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Los Spurs arrancan un trozo de moral

Si existiera piedad en una serie de playoffs, San Antonio Spurs tendría colgada la etiqueta de perversos, implacables, crueles, deleznables y atroces enemigos sin compasión. Pero en una lucha a machete como la que tuvieron los texanos ante Portland Trail Blazers, la piedad la encerraron en un cofre relleno de rocas y lo lanzaron al río de la ciudad. No hay lugar para las concesiones en este punto de la competición y los Spurs mordieron a sus rivales en el AT&T Center arrancándoles un trozo grande de moral. Ésa que construyeron tras una serie de infarto ante Houston Rockets, finalizada por todo lo alto con un triple de Damian Lillard.

El duelo estaba servido entre el veterano Tony Parker y su joven admirador, pero si hubo un jugador de San Antonio encargado de cerrar con llave el cofre antes de ser lanzado a las profundidades, ése fue el base francés. Su agresividad fue una constante desde el principio hasta el final de la cita, y sus 33 puntos y nueve asistencias (las mismas que todo el equipo de Portland; peor registro de la temporada siendo el anterior de 13, también ante los Spurs) fueron el reflejo de esa inteligencia y determinación que le convierten en un auténtico fuera de serie. Aprovechó el rebufo de su buena actuación en el Juego 7 de la serie ante Dallas Mavericks y siguió encarrilado con su técnica, asistencias imposibles y esa velocidad que lleva por bandera.

La presencia de Parker fue una de las razones por las que el primer partido de segunda ronda que juegan los Blazers desde el año 2000 se convirtiera en una lección de experiencia por parte de San Antonio; una muestra de tablas y de finura a la hora de encontrar los puntos débiles de sus contrincantes y la demostración de una capacidad pasmosa para ahondar en la llaga. Antes de que comenzara la cita, Tim Duncan (12 puntos y 11 rebotes) había jugado el mismo número de juegos de playoffs que toda la plantilla de Portland (218), si sumamos esta cifra a la que tienen a sus espaldas Gregg Popovich, Tony Parker y Manu Ginóbili, la diferencia es abismal.

ALDRIDGE Y LILLARD, REDUCIDOS

En San Antonio se las saben todas y pueden sostener más claro que alto sus credenciales para llegar a la final de la Conferencia Oeste - por si quedaba alguna duda - ya están de vuelta de todo y lo demostraron en el Juego 1 con un planteamiento magistral que sirvió para arrollar a sus rivales con una dominancia incontestable. Encontraron las cosquillas a los Trail Blazers y mermaron todas y cada una de sus virtudes.

Primero reduciendo la mordiente de LaMarcus Aldridge (32 puntos y 14 rebotes) y Lillard (17 puntos) en los compases iniciales, justo en el momento en el que los texanos optaron por no dar opción a sus rivales y colocar una ventaja que cada segundo que pasaba se hacía más insalvable. En la primera mitad, los dos jugadores más efectivos de Portland lograron 17 puntos combinados gracias a la exitosa determinación de mantenerlos lejos de su zona de confort: la pintura y el perímetro. El resultado de tan sólida defensa aportó para que al descanso la ventaja de los locales fuera de 26 puntos.

Mucha culpa de ello la tuvieron Kawhi Leonard (16 puntos), Tiago Spitter (cinco puntos y cinco rebotes) y Aaron Bayes (10 puntos). El primero gestionó a la perfección la capacidad ofensiva de un Lillard en alza y sus compañeros se encargaron de mantener cayado a Aldridge, que no puso encontrarse con su mejor versión hasta la segunda mitad, pero ya era demasiado tarde. El balance anotador de Portland rozó el ridículo en varias fases para finalizar con un 37.8 de efectividad en tiros de campo (31-82) y 25 por ciento en triples (4-16). Con los dos baluartes reducidos y su aro bien protegido, ya solo quedó aprovechar los argumentos que hicieron de San Antonio el mejor equipo del Oeste durante la temporada regular.

GARANTÍA DE LA BANCA

El más consistente fue sin duda la aportación de la banca. Por algo los suplentes han sido los más efectivos de la NBA este año (media de 44.4 ppj), los más asistentes (11 apj) y los segundos que más rebotes agarraron (16.7 rpj). La segunda unidad de los Spurs pasó por encima de sus homólogos 50-18 con un Marco Bellineli que se reencontró con su mejor versión. Logró 19 puntos (7/9 en tiros de campo y 3/5 en triples) en el que fue su renacer después de anotar tan solo 22 puntos en los siete juegos de la serie anterior tras una temporada regular en la que convirtió un 43 por ciento de tiros de tres (11.4 ppj).

El Juego 1 evidenció la superioridad de San Antonio, que fue capaz de golpear primero y aprovechar su localía. Sin embargo, todo sigue abierto porque cada partido es un mundo y nunca se repite la misma historia. Los tópicos lo son por algo y las derrotas sirven para mejorar. Veremos si Terry Scots y sus asistentes encuentran la fórmula para dar la sorpresa en una serie en la que no se han ganado el rol de favoritos.