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La grandeza aguarda por J.J. Watt, el jugador más dominante de la NFL

HOUSTON -- Entra a pie, es el mejor jugador defensivo del planeta en fútbol americano, y se sienta en una pequeña sala de medios en el NRG Stadium.

J.J. Watt porta utilería de los Houston Texans con tenis blancos que dicen "Mega Watt" en rojo. Pone su iPhone sobre su regazo, junta sus enormes manos, mira al suelo y después levanta la cabeza, sus ojos azules brillan, su rostro cincelado no tiene expresión.

"Te debo una disculpa enorme", le digo, sentada a un brazo de distancia. "Estoy muy apenada".

Watt no pidió una explicación.

"Está bien", dice.

No, no lo está.

Watt y yo nunca nos habíamos sentado para una entrevista uno a uno antes de la semana pasada. Alguna vez hablamos por teléfono a la mitad de su segundo año en la NFL, en el 2012. Para entonces, Watt convenció a su coordinador defensivo, Wade Phillips, que podía tomar un riesgo calculado en el emparrillado porque tenía el talento, la ética laboral y el manejo para hacerlo funcionar. Y Phillips había descifrado que Watt no sólo lee el campo mejor que nadie que haya entrenado, sino que era mejor ala defensiva que cualquiera.

El final de la temporada regular del 2011 fue la fiesta de graduación de Watt, y los playoffs fueron su titulación. Su temporada del 2012 está entre las mejores en la historia para un jugador defensivo: 20.5 capturas, 16 pases defendidos, 107 derribos para liderar al equipo, 39 derribos para pérdida, 42 golpes sobre el mariscal de campo, cuatro balones sueltos forzados y dos balones sueltos recuperados.

"Tuvo el mejor año que se haya visto", dijo Phillips, quien durante 37 temporadas en la NFL entrenó a Reggie White, Bruce Smith y DeMarcus Ware en su mejor momento. "Tienes derribos, asistencias, derribos para pérdida, golpes sobre el mariscal de campo, contacto y capturas. Él tenía todo".

Sólo uno de los 50 miembros de la prensa que votan el Jugador Defensivo del Año no eligió a Watt.

Yo.

Fue un grave error. Semanas antes al ingreso de los votos, escribí una columna sobre Von Miller, apoyador de los Broncos, y por qué debía ganar el premio sobre Watt y Aldon Smith de los 49ers. La semana pasada, le expliqué a Watt que en mi intento por no ser hipócrita, cometí una decisión que le costó la elección unánime, algo de lo que me arrepiento.

"Lo entiendo", dijo Watt.

"Realmente me incomoda", le dije.

"No te preocupes", me pidió. "Lo aprecio. Gracias".

"Fue una gran temporada la que tuviste", insistí.

"Muchas gracias", expresó Watt relajando los hombros y su expresión. "[Miller] la tuvo también".

La pasada noche del miércoles, el ex coach de 67 años se sentó en la sala de prensa de Comcast SportsNet en el centro de Houston, con su cabello blanco contrastando la chamarra negra que portaba. Al ser despedido tras una temporada de 2-14 con los Texans el año pasado, Phillips llena el vacío de no entrenar esta campaña al charlar de fútbol americano en televisión local y radio.

El hecho que Watt continúe dominando no resulta sorpresivo.

"Y encima de todo", elabora Phillips, "ahora anota touchdowns".

Anotar un touchdown es un sueño para un jugador defensivo. El tackle nariz de los Texans, Ryan Pickett, ha iniciado 175 partidos durante su carrera de 14 años en la NFL y nunca ha olfateado la zona final. Watt ha estado allí tres veces tan solo esta temporada.

"Es una locura", consideró Pickett. "Es como si siempre apareciera en el lugar correcto y en el momento correcto".

El primer touchdown de Watt vino en una jugada ofensiva que el nuevo coach Bill O'Brien instaló en el campamento de entrenamiento. Watt, quien jugó como ala cerrada en Central Michigan antes de transferirse a Wisconsin, gestionaba sin éxito con el ex coach Gary Kubiak la participación a la ofensiva.

Cuando O'Brien lo trazó, Watt pensó que era broma. Después mandaron la jugada en la primera serie de los Texans contra Oakland en la Semana 2.En segunda y Gol desde la yarda 1 de los Raiders, Watt se alineó a la izquierda del tackle, empujó a un defensivo en la línea de golpeo y se difuminó hacia la parte final izquierda de las diagonales. El mariscal de campo Ryan Fitzpatrick encontró a Watt descubierto. Touchdown. Los Texans ganaron 30-14. "Es algo muy dulce", dijo Watt. "Es muy lindo poder ayudar al equipo en formas distintas".

