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Indicios de su grandeza

EL MUNDO ESPERA

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OSCAR DE LA HOYA vs. FLOYD MAYWEATHER JR.
Sábado 5 de mayo, MGM Grand

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La unción del boxeador más importante de nuestra generación no es tan angustiosa como pisar las cuerdas. Pero es, de hecho, un negocio peligroso. Una de las cosas más bellas del boxeo es que no está saturado estadísticamente, dejando la puerta del granero abierta para una divergencia de opiniones pasionales. En algunas eras, el título ha sido relativamente claro: Joe Louis a fines de los '30 y hasta el comienzo de los '40, Sugar Ray Robinson en los '50, Muhammad Ali a fines de los '60 y '70, y Sugar Ray Leonard en los '80.

La era post-Leonard ha sido un poco más oscura. Algunos boxeadores emergieron de la neblina y mostraron poder debajo de las luces -Pernell Whitaker, Julio Cesar Chávez, Roy Jones Jr., Bernard Hopkins, Lennox Lewis- pero los cetros están hechos para uno, y ninguno ha ascendido lo suficiente aún.

Hasta ahora. El 5 de mayo, cuando Oscar de la Hoya salga de su rincón en el MGM Grand en su pelea profesional número 43, habrá solidificado su caso de ser el boxeador más importante de nuestra generación.

La afirmación no será fácil de digerir para los fans y los expertos.

"Es verdaderamente difícil de responder", confirma el venerable entrenador Emanuel Stewart. Si se tratara de un tema legal, la mente más inteligente en temas legales se vería complicada para llegar a una conclusión. De ninguna manera De la Hoya es un ganador aplastante, sino un pura sangre que ha sabido derrotar a sus oponentes por esfuerzo.

Como no hay promedios de bateo o porcentajes de lanzamiento con los que guiarse, el argumento se apoya sobre la definición de grandeza aplicada a sus practicantes. Grandeza no significa el más dotado, el más habilidoso, el más popular, el más fuerte, el más corajudo o el más atractivo. Son todos elementos los que deben ser considerados.

"Cada uno de nosotros tiene su criterio de grandeza", dijo el comentador de Showtime, Steve Albert. "Algunos son evidentes y otros son intangibles".

De la Hoya posee muchos atributos: un golpe extremadamente efectivo, un potente gancho izquierdo. poder suficiente como para poner un corto final a 30 de sus 38 victorias, un mentón empedernido, gran poder de mano y un excelente técnico.

"Las noches que Oscar se encontraba en forma era imparable", dijo Albert. Pero esto no quiere decir que De La Hoya poseyera las cualidades más finas. Lewis tenía un golpe más pernicioso. La cabeza de Chávez estaba hecha de granito. Whitaker puede haber sido el trabajador más puro en la historia del deporte.

"¿El más talentoso?", dice Stewart. "Es fácil. Roy Jones Jr." Pero en el caso de De la Hoya, son los intangibles más que los atributos físicos lo que le ganaron el título del "más grande".

"Uno de mis criterios es como los boxeadores responden cuando algo no sale bien", dijo el analista de color de Showtime, Steve Farhood. "Rebotar de una derrota, por ejemplo, o tener problemas durante una pelea".

De la Hoya rebotó de una controversial derrota contra Félix Trinidad, no peleando contra cadáveres sino al enfrentarse al candidato de la libra por libra Shane Mosley nueve meses después. ¿Recuperándose de problemas? No hay que mirar más allá de la pelea de 1999 entre De la Hoya e Ike Quartey. El invicto de Ghana fue un desafío tremendo y, entrando al duodécimo round, el record de De la Hoya se encontraba al borde del precipicio.

"Esa fue la noche definitoria de Oscar", dijo Stewart. "Soltó toda su furia. Iba a ganar convincentemente o lo iban a noquear". De la Hoya soltó un torbellino que puso a Quartey de rodillas y preservó la perfección.

Otro criterio de grandeza es la cualidad de uno de oposición. Un boxeador simplemente necesita pelear contra otras figuras importantes. O muchos boxeadores de calidad. Ambas cosas preferentemente. Es un cruel cambio de circunstancia, de todas maneras, ya que el legado de un boxeador puede ser empañado por una carencia de otro talento en su era.

