EFE 10y

El Barça de Luis Enrique quiere volver a marcar una época para el club

BARCELONA -- Tras una última temporada en que el equipo dio síntomas claros de agotamiento físico y mental tras haberlo ganado todo, el nuevo Barcelona de Luis Enrique Martínez ha puesto el contador de cero con el único propósito de ganarse, día a día, el derecho a revivir la época gloriosa de Pep Guardiola.

Atrás quedaron los tiempos en los que la plantilla azulgrana miraba al banquillo y ya no encontraba a nadie con suficiente ascendente para marcarle el camino.

Primero, porque el malogrado Tito Vilanova se pasó más tiempo en Nueva York intentado curarse de la maldita enfermedad que le costó la vida, que cerca del equipo, y después, porque el argentino Gerardo 'Tata' Martino no supo dirigir a sus jugadores más que desde la admiración, como el mismo reconoció, después de haberles visto, ensimismado, levantar título tras título por televisión.

Ahora, las cosas están claras: 'Lucho' es el jefe. Él manda y los demás obedecen. El club lo ha elegido para recuperar la cultura del esfuerzo en un vestuario hastiado de ganar, y al técnico asturiano no le temblará el pulso.

De momento, ha enviado a Gerard Deulofeu al Sevilla tan solo un mes después de su regreso y tras advertirle varias veces en público y en privado que, en su equipo, no solo basta con el talento sino que hay que sudar la titularidad en cada entrenamiento.

Con Luis Enrique todos corren. La preparación física es una de sus obsesiones. Y para lograr tener a sus jugadores a tono desde el primer día de curso, nada mejor que doble sesiones en la Ciudad Deportiva durante toda la pretemporada, en lugar de esas exóticas giras millonarias a las que el Barça se había visto abocado cada verano.

Recuperar la asfixiante presión que hizo famoso al Barça de Guardiola es una de sus obsesiones. Pero Luis Enrique tiene un libreto diferente al de Pep. Mucho menos fundamentalista en sus planteamientos, su 4-3-3 solo es un punto de partida.

Quiere que los laterales jueguen más adelantados y se conviertan en carrileros y que el pivote defensivo se incruste entre los dos centrales formando una línea de tres. Arriba, más movilidad entre líneas y el dibujo puede cambiar según las circunstancias de cada partido. Todo "para ser menos previsibles para el rival" como él mismo apuntó en su presentación.

Si el club está encantado con el carácter de Luis Enrique y la ilusión que ha contagiado al barcelonismo, el exfutbolista azulgrana tampoco se puede quejar. Le han traído todo lo que ha pedido, y solo le falta un lateral derecho de corte ofensivo que sea el nuevo Alves para ponerle la guinda a la plantilla.

Ese último fichaje, la posible salida de Alves y resolver el futuro de Alex Song, el único jugador descartado que aun no tiene destino, son los temas pendientes a falta de una semana para que empiece la Liga.

A contrarreloj, porque en el Barça nadie espera, Luis Enrique debe armar un equipo prácticamente nuevo, después de la profunda renovación que ha sufrido el vestuario azulgrana este verano.

Piezas básicas de los éxitos recientes del equipo como Carles Puyol, retirado, o Víctor Valdés, lesionado y sin equipo, han dejado el club. Y también jugadores con buen cartel en la 'Premier' como Cesc Fàbregas (Chelsea) o el chileno Alexis Sánchez (Arsenal).

El resto de bajas corresponden a suplentes habituales como José Manuel Pinto (sin equipo), Oier Olazábal (Granada), Isaac Cuenca (Deportivo de La Coruña), Ibrahim Afellay (Olympiacos), Jonathan dos Santos (Villarreal), Cristian Tello (Oporto) o el eterno cedido Bojan Krkic, ahora en el Stoke City.

A cambio, el nuevo preparador del conjunto barcelonista tiene una nueva terna de metas -el alemán Marc-André Ter Stegen, el chileno Claudio Bravo y el cantareno Jordi Masip- con los que poner el candado a la portería; dos nuevos centrales zurdos con de solvencia y experiencia contrastada como el francés Jéremy Mathieu y el belga Thomas Vermaelen; dos talentos para reforzar el centro del campo como Rafinha Alcántara, al que conoce bien de su etapa en el Celta, y el croata Ivan Rakitic; y un 'killer' del área y actual Bota de Oro, como el uruguayo Luis Suárez.

Precisamente la forma en la que encajará el punta uruguayo con las otras dos estrellas del equipo, el argentino Lionel Messi y el brasileño Neymar da Silva es la gran incógnita del proyecto.

La sanción de Suárez y la lesión de Neymar han impedido sacar las primeras conclusiones al respecto durante la pretemporada, aunque Luis Enrique sabe de sobras que el éxito de su Barça dependerá en gran parte de la gestión de los egos y el rendimiento que logre sacar en el campo de ese tridente de ensueño.

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