Dos semanas después, Houston iba detrás de Buffalo por 10-7 en el tercer período. Los Bills enfrentaban tercera y 3 desde la yarda 12 de los Texans. Houston disparó y Watt brincó frente a EJ Manuel, atrapó el balón y corrió para 80 yardas hasta la zona de anotación. Touchdown. Los Texans ganaron 23-17.

En la Semana 6, tras conceder a Indianapolis una ventaja de 24-0 en el primer cuarto, los Texans llegaron a 33-21 temprano en el último período. Con los Colts enfrentando tercera y 12 desde la 45 de Houston, el mariscal de campo Andrew Luck soltó el balón tras el centro. Watt trató de aplastar el ovoide, pero rebotó en su pierna. Giró, sin contacto, lo levantó y corrió 45 yardas hasta la zona de anotación. Touchdown. El marcador puso a los Texans a un touchdown de distancia, pero perdieron 33-28.

"La gente siempre dice, '¿te impresiona lo que hace?'", cuenta el receptor Andre Johnson. "Siempre les digo que no, porque ves las cosas que puede hacer en la práctica".

En palabras del tackle ofensivo Duane Brown, "levanta las manos todo el tiempo en la práctica para batear balones. Pero la intercepción contra Buffalo, y después tener la velocidad; tienen jugadores rápidos en su ofensiva, y nadie estuvo cerca de atraparlo".

Phillips lo había visto antes. Fue en el año novato de Watt. Los Texans recibían a Cincinnati en ronda de comodines. Avanzado el primer medio con el marcador empatado, Cincinnati estaba en su propia yarda 34. El mariscal de campo Andy Dalton buscó a A.J. Green pero en lugar halló las manos de Watt. Intercepción. Touchdown. Los Texans alcanzaron su primera victoria de playoffs en la historia.

Mientras analizaba el video de los entrenadores en un monitor de computadora, Phillips dijo: "Mira lo cerca que está del mariscal de campo. Es lo mismo que hizo contra Buffalo. Brinca y la roba. Vaya, los receptores no pueden hacer eso. El juego se terminó después de esa acción".

"Ese fue uno de los mejores momento de mi vida", concede Watt. "Pienso que donde sea que estoy hoy, por más peculiar que sea esta situación, esa jugada comenzó todo".

Lo peculiar de esta situación es que Watt ha escalado a la fama. En los anales del deporte de Houston, su popularidad se aproxima a la de Hakeem Olajuwon, Earl Campbell y Nolan Ryan.

Watt aparece en comerciales. Aficionados tocan la puerta de su residencia en los suburbios de Houston. No puede ir a la tienda. Debe salir por la puerta trasera de los restaurantes para evitar una aglomeración. Las mujeres suelen pedirle matrimonio.

"Su popularidad es tremenda", dijo el escritor del Houston Chronicle, John McClain. "Soy uno de los pocos que lleva todo el tiempo aquí, y la suya se acerca a la de ellos".

Previo a la temporada, Watt firmó una extensión de contrato de seis años que incluyó 51.8 millones de dólares en dinero garantizado, mayor cantidad en la historia de la NFL para un jugador defensivo.

No hay siquiera un dejo de celos en el vestidor de los Texans por el salario, éxito o fama de Watt. Parte de ello es el enfoque singular de Watt hacia el fútbol americano. Prácticamente vive en las instalaciones. Se deshace por los videos. Entrena con la misma intensidad que juega.

Watt no sale a festejar los triunfos. El año pasado, Johnson lo invitó a una fiesta de año nuevo y Watt se desesperó por toda la gente que le pedía fotografías.

"Se salió un poco de control", dijo Johnson, estelar por su parte. "Pero así sucede cuando has logrado tantas cosas. Ves partidos de fútbol americano en la televisión y él sale en casi todos los comerciales. Su rostro está allá afuera. Pero es un tributo para él y lo que ha hecho. Se esfuerza tanto, así que se merece todo".

Ya habrá tiempo para fiestas y bares, para citas y despilfarro sin tener que monitorear cada onza de comida y bebida que ingresa a su cuerpo. Watt se enfoca en el ahora.

"Tienes muy pocos años para jugar este deporte y el éxito es muy divertido, pero es difícil", explica Watt. "Es tan difícil de lograr, que debes enfocar todo lo que tienes hacia ello, y eso significa hacer un montón de sacrificios.

"Todos hablan sobre su deseo de ser geniales, pero, ¿están dispuestos realmente a hacer todos los sacrificios que se necesitan? Pienso que hasta ahora yo lo estoy, y por eso tengo éxito, y lo continuaré porque me fascina el sentimiento de éxito".

