbili (ambos acumulan tres campeonatos en 2003, 2005 y 2007) cada vez son menores. Ginóbili (36 años de edad) y Duncan (37 años) apuran sus últimos años en la élite y prima el deseo de destronar en una hipotética final a Miami Heat (y de paso, vengar las Finales de la temporada pasada).

Los Spurs mantienen el tipo en la segunda plaza y no pierden de vista a Oklahoma, donde también son conscientes de que hay potencial para disputarle la miel a Miami.

Ambos planteles van a por todas, aunque sus ansias tienen un origen diferente. En San Antonio saben que se les pasa el arroz y buscan protagonismo guiados por la calma reflexiva de Gregg Popovich, que conoce la fórmula para lograr el campeonato (acumula cuatro) y está más que contrastado para impartirla a sus pupilos. Mientras tanto, en el Thunder tienen las prisas del joven que quiere, tiene potencial, pero todavía no pudo. Una cuestión de tiempo o una mala fortuna por convivir con rivales de envergadura, defínanlo como quieran.

De la mano de Kevin Durant y Russell Westbrook, Oklahoma quiere dejar atrás la mala suerte de las lesiones que les impidió llegar a la final de Conferencia la temporada pasada al tiempo en que también optan por hacer borrón y cuenta nueva tras caer en las Finales de 2012 ante Miami (después de derrotar a San Antonio). Y es que la realidad dice que a pesar de contar con uno de los mejores planteles de la liga, el Thunder todavía no ha podido lograr el anillo. En su caso la urgencia llega por las ganas de demostrar que hay potencial para llegar a lo más alto, pero como sucede en los Oscars, a veces la fortuna es capaz de dejar sin premio a proyectos que merecen estar en la cúspide, simplemente porque son coetáneos con otros proyectos brillantes. Véase el Heat.

Pero el complejo del Thunder va más allá. A modo individual, a Durant se le atraviesa el MVP porque le ha tocado compartir época con un tal LeBron James, que como se vio esta semana es capaz de convertirse en el gurú anotador de la liga tras alcanzar el récord de 61 puntos en un partido, casi el 50 por ciento de las anotaciones que alcanzó su equipo ante Charlotte Bocats el lunes. Casi nada.

FORMACIONES PROMETEDORAS

A esta batalla por conquistar el Oeste entre los dos equipos más fuertes sobre el papel (ya se sabe que de la teoría a la práctica hay un trecho), se apuntan otras formaciones con la historia en contra, pero con un presente y futuro próximo más que prometedores que están dispuestos a darles más de un dolor de cabeza a Spurs y Thunder.

La ascensión de equipos como Portand Trail Blazers, Los Angeles Clippers (los cuartos por antonomasia en los últimos años) o Houston Rockets obligan a formular la eterna pregunta: ¿Acaso no son merecedores de un campeonato jugadores como Blake Griffin, Chris Paul, LaMarcus Aldrige o James Harden? Sí, pero que nadie se extrañe si éste no llega, ya que no sería la primera vez (ni la última) que jugadores desequilibrantes que brillan a nivel individual, no alanzan éxitos colectivos.

Los Blazers se han convertido en la sorpresa del Oeste de la mano de Aldrige. Navegan sin complejos y tienen el descaro de encadenar victorias como nunca antes habían hecho, y es que desde la temporada 1999/2000, cuando llegaron a la final de Conferencia, Portland ha jugado seis postemporadas en las que no han pasado de la primera ronda. Aunque sigan fallando en compromisos más sencillos (véase el revés ante Los Angeles Lakers del lunes), los pupilos de Terry Stotts quieren romper el mal fario este año. Desde luego que tienen efectivos para lograrlo.

Los Clippers, por su parte, cuentan con todos los ingredientes para optar a títulos. La adquisición de Doc Rivers como un coach ganador capaz de canalizar las tensiones en sentido del humor y de plantear los partidos guiado por su veteranía y sabiduría (a la altura de Pop), podría tener un golpe de efecto cuando comiencen los playoffs. Ni Blake ni Paul han logrado llegar a una final de Conferencia en sus todavía cortas pero dilatadas carreras, pero cada año que pasa, la franquicia deja de conformarse con poco.

Algo parecido le pasa a Golden State Warriors, que liderados por Steve Curry y Andre Iguodala, y empujados por una de las aficiones más intensas de la liga, llegaron a disputar la final de Conferencia contra los Spurs el año pasado. Éste, comenzaron la temporada conscientes de que sus expectativas habían incrementado. En Oakland hay ganas de brillar y sus opciones son más halagüeñas que las de otros candidatos a llegar a playoffs como Memphis Grizzlies, Phoenix Suns o Dallas Mavericks.

LOS DESAHUCIADOS

El sótano de la Conferencia cuenta con equipos que ya desde el principio apuntaban maneras de perdedores como Utah Jazz o Sacramento Kings, pero a la fiesta se unió un invitado de lujo cuya mala campaña chirría en el fondo del Oeste. Es difícil asumir que un equipo con la historia de los Lakers esté en las quinielas para lograr una elección de primera ronda del draft y no tenga opción alguna de llegar a los playoffs.

Las excusas giran en torno a la eterna cuestión de las lesiones, con Kobe Bryant y Steve Nash liderando el elenco del despropósito. Aunque lo cierto es que el proyecto de la familia Buss y Mitch Kupchak está caduco y la mala gestión de los dos últimos años está pasando factura. Urge una renovación completa aunque las dudas son mayúsculas ya que los gloriosos tiempos del 'Showtime' no tienen visos de regresar en un futuro próximo.

De nuevo, el Oeste está siendo competitivo, atractivo y cuenta con varios equipos candidatos a destronar al Heat. Ya sólo queda comprobar si eso sucede, y si se puede demostrar que el hecho de que el listón esté tan alto en la Conferencia ayuda a que los equipos lleguen mejor al tramo final de la temporada.

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