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OKC, perder para aprender a ganar

Siempre que no sea demasiado tarde, las derrotas pueden servir para sacar mucho jugo. Oklahoma City Thunder es una de esas franquicias expertas en esas lides. El áurea de potencial campeón persigue al equipo desde hace varios años, sin embargo siempre llega una derrota clave que deja las esperanzas en el camino, una lesión que precipita las cosas o una mala suerte que corta las alas.

Jugadores y coach son consabidos y su experiencia se está curtiendo a base de fracasos. Porque para ellos el no haber ganado el anillo todavía es un revés mayúsculo luego de contar con una de las plantillas más competitivas de la liga.

Caen para levantarse, se despeñan para resucitar y cada temporada la viven con la pasión de un equipo consciente de su potencial. Ahora es cuando el reflejo de su falta de éxito y su capacidad para reponerse se ven a la perfección. En la actualidad, durante estos playoffs, en una versión reducida de lo que puede llegar a suceder de manera global.

Oklahoma cayó con estrépito en el Juego 1 de las Semifinales de la Conferencia Oeste ante Los Angeles Clippers frente a una afición que acabó abandonando el Cheasapeake Energy Arena antes de tiempo.

El revés por 17 puntos de diferencia fue suficiente para despertar a las bestias que ocupan los cuerpos de Kevin Durant, Russell Westbrook y compañía. Soplaron otros aires durante el Juego 2, donde el armador del Thunder logró un triple doble y el plantel al completo recuperó el orgullo extraviado. Dos días después, este orgullo quedó a buen recaudo gracias a un Juego 3, el primero en el Staples Center, que sirvió para que el despecho de los visitantes se tornara en éxito.

"En esa primera derrota no mostramos nuestra marca de jugar al básquetbol", afirmó Kevin Durant (36 puntos con una efectividad de 14-24, ocho rebotes y seis asistencias).

"Sabíamos que este equipo es muy bueno pasando la pelota. Juegan bien juntos y saben mover la bola. En el primer juego nos agarraron desprevenidos. En el segundo partido tratamos de estar más enfocados en todas sus jugadas, jugar con el físico en el lado defensivo y hacerlo lo más duro posible", declaró el recién ganador del premio al Jugador Más Valioso de la NBA.

Aunque el trabajo defensivo del Thunder no fue brillante, sí pudo superar al de sus rivales, quienes flojearon cuando más falta hizo tomar las riendas del partido. Cualquiera se podría haber llevado una cita equilibrada y marcada por el acierto ofensivo en los dos equipos. Sin embargo, los visitantes se encargaron de sacar petróleo en los últimos compases de la cita, en un último cuarto en el que fueron capaces de anotar un 61.1 por ciento de sus lanzamientos (55.7 por ciento en todo el encuentro) para superar 32-22 a los Clippers.

SERGE IBAKA, CLAVE

Durant y Westbrook (quien rozó el triple-doble con 23 puntos, 13 asistencias y ocho rebotes) lograron mantenerse como protagonistas, pero fue Serge Ibaka (20 puntos y seis rebotes) el encargado de darle un brío que agarró por sorpresa a Doc Rivers y sus pupilos. Esta temporada cuenta con un balance del 68 por ciento en tiros de campo ante los Clippers, aunque fue su compostura la que le hizo brillar el viernes. Su capacidad para acumular faltas personales fue tanta como su maestría para no llegar al límite. Imprimió confianza a Scott Brooks y supo plantar a un Blake Griffin encendido (34 puntos) sin perjudicar a sus compañeros.

"Estoy orgulloso de Serge", apuntó el coach del Thunder. "Hace un par de años, si hubiera acumulado dos faltas temprano, hubiera sido arriesgado mantenerle sobre la duela. Supo competir. No se preocupó por sus faltas. Es difícil marcar a Griffin. Se trata de un síntoma del crecimiento de Serge Ibaka, que fue capaz de seguir jugando sin preocuparse por la acumulación de faltas", destacó el coach.

La mejoría de Oklahoma desde el primer juego de la serie a este punto es incuestionable y alimenta, más aún si cabe, unas ansias de llegar a la cima de la NBA que permanecen intactas a pesar de no cumplir el objetivo en las campañas precedentes. La mala suerte acechó al equipo el año pasado. Perdieron a Westbrook para los playoffs y cayeron eliminados en las semifinales de conferencia ante unos Memphis Grizzlies que no pudieron repetir la machada este año. El Thunder se quedó con la miel en los labios en la campaña 2011/12, cuando perdieron en las Finales ante Miami Heat y es ahora cuando impera la sensación del 'sí se puede'. Tienen a todos sus efectivos sanos y disponibles, cuentan con el JMV del año y el hambre aumenta en cada cita. Mientras tanto, en la Nación Thunder desean que las bestias despierten del letargo de las campañas anteriores.

"Definitivamente queremos ganar, pero nos lo tomamos día a día, sin pensar más allá. Sabemos cuán difícil es el camino, estuvimos en las Finales antes. Jugamos fuerte y creemos en nosotros mismos. Creemos que puede pasar cualquier cosa", explicó Durant.

La comunión es total y la química está dando buenos resultados. El trío Durant-Westbrook-Ibaka logró 78 de los 118 puntos del Thunder en una demostración de poderío que de repetirse en el Juego 4, pondría las cosas harto difíciles a los Clippers.

Aunque ya se sabe que el jugo de las derrotas puede cambiar las tornas. Rivers tiene por delante el trabajo de ajustar los aspectos defensivos de su equipo y encontrar la manera de impedirles superar el 50 por ciento de efectividad que les aniquiló tanto el viernes como en el Juego 2. Las estadísticas están para romperlas, pero no está de más destacar que Oklahoma cuenta con un balance de 1-0 cuando lidera 2-1 una serie de siete juegos; los Clippers van 0-4 cuando encaran una eliminatoria con idéntico global.