Washington Cucurto 10y

¡Por qué no nací brasileño!

BUENOS AIRES -- Queridos lectores, como todos sabemos, a lo largo de la historia del fútbol y de los Mundiales, se jugaron apasionantes partidos en ciudades no menos interesantes. Montevideo, Ciudad de México, Berlín, Nueva York, Río de Janeiro... La lista es infinita. Es que el fútbol, señores, representa al gran teatro mundial de la modernidad. Un gran escenario donde miles de personas en vivo montan un espectáculo teatral sin referencias anteriores.

Dando fidelidad al espacio en que se escriben estas crónicas, comenzaremos desde el futuro con una ciudad que dará que hablar al mundo entero: Cuiabá, una de las ciudades sedes del próximo Mundial de Brasil.

Cuiabá no se parece a ninguna ciudad del Mundo, de hecho yo tuve la oportunidad de conocerla hace un par de años. Y puedo asegurar con todas las letras que es la ciudad más atractiva y exótica del mundo.

Ubicaba de manera excepcional en el centro del Matto Grosso, es decir el comienzo o el final del Amazonas, depende como se quiera verlo, esta ciudad nordestina tiene muchos encantos. El verde explota por todos lados. Los árboles, para que se den una mínima idea, tienen más de mil metros de altura.

Si les digo que este paraíso terrenal ofrece una diversidad cultural y geográfica única en Sudamérica, ¿me creen? Hay que pegarse una vuelta por el Parque Nacional de Chapada dos Guimaraes, una reserva ecológica llena de animales y plantas rarísimas. En uno de esos viajes me hice amigo de Tarsila Genovena Do Santos, una dulce habitante de esta tierra caliente. Sus gloriosos 18 años, pudieron con mis 54 años apagados.

Tarsilita de mi corazón, me llevó a dar una "vuelta" por la sorprendente ruta Transplantaneira, una ruta fluvial peligrosa que atraviesa grandes ríos poblados de gordos y encantadores caimanes. Un momento inolvidable para hablar de matrimonio y de fútbol.

Ella me dijo al oído, abrazándome fuerte:
--Señor Cucu, usted es argentino y tanto los brasileños como las señoritas de esta ciudad, tememos mucho a los argentinos. Son como tigres siempre dispuestos a saltar encima de nuestra frágil anatomía.
--Pero... ¿y los brasileños por qué nos temen?
--Por el Mundial, por el fútbol, por esas cosas sin sentido, Señor Cucu. Nuestros primos y hermanos saben que los únicos que pueden arruinarnos la fiesta son los argentinos. ¡Y son malos!
--No somos malos, Tarsilita de mi corazón. Seríamos incapaces de hacerles daño a nuestros queridos hermanos brasileños.
--Cuiabá, espera con ansias y sueños, la llegada de las delegaciones y creemos que seremos una sede ejemplar. Estamos dispuestos a darle amor y buena atención a todos los visitantes. Cuiabá es así, Don Cucu, una ciudad con la naturaleza a flor de piel, afectuosísima.

Cuiabá, la ciudad soñada para el Mundial. Imagino que será de lejos la sede que mejor atenderá a sus visitantes y cada partido de fútbol será una fiesta. Pensar otra cosa es imposible.

¡Por qué no nací brasileño!

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