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Lucas, antes de subir al ring

Matthysse en la intimidad del hotel en LA Carlos Irusta

LOS ANGELES (Enviado especial) -- La habitación de Lucas Matthysse en el lujoso Biltmore es una suite de dos amplios ambientes. Como buen solitario, este hombre de pocas palabras prefiere no compartirla. Eso sí, cuando llega la hora del mate, se rodea de su grupo, que es ante todo, un equipo de amigos. Mario Arano, Cuty Barrera y el doctor Eduardo Leguizamón son los más antiguos: una década juntos, desde el 6 de abril de 2004, cuando Lucas debutó como rentado con un KOT 2 sobre Leandro Almagro.

Después de la derrota ante Danny García, se produjeron cambios. Entonces apareció la figura de Juan Martín "Látigo" Coggi, el tres veces ex campeón mundial como técnico ayudante y colaborador en todo de Barrera, y Matías Erbin, el más joven del equipo (26) como preparador físico. Y, mientras Erbin ceba un par de mates y el doctor Leguizamón, para variar, se mete en su laptop, Lucas sonríe. Es que llega el momento de pelear...

John Molina es un boxeador peligroso, sencillamente porque pega: 27 victorias, 22 nocauts, 3 derrotas. De sus 22 nocauts, 14 fueron en los dos primeros asaltos y 7 de ellos en el round inicial. Originalmente un peso ligero, Molina totalizó 22 victorias (17 KO) y 2 derrotas y fue el Mejor Boxeador del Guantes de Oro de California, en la edición 2002-2003. A los 31, sin ser una estrella, es un rival de cuidado.

Lucas, en cambio, quiere ser estrella. Eso lo saben todos, aunque quizás el único que lo dice en voz alta es su promotor, Mario Arano: "Va a ser la estrella de los próximos años". Matthysse –bautizado como La Máquina por Jimmy Lennon Jr.- se ríe y afirma que "Lo mío es un trabajo y, por supuesto, quiero ganar, pero no me vuelve loco ahora impresionar a la gente, o ganar por nocaut, sino hacer bien mi trabajo". Mientras alterna los mates con los mensajes de sus amigos, Lucas sonríe, feliz: ha vuelto a la espera de una pelea.

Y la pelea puede ser interesante. Una, por lo que seguramente aportará el californiano. Y otra –y sobre todo- porque permitirá ver si se han producido grandes cambios en Lucas o si éstos irán apareciendo con el tiempo. Matthyse confiesa que, frente a Danny García, fue demasiado al ataque y se dejó llevar por la ansiedad al buscar muy rápido la pelea. Para este hombre que suma 34 victorias con 32 KO y tres derrotas –todas ante campeones o excampeones mundiales, dos bastante discutibles como las de Zab Judah o Devon Alexander y la otra llena de accidentes, como la de Danny García- algo queda en claro y es que este tiene que ser su año.

Fue el propio Oscar De La Hoya, quien apareció por primera vez en una conferencia de prensa justamente para alabar a Lucas, quien insistió en el gran futuro del boxeador argentino. Y ahora, bajo el cielo de California -el StubHub Center es al aire libre y, dicho sea de paso, se ruega que no llueva, como ocurrió el viernes a la noche-, Lucas tendrá la ocasión de demostrar que hay mucho por hacer.

Es posible que Molina le abra las puertas de su defensa, porque es un hombre de ataque, más alto que Lucas, y de golpes abiertos y, a veces, un poco anunciados. Jab, mucho jab, paciencia y puntería con la derecha en recto podrían ser los elementos iniciales de un Matthysse que, seguramente, no deberá confiarse. Mickey Bey le iba ganando por puntos y, tras sorprenderlo con un cross de izquierda, Molina le ganó por KOT en el último asalto.

Una nueva ronda de mate, un nuevo vistazo a la computadora y un rato de descanso para Lucas, quien por primera vez en mucho tiempo llega absolutamente tranquilo al pesaje. Prácticamente estuvo en categoría durante la semana de la pelea, en base a una dieta variada y programada y a un trabajo físico que, además, lo ha puesto veloz y preciso. ¿Falta algo más? Claro, si, verlo este sábado a la noche, bajo el cielo de California, que ojalá, este poblado de estrellas. Eso sí, también se anunciando fuertes vientos, tal vez no tantos como los de Chubut natal de Lucas, pero lo suficiente como para borrar recuerdos del reciente pasado y despejar el camino del futuro de este Lucas modelo 2014.