<
>

¿Por qué hay que alentar a un tramposo?

Ryan Braun regresó a la actividad esta temporada durante el Día Inaugural en Milwaukee y recibió una ruidosa ovación de pie de parte de la hinchada local tras cumplir con una suspensión de 65 juegos por utilizar sustancias prohibidas. El martes por la noche, un simpatizante se metió adentro del campo de juego para darle un choque los cinco. Braun ganó aproximadamente $124,000 por esos dos juegos como parte de un contrato que le garantiza por lo menos 117 millones de dólares en sueldo.

Asi que…eso le servirá como lección para no volver a hacerlo, ¿no?

Braun habló con la prensa sobre su doping durante la pretemporada, él dijo que cometió un "error". Eso no es preciso. Braun no cometió un "error". Él hizo trampa.

Yo he sido menos duro en este tema cuando se trata de peloteros como Mark McGwire o Barry Bonds (quien recibió algunos abucheos durante su presencia en el Día Inaugural en Pittsburgh). Eso se debe a que el béisbol no había impuesto reglas firmas sobre el uso de sustancias que mejoran el rendimiento artificialmente durante la época en que esos jugadores las utilizaron o fueron acusados de utilizarlas en ese entonces (no es hacer trampa si no es contra las reglas). Sin embargo, la bienvenida amena de Milwaukee para Braun me da bronca, ya que él fue expuesto cuando las sustancias que mejoran al rendimiento artificialmente ya habían sido firme y oficialmente prohibidas, no simplemente vistas de mala manera. Además, él ya había eludido a una sanción previa debido a un detalle técnico.

Si todos nosotros --la prensa, los simpatizantes, los jugadores, la liga y sus equipos – en verdad quieren eliminar a las sustancias prohibidas del deporte, entonces nosotros debemos castigar a los jugadores con firmeza cuando ellos son atrapados tratando de violar las reglas. Eso significa que además de cumplir con la suspensión, aquellos peloteros que hayan sido suspendidos no deberían poder formar parte del plantel de un equipo durante la postemporada, tal y como los Tigers lo hicieron con Jhonny Peralta en octubre del año pasado.
Las Grandes Ligas tomaron cartas en el asunto la semana pasada al imponer castigos más duros para aquellos que hagan trampa con sustancias prohibidas, los cuales incluyen la exclusión de estos durante la postemporada si su equipo participa en ella ese año. Eso es bueno, pero entonces nosotros no deberíamos recompensarlos con contratos nuevos por cuatro años y 52 millones de dólares, tal y como los Cardenales lo hicieron con Peralta este invierno.

Además, nosotros no deberíamos darles la bienvenida nuevamente con una ovación de pie en su regreso.

Siempre y cuando los jugadores sepan que van a recibir contratos multimillonarios aún si son suspendidos anteriormente, ¿cuál es el incentivo que tienen para no hacer trampa?

Los cambios impuestos por la MLB en las reglas antidoping la semana pasada incrementan la suspensión inicial de 50 a 80 juegos y a la segunda de 100 a 162, y eso está bien. Sin embargo, esto no resuelve al problema más grave: Una suspensión en realidad no consigue mucho más que darle unas vacaciones de un par de meses al jugador durante el verano.

Yo no creo que aquellos que utilizaron sustancias prohibidas por primera vez deberían ser desterrados de por vida, pero sí quiero que en verdad entiendan el mensaje de que el uso de sustancias prohibidas no es tolerado. Esta es la mejor manera de mandarlo:

• Si te atrapan haciendo trampa, tú no solamente eres suspendido sin goce de sueldo (lo cual ya se hace actualmente), sino que tu contrato actual también debería ser cancelado.

• Cuando tú regresas de la suspensión, deberías perder cualquier tipo de ventaja en las negociaciones que te hayas ganado en el pasado. Tú no deberías poder llegar a ser agente libre hasta que haya pasado por lo menos un año más desde que hubieses sido un agente libre originalmente.

• Para que tu equipo, el cual pudo haber mirado hacia el otro lado mientras circulaban rumores sobre tu uso de sustancias prohibidas, no se beneficie, este no debería poder mantenerte en su plantel por más tiempo del que lo haría normalmente. Sí esa cantidad de tiempo pasa de largo antes de que puedas ser considerado un agente libre, tú deberías formar parte de un "draft de tramposos" durante el cual cada equipo, en orden invertido de marca conseguida la temporada pasada, puede optar por contratarte o no. Los equipos en cuestión pueden elegir solamente a un tramposo cada invierno. Ojalá que nunca tuviera que existir una segunda ronda del draft de los tramposos.

¿Y qué hay de la respuesta de los simpatizantes? Ellos siempre están dispuestos a abuchear a un jugador de otro equipo que regresa de su suspensión por utilizar sustancias prohibidas (solo espera a que aquellos aficionados a los que les gusta divertirse tanto en Fenway vean a Braun este fin de semana). Pero los hinchas también abuchearían a un rival que haya ganado la triple corona y donado su sueldo al Hábitat para la Humanidad. El problema es la manera en que ellos ven a los peloteros de su propio equipo. Obviamente, los simpatizantes no pueden ser forzados a comportarse de una cierta manera o ser forzados a no alentar. Sin embargo, sí existen reglas que podrían ser promulgadas para que el tramposo de regreso no se sientan tan cómodos y bienvenidos como Braun y otros hasta ahora.

Nada de música para su caminata rumbo a su turno al bate ni para su turno como relevista. Es más, que no haya ninguna presentación, punto. El jugador en cuestión debería llegar a su posición con un silencio oficial de parte de su equipo en casa. Dejen que ese silencio le sirva para recordar que él hizo trampa. Si los simpatizantes en la tribuna todavía quieren alentarlo, eso ya está más allá del control de cualquiera, pero los equipos no deberían fomentar un ambiente propenso a los aplausos.

Yo incluiría una prohibición de ingresar al Salón de la Fama, pero ningún jugador que tuvo un doping positivo va a recibir el 75 por ciento de los votos necesarios de parte de la BBWAA de todas formas.

Seguro que estas medidas tienen puntos débiles. Primero que nada, habría que encontrar la manera de que los equipos no manipulen las reglas simplemente para librarse de un contrato caro. Pero tanto ese como otros problemas podrían ser solucionados. Esto por lo menos sería una manera de tomar las cosas en serio.

Yo estoy a favor de darle una segunda oportunidad a un jugador después de que este haya cometido un "error", pero los jugadores deben saber que no todo será olvidado, que todo no será perdonado, y que su vida en el béisbol no volverá a ser la misma para que el uso de las sustancias prohibidas sea verdaderamente erradicado.