Wayne Drehs
ESPN.com
18y

Patriotismo desbordante

PHOENIX - A esto era lo que se refería el comisionado Bud Selig cuando hablaba de "internacionalización".

Banderas nacionales ondeando en los distintos estadios. Fanáticos envueltos en un duelo de hinchadas, cantando "U-S-A" y "Me-ji-có" unos a otros. El mejor jugador de béisbol del mundo diciendo que la victoria del martes en el Clásico Mundial de Béisbol fue el logro más importante de su carrera.

"Sentí más mariposas que en cualquier partido de playoffs", dijo el tercera base del equipo estadounidense, Chipper Jones. "Y ni siquiera había empezado a jugar. Quería que los muchachos consigan una ventaja antes de pisar la cancha para no hacer papelones".

Jones concretó uno de los dos jonrones - el otro fue del primera base Derrek Lee - que le dieron el triunfo a Estados Unidos sobre México por 2-0 en frente de 32,727 aficionados en el Chase Stadium de Arizona.

Esto fue exactamente lo que el deporte necesitaba. En un día en que el béisbol recibió un duro golpe por las acusaciones de esteroides que recayeron sobre Barry Bonds, el equipo americano dio lo mejor para sacarle una sonrisa a Selig.

"Esperemos que esto genere una buena sensación entre los aficionados", dijo el relevista Brad Lidge, quien se quedó con el salvamento. "Lo necesitamos".

Los ansiosos aficionados - muchos de ellos apoyaron a México - empezaron a llenar las gradas alrededor de tres horas antes del primer lanzamiento. Soplaron cornetas, agitaron banderas e hicieron ruido con todo lo que tuvieron a su alcance - cualquier cosa servía para demostrar su excitación.

Algunos vistieron chaquetas mexicanas, otros se envolvieron en insignias estadounidenses. Otros incluso cubrieron sus cuerpos de pintura. Fue algo más parecido a un partido de fútbol que uno de béisbol.

Dentro del estadio, los fanáticos compraron todo tipo de merchandising. Desde una hora antes del comienzo del partido hasta casi el tercer episodio, las filas en cada negocio eran tan largas que generaban una espera estimada de 30 minutos.

"Todos quieren tener algo. Una camiseta, una chaqueta, algo", dijo Bob Owen, un fanático que esperaba su turno para adquirir una sudadera del equipo americano con el nombre de Johnny Damon. "Es el primer evento de este tipo. Quién sabe si se repetira. Esto será un artículo de colección".

Las banderas mexicanas abundaban en cualquier lugar del estadio. Y cuando cualquier aficionado ensayaba un "U-S-A," rápidamente era acallado por el estruendoso "Mex-I-co." El fervor duró todo el partido, con ambos bandos alimentándose uno a otro, antes de unir fuerzas para generar una "ola" en el octavo episodio.

"Fue increíble", dijo Jones. "Los fanáticos mexicanos tienen mucha pasión por el béisbol".

Todo esto por un evento en el que nadie sabía que iba resultar. Cuando introdujeron al Clásico el verano pasado, algunos pensaron que era una gran idea. Otros tantos creyeron que no funcionaría.
Hubo preocupación por las lesiones, críticas acerca de las cuentas de los pitchers y recientemente, deserciones de varias estrellas de peso. Pero Selig nunca dudó, insistiendo con que valía la pena perder un par de semanas de entrenamiento en la primavera a favor del crecimiento global de deporte.

Y al menos durante una tarde, sus argumentos fueron valederos. Sino pregúnteles a los jugadores del equipo estadounidense, muchos de los cuales mostraron su costado sentimentalista tras el partido.

"Esto fue mejor que cualquier Serie Mundial", dijo el relevista Mike Timlin, quien se quedó con el triunfo. "Realmente fue increíble. Mientras miraba a Jake [Peavy] en esas primeras entradas, sudaba tanto como si hubiese metido las manos en agua".

Timlin no fue el único.

"Quería ganar este partido con todo mi ser", dijo Peavy. "Simplemente no entienden lo que se siente al vestir este uniforme. Nunca sentía algo así en mi vida. Es lo mejor que me ha pasado como jugador".

A pesar de que el martes se vivieron muchas sensaciones nuevas, hubo una que se mantuvo igual. Alex Rodríguez siguió siendo el enemigo No. 1, generando los abucheos de los fanáticos mexicanos cada vez que pisaba el plato.

"Los muchachos me cargaban - ¿Declinaste jugar para México también?", bromeó Rodríguez después del partido, en referencia a su decisión de jugar para Estados Unidos por sobre la República Dominicana.

Varios jugadores resaltaron la química del equipo americano y la manera en que habían dejado sus intereses personales de lado para ponerse al servicio del plantel. Quedó demostrado el martes, con una orden de bateo en la que Lee, el mejor bateador de la Liga Nacional del año pasado, fue empujado al sexto lugar.

Cuando terminó el partido, al lanzador de los Orioles de Baltimor, Rodrigo López, quien recibió la derrota para Méxio, le preguntaron cual había sido el error al otorgarle el jonrón a Lee.

Dijo López, quien se pasó la conferencia de prensa respondiendo en español: "Una bola larga. Muy, muy larga".

^ Al Inicio ^