"Rocky Marciano fue castigado por la historia, por las circunstancias", dijo el historiador de boxeo Buró Sugar.

Tal es el caso de Jones y Hopkins. No tan así con De la Hoya. Si lista de oponentes de calidad incluye a Oba Carr, Chávez, Genaro Hernández, Hopkins, Ricardo Mayorga, Shane Mosley (dos veces), Quartey, Rafael Ruelas, Whittaker, Trinidad y Fernando Vargas.

Más impresionante aún, de todas maneras, ha sido el entusiasmo de De la Hoya de pelear contra todo aquel que se presentara. "Nunca se opuso a un desafiante que no le gustara", dijo Sugar.

Un hombre que ha generado 492 millones de dólares de PPV fácilmente podría enfrentarse a la mediocridad en lugar de contendientes legítimos. Pero no De la Hoya. "Olviden a los muchachitos lindos", dijo Stewart. "Oscar toma todos los riesgos. Está dispuesto a competir contra quien sea y no tiene miedo".

Es una cualidad particularmente noble ya que, a diferencia de la velocidad y el poder, semejante característica no es infundida por la naturaleza. La voluntad de ponerse a prueba es producto del hombre mismo. Si un boxeador desea noquear a todos sus oponentes, pero no tiene el punzón, no puede. Pero los oponentes pueden ser buscados. Las peleas arriesgadas se pueden arreglar. Un hombre puede ponerse a prueba constantemente.

La mayoría de los boxeadores no lo hacen. Y si alguna vez existió un boxeador que no necesitara tomar un desafío, ese De la Hoya, quien no sólo podría haberse retirado a la Toscana sino que podría haber comprado toda la región. Sin embargo eligió enfrentarse al mejor boxeador de la libra por libra del planeta.

Los disidentes, claro está, son igual de vocales que el coro griego de Sófocles. "Me gusta mucho Oscar", dijo Bernstein, quien cita a Whitaker como merecedor del honor. "Es sin duda el boxeador más importante de los últimos 25 años, pero no el mejor".

El tren de Whitaker es apoyado por Sugar, Farhood y el analista de HBO, Max Kellerman. Farhood se inclina a Chávez . Stewart indica que podría ser Lewis. Ninguno niega que De la Hoya (de 34 años) deba estar en la corta lista de candidatos, pero las cuestiones quedan pendientes. ¿Completó su potencial? ¿Presentó un caso definitivo de grandeza?

"Oscar siempre va en busca de la mejor pelea, y eso es muy importante -dijo Kellerman-. Pero sus performances más importantes han surgido contra oponentes de menor calidad, como Mayorga o Vargas".

Las guerras victoriosas se pesaron contra un número de oponentes de calidad que aparentemente no compensan por una cierta cantidad de derrotas. Una parodia en 1999 contra Trinidad; una decisión dividida en manos del candidato de la libra por libra Mosley, en 2000; una cuestionable decisión en su revancha del 2003 y un nocaut contra Hopkins.

Las fallas de De La Hoya son notorias, pero los defectos de los otros candidatos son más llamativos. Por todo su talento inimitable, Jones no sólo tenía un golpe de cartón sino que mostró falta de corazón en su pelea con Antonio Tarver. La determinación de Chávez fue inspiradora, pero era más que nada un simple caballo de fuerza. Whitaker es quien más se aproxima a el título de "más grande" si no fuera por su problema: la falta de poder.

Sin embargo, el resultado de La Pelea del Siglo podría cambiar la sintonía de muchos críticos. Incuestionablemente Mayweather es un excelente boxeador que se encuentra en la cima de su carrera, precisamente la pelea que ha eludido a De la Hoya.

"Si vence a Mayweather -dice Farhood-, responderá muchas preguntas".

De todas maneras, victoria o derrota, De la Hoya merece ser llamado 'el más grande de nuestra generación'. La grandeza no es algo que se tiene, explica Kellerman, sino algo que uno debe adquirir.

De la Hoya va a hacer eso a comienzos de mayo. Al involucrarse en lo que podría ser la pelea más importante en la historia del boxeo, De La Hoya ha demostrado que más allá de la victoria o la derrota, se merece un lugar en el trono.