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Con bombos y platillos

El Estadio Havelange, construido para los Panamericanos EFE

RIO DE JANEIRO -- El estadio olímpico Joao Havelange, desde hoy el más moderno de Brasil y construido para los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro, fue inaugurado este sábado en un acto oficial que precedió al clásico entre Botafogo y Fluminense, cuyos hinchas agotaron las 45.000 entradas.

Pese a no tener el tamaño ni la fama del legendario Maracaná (78.000 espectadores), el nuevo estadio de Río de Janeiro bautizado en honor al ex presidente de la FIFA Joao Havelange ofrecerá a los hinchas cariocas comodidad y tecnología similar a la que tuvieron los estadios utilizados en el Mundial de Alemania del año pasado, según sus administradores.

El estadio, que ya recibió el apellido de "Engenhao" por estar ubicado en el barrio Engenho de Dentro, en la zona norte de Río de Janeiro, cuenta con pantallas para transmitir el partido al vivo, un sistema de iluminación que no produce sombras en la grama y una cobertura de acero sustentada por cuatro gigantescos arcos.

Igualmente cuenta con pista especial de atletismo, un gigantesco tablero electrónico colgado en la cobertura, un sistema de reutilización del agua de lluvia para la irrigación de la grama y para los baños, y espacios reservados y equipados para deficientes visuales y auditivos.

La principal obra construida por Río de Janeiro para los Juegos Panamericanos, que la ciudad organizará entre el 13 y el 29 de julio, tuvo un costo de 380 millones de reales (unos 190 millones de dólares) y demoró tres años en ser concluida.

El estadio será el escenario de las competiciones de fútbol y atletismo durante los Panamericanos.

Pese a la rivalidad del clásico con que se inauguró el estadio, ya que el partido enfrenta a dos de los grandes adversarios de Río de Janeiro y pone en juego el actual liderato del Botafogo en el Campeonato Brasileño, los hinchas de ambos conjuntos se unieron para participar en la fiesta de inauguración.

Todo el estadio cantó al unísono el himno nacional de Brasil y aplaudió junto un acto de protesta contra la violencia en Río de Janeiro en el que camisetas blancas fueron rasgadas y convertidas en pañuelos.

Tras el acto inaugural, los hinchas revivieron su rivalidad, entonaron cánticos provocadores y volvieron a mostrar las banderas de sus equipos.

El estadio deberá convertirse en objeto de disputa entre Botafogo y Fluminense, ya que ambos anunciaron su intención de disputar la licitación abierta por la alcaldía de Río de Janeiro para conceder a la iniciativa privada la administración del nuevo escenario deportivo por los próximos 40 años.

En la ceremonia de inauguración participaron el ministro de Deportes, Orlando Silva; el alcalde de Río de Janeiro, César Maia, y el presidente do Comité Organizador de los Panamericanos y del Comité Olímpico Brasileiro, Carlos Arthur Nuzman.

El gran ausente fue Havelange debido a que el ex presidente de la FIFA tuvo que viajar a Guatemala para asistir a la 119 sesión del Comité Olímpico Internacional, aunque ya anunció que estará en el estadio el 12 de julio para el primer partido por los Panamericanos entre las selecciones femeninas de fútbol de Brasil y Uruguay.

Según el ministro de Deportes, el nuevo estadio le permitirá a Río de Janeiro ser sede de varios eventos deportivos internacionales y refuerza las aspiraciones de la ciudad a organizar los Juegos Olímpicos de 2016.

"Este es el principal espacio de los Juegos Panamericanos y forma parte del conjunto de inversiones hechas para que Río pueda seguir soñando con la posibilidad de ser sede de unos Olímpicos", afirmó.

Para el alcalde de Río de Janeiro, el estadio "le da a la ciudad un protagonismo internacional que no tenía".

"El estadio es medalla de oro. Es símbolo de los Panamericanos y un regalo para todos los hinchas de Brasil", agregó Nuzman.