Watt hizo una pausa.

"Una captura es mucho mejor que un club nocturno", dijo. "Un touchdown es mucho mejor que cualquier experiencia en un bar. Vivo por los domingos. Vivo por los lunes. Vivo por los jueves.

"La gente siempre pregunta, '¿por qué no sales y lo disfrutas? ¿Por qué no celebras? ¿Por qué no te diviertes? Mi diversión llega los domingos. Cualquiera puede ir al club nocturno. No necesitas ser bueno en salir para ir a un club. Debes ser bueno para jugar los domingos, y para mí, eso es genial".

Antes de la fama y la riqueza, Watt no tenía beca en Wisconsin y ayudaba a pintar el Camp Randall Stadium a cambio de unas monedas.

"Un día llegué a la oficina y él estaba pintando las puertas", recordó el Director Atlético de los Badgers, Barry Alvarez. "Lo que le pusieran a hacer, ese era su trabajo de los veranos".

Tras su año freshman en Central Michigan, Watt, nativo de Pewaukee, Wisconsin, decidió que quería transferirse a Wisconsin. El entonces coach Bret Bielema, ahora en Arkansas, se reunió con Watt y sus padres. El padre de Watt, John, le dijo a Bielema, "mi hijo es muy especial".

"Lo entiendo", dijo Bielema.

"No, no lo hace", replicó John. "Será uno de los mejores jugadores en la historia de este deporte".

Bielema dio la bienvenida a Watt sin beca y poco tiempo después Watt preguntó cómo podía ganársela. Bielema le dijo: conviértete en un titular o alinea en diversas jugadas como suplente.

"Me ganaré la beca para el final de la primavera", le dijo Watt a Bielema.

"Y lo hizo", cuenta el coach.

Watt jugó tan bien durante 26 juegos con los Badgers entre 2009 y 2010, que se declaró para el draft de la NFL tras su año junior. Watt no era la primera opción de Houston. Los Texans iban por Aldon Smith de Missouri pero San Francisco lo ganó como 7° global. En la sala de draft de los Texans comenzaron las discusiones sobre quién reclutar. Phillips gestionó en favor de Watt y Houston lo tomó como 11° global.

"Pienso que muchas personas no acreditaban a J.J. con todo el talento que tiene", dijo Phillips. "¿Alguna vez han visto el salto de caja que realiza? No puedes creer lo alto que brinca y la explosión que eso le implica. Puede correr rápido. Pesaba 290 libras. Es realmente un gran atleta en comparación a su tamaño. No pienso que reciba suficiente crédito. Pienso que ya se han dado cuenta de eso".

La imagen de Watt es cuidada pero genuina. Él afirma que sigue siendo el hijo de Connie y John, hermano de Derek y T.J., y un chico de Wisconsin que sucede ser multimillonario.

Watt afirma que su mayor excentricidad fue comprarle una Range Rover a su madre el mes pasado.

La inconveniencia de atraer gente por donde se mueve, sea un partido de preparatoria, una tienda de licuados o un restaurante, es algo con lo que Watt vivirá contento.

"Es lo que sueñas como niño", aceptó Watt. "Sueñas con ser ese jugador que todos ven. Estás en comerciales. Anotas touchdowns. Haces jugadas. Vas al estadio y la gente lanza gritos en tu favor. Tratas de ir a cenar y no puedes porque la gente quiere tu foto y tu autógrafo. Es increíble. Es una locura.

"Así que sólo me quedo en casa, y vengo a trabajar y eso es todo. Algunas personas dicen, '¿no te molestas? ¿No es molesto que todos quieren tomarse una foto contigo?'. Yo contesto, 'cuando dejen de pedirlo significa que no he jugado bien. Mientras quieran hacerlo, significa que juego bien, así que lo aceptaré'".

Watt no lo dirá, pero sin duda sueña con ganar el premio al Jugador Más Valioso de la liga. Sólo dos jugadores defensivos lo han logrado: Alan Page de los Minnesota Vikings en 1971 y Lawrence Taylor de los New York Giants en 1986. Ambos son miembros del Salón de la Fama.

Después de lo logrado en seis partidos, Watt está en la discusión para el JMV. "Donde sea que la gente me quiera colocar en términos de votación, al final del día es su opinión", considera Watt. "Lo único que puedo hacer es saltar allá afuera y mostrar al mejor jugador posible, y si después votan por mí, lo harán. Si no, pues no. No puedo controlar esos votos. Tú lo sabes".

Sí, lo sé. Ya lo aprendí.