Washington Cucurto 10y

La ciudad más futbolera del mundo

BUENOS AIRES -- Brasil es un mundo. Imposible conocer o siquiera haber oído alguna vez sobre muchas de sus grandes ciudades.

No pasa esto con Salvador Bahía, una ciudad afroamericana, llena de encanto, cierto misticismo y muy turística. Muchos lectores argentinos conocieron Salvador Bahía, gracias a las famosa novela (una especie de culebrón) de Jorge Amado, Doña Flor y sus dos maridos. Protagonizada por la sensual Sonia Braga. Doña Flor es un clásico del cine latinoamericano.

Por esas cosas de la mitología se relaciona a esta ciudad con la sexualidad, la magia, las distintas manifestaciones religiosas, sus fiestas populares, llenas de alegría, encanto y música. En pocas palabras, el cuerpo.

Ciudad nordestina, alberga lindas playas tropicales con un entorno colonial, portugués y africano único.

Salvador Bahía, es una ciudad de impronta colonial, vieja, clásica que hace recordar los siglos XVI, XVII y XVIII. La cuestión religiosa tiene su propia peso en Bahía, precisamente de eso hablaba la novela de Jorge Amado, tal vez el mejor escritor latinoamericano de todos los tiempos.

El Carnaval de Bahía es uno de los carnavales más grandes, más hermosos y alegres del mundo. Toda la ciudad se disfraza, se llena de la energía de la música y sale a festejar bailando. Y todo ocurre en la calle, a pleno sol y sombra.

Por estos días tengo unos amigos en Salvador Bahía, están de vacaciones y me cuentan que el agua cristalina de las playas es algo imperdible. La gente un encanto...

Sin embargo me llaman por otro motivo:
--Oye, Cucu. Acá están todos haciendo raros ejercicios religiosos para alentar a Argentina.
--¿A nuestra selección? ¿En Brasil? ¡No lo creo!
--Sí, Cucu. Acá en Salvador Bahía, todos quieren que Argentina juegue un partido en la ciudad. Son muy admiradores de nuestro fútbol.
--Pero no sé si concuerda el fixture y depende como Argentina vaya sorteando los escollos.
--Acá han hecho, Cucu, un Messi de cera, al cual le rezan cada noche. Messi es Dios en Salvador Bahía...
--No puede ser... Me estás cargando, Juan, ¡cómo van a querer que ganemos nosotros!
--Oye bien, Cucu y no desesperes. Están vendiendo estatuitas de Mascherano, de Zavaleta, de Di Maria en la calle y los niños las compran como locos.
--¿Pero eso no será para hacer una brujería? Viste que le pinchan alfijeres a los muñecos para que hagan lo que ellos quieren.
--¡Maldición, Cucurto! Pensás mal todo el tiempo. La primera vez que nos quieren en un lado y vos querés arruinar todo con sus inseguridades. ¿No te das cuenta que es una nota imperdible, para vos?

Y mi amigo cortó un tanto enojado por llamarme y por darse cuenta que gastó un dinero importante para nada. Todavía recuerdo las calles de Bahía en la película de Sonia Braga y en el libro de Jorge Amado. Me resisto a conocer a la que es la mejor ciudad del mundo. Pero prefiero guardarla entre almohadones en mi recuerdo. Salvador Bahía es demasiado importante para mí. Vive en mi imaginario con la fuerza de una estrella que me guía en los momentos más terribles.

Jorge Amado, Sonia Braga, Doña Flor y ahora el afecto de mi selección. ¡Es mucho amor que me entrega esta ciudad!

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