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La Argentina multinacional

Debutó en Italia en la última fecha FIFA Getty Images

BUENOS AIRES -- Mauro Zárate posiblemente nació en el momento equivocado. O en el país equivocado. El delantero de Vélez se luce en cada partido y se perfila como un verdadero crack, pero no tiene ni una remota chace de ir al Mundial con la Selección de Sabella.

Sucede que le toca competir con una generación de estrellas internacionales, en cuyo centro habita Lionel Messi, por lo que su deseo de vestirse de blanco y celeste en el torneo a disputarse en Brasil no podrá concretarse.

Su hermano Roly, representante de Mauro, va todavía más lejos. Su proyección pesimista indica que, por edad, la armada de Messi también jugará el próximo Campeonato del Mundo, de modo que tampoco vislumbra vacantes en el futuro.

En aras de impedir semejante desperdicio, el DT de Chile, el también argentino Jorge Sampaoli, lo ha tentado para incorporarse a las filas de su equipo. El padre del jugador, nacido en Calama, en el desértico norte chileno, habilita tal expectativa. Mauro duda, Roly lo empuja a aceptar.

El caso de argentinos embanderados con otras nacionalidades no es nuevo, desde que Raimundo Orsi, Enrique Guaita, Luis Monti y Atilio Demaría jugaron para la Italia de 1934, en aquel once que, en estricto cumplimiento de las órdenes de Benito Mussolini, se consagró campeón en su propia casa.

En tiempos en que FIFA no imponía las actuales restricciones, la Argentina cedió a varios de sus futbolistas más célebres. Basta nombrar a Alfredo Di Stéfano (España), Enrique Sívori y Humberto Maschio (ambos en Italia). En esa época, se podía hacer una carrera de selecciones verdaderamente multinacional, pues el haber usado una camiseta no impedía probarse una distinta años más tarde, incluso para participar en un Mundial.

La lista de jugadores argentinos que ocuparon lugares en otras selecciones es vastísima y abarca desde Bolivia hasta Israel. Y, en la mayoría de los casos, se trata de futbolistas que, a la inversa de los personajes del pasado lejano, tal vez no llamaron la atención en su pago, pero detrás de las fronteras se destaparon, incluso en equipos de alta gama.

Por ejemplo, Mariano Pernía, un aguerrido marcador de punta que no había descollado en estas pampas, se agenció un lugar en el equipo español, que se encaminaba a convertirse en potencia, durante la eliminatoria del Mundial 2006.

Mauro Camoranesi era, para los argentinos, un mediocampista recio y con llegada, pero que no había pasado de Banfield y el fútbol mexicano. En Italia escaló posiciones y se convirtió en hombre de selección desde 2003. Y tuvo el privilegio de levantar la copa en el Mundial de Alemania.

Es evidente que en Italia tienen debilidad por los argentinos. Aunque la azzurra pertenece a la élite internacional, entienden que los rioplatenses son un refuerzo siempre estimable. Ahora es el turno de Daniel Osvaldo y Gabriel Paletta.

El primero obtuvo la nacionalidad en 2007 y juega para Italia desde las juveniles. En Argentina, se lo recuerda por su paso por Huracán, y no precisamente como el boceto de un crack.

Por su parte, el defensor del Parma, que jamás entró en la consideración de Alejandro Sabella, acaba de debutar en el amistoso ante España con la camiseta italiana. Y, según parece, es candidato a la titularidad en Brasil 2014, pues al entrenador Cesare Prandelli sí ha logrado seducirlo.

Otro tanto podría decirse de Rubens Sambueza, aquel atrevido y fugaz atacante de River, luego madurado en el fútbol mexicano. Sambueza ha sido el gran reclamo para la selección de camiseta verde, pero hasta ahora los estatutos de FIFA no lo han permitido.

Con tres técnicos en el Mundial (Sabella, Sampaoli y Pekerman), la Argentina además esparcirá su acervo táctico en la máxima cita del fútbol. También en la conducción, la capacidad de los argentinos es objeto de deseo de otras naciones.