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San Pablo 1963, pura ganancia

LA HISTORIA DE LOS JUEGOS
Esta nota es la cuarta de una serie especial sobre la historia de los Juegos Panamericanos. De aquí al comienzo de los Juegos de Río 2007, se irán sumando otras notas regularmente.

* Buenos Aires 1951: El comienzo

* México 1955: Segunda escala

* Chicago 1959: Dominio de EEUU

BUENOS AIRES -- A esa altura, San Pablo ya era la urbe más populosa no sólo del Brasil, sino de América del Sur, rodeada de un cordón industrial en pleno crecimiento, capaz de impactar al visitante por su dimensión. A eso sumó el ritmo de la contagiosa samba y el apoyo de un público vibrante y entusiasta, para hacer de los Juegos un espectáculo, donde el esfuerzo muscular contó del acompañamiento de la sana alegría.

El gobernador del Estado de San Pablo, Adhemar Ferreira de Barros, fue el principal impulsor. Acondicionó las instalaciones deportivas existentes y encaró la única inversión con visión futura. Construyó una Villa Panamericana de seis grandes edificios, de seis pisos cada uno, hoy pertenecientes a la Ciudad Universitaria de San Pablo. Y consiguió algo impensado a la hora de rendir cuentas: un interesante superávit.

Pasemos a las novedades. Por primera vez las mujeres compartieron con los hombres la Villa Panamericana. Por primera vez, se utilizó el photochart en atletismo y se redujo de tres a dos el máximo de participantes por país en las pruebas individuales, para evitar la total presencia de los estadounidenses en los podios, como había sucedido en la mayoría de ellos en Chicago.

DATOS COMPLEMENTARIOS
* El afán de perpetuar su historia, sus tradiciones y valores autóctonos, llevo a la organización a hacer el nacimiento de la llama olímpica en Brasilia, en el corazón de Brasil, utilizando los métodos utilizados -más de mil años atrás- para provocar el fuego. Los descendientes de los Indios Carajás se encargaron de revivir ese singular ritual.

* El boxeador argentino Oscar "Ringo" Bonavena, quien alcanzara trascendencia mundial por sus peleas en la categoría pesado y su asesinato en los Estados Unidos, dejó una triste imagen en San Pablo. No sólo lo golpeó duramente el estadounidense Lee Carr, sino que impotente, tratando de frenar semejante acoso, aplicó un feroz mordisco en la oreja de su rival en la oreja a mediados del primer round. El grito de dolor de Carr fue escalofriante, la sangre brotaba de la oreja. De inmediato, el árbitro detuvo el combate y declaró ganador a Carr, luego de descalificar al argentino.

* El judo se incorporó al programa de los Juegos. Hubo pruebas hasta 70, 80, 91kg y abierta. Estados Unidos, Brasil y Uruguay fueron los únicos países participantes. El brasileño Lhofei Shiozawa ganó en 80kg y los estadounidenses Toshiyuki Seino, George Harris y Benjamín Campbell se impusieron en las otras tres.

* Hubo 24 records panamericanos, divididos por partes iguales entre el atletismo y la natación. En esta última, todos los primeros puestos fueron de los Estados Unidos, pero el único que se destacó fue Roy Saari, al vencer en 400 y 1.500m. En Tokio, Saari finalizó cuarto en 400 y séptimo en 1.500.

* Casi inadvertido pasó Alberto Demiddi, considerado el mejor remero argentino de todos los tiempos, al ser figura mundial como singlista. La razón estuvo en su participación en el doble par, debido a que Antonio Soma, su pareja en ese bote medalla de plata, compitió en el single scull.

* La familia venezolana Capriles dio la nota en natación con la presencia de cuatro hermanos: Teodoro (18 años, recordman sudamericano de los 400m, libre, finalizó sexto), Vicente (16), María Mercedes (20) y Esther (19, sexta en 100, mariposa), cuidados por el padre, que era el delegado.

* La cantidad más reducida de atletas asistió a San Pablo, con 1784 (1466 varones y 318 mujeres). De los 156 oros distribuidos. Estados Unidos se quedó con 106; Brasil (por única vez segundo), 14; Canadá, 11; Argentina, 8; Cuba y Uruguay, 4; Venezuela, 3; México y Chile, 2; Trinidad & Tobago y Guyanas, 1.

EL FORMIDABLE RALPH BOSTON

Traía en sus alforjas el oro y el record olímpico de salto en largo, logrado en Roma. En el saltómetro, el estadounidense Raph Boston desató ovaciones en cada uno de sus intentos, porque superaba con facilidad los ocho metros. En el tercero alcanzó los 8,08m y empezó a vislumbrase de posibilidad de asistir a la caída del añejó record mundial de Jesse Owens, de 8,13, conseguido en 1936.

En el cuarto salto, alcanzó 8,09; en el quinto, 8,10 y en el sexto y último, fue seguido con expectativas, en medio de un profundo silencio. Visualmente dio la impresión de poder haber asistido a una hazaña. Las miradas se clavaron en la medición de los jueces. El fallo fue 8,11.

No pudo ser, pero Ralph había anunciado lo que vendría después. En mayo del año siguiente, superó la marca de Owens por ocho centímetros y mejoró su propio record en cuatro oportunidades hasta llevarlo hasta los 8,35. Al oro olímpico de Roma, agregó la plata, en Tokio, y bronce, en México, donde Bob Beamon destruyó su record, con aquel asombroso 8,90, que jamás repitió ni se acercó. Boston saltó en su carrera 69 veces más de ocho metros y 28 más de 8,15. Un fenómeno de esa época.

EDITH MCGUIRE Y ENRIQUE FIGUEROA CAMUE

Sostengo que hurgando en los resultados de los Juegos Panamericanos, siempre aparecen anuncios de significativas actuaciones posteriores. Ese es el caso de la estadounidense Edith McGuire, ganadora de los 100m. En Tokio 1964, se impuso en los 200m, con primado olímpico y a una centésima del registro mundial de Wilma Rudolph. En los 100m, fue segunda de la estrella de la velocidad Wyomía Tyus.

Si de anuncios se trata, habíamos mencionado en Chicago 1959, la impresión dejada por el sprinter cubano Enrique Figueroa Camué. Al año siguiente, ocupó el cuarto lugar en Roma. Aquí fue un bólido en los 100m, para en Tokio ganar la presea de plata, detrás de Robert Hayes, que igualó el record mundial de 10s.

LA DESPEDIDA DE OSVALDO SUAREZ

Para el atletismo argentino significó el cierre de su etapa más importante y la apertura de un lapso sin victorias hasta Winnipeg 1999. Osvaldo Suárez se despidió venciendo en los 5.000, mejorando en tres segundos su propia marca, y siendo segundo en los 10.000. Juan Carlos Dryska, en los 400, con vallas, bajó el telón de ese período tan añorado.

DOS VENEZOLANOS EN EL PODIO

La final de la prueba de los 200m fue disputadísima. Tres atletas cruzaron la línea de llegada con el mismo tiempo, 21s2. El photochart definió que el venezolano Rafael Sandrea se quedara con el oro; el norteamericano Ollan Cassell, con la plata; y el venezolano Arquímedes Herrera, con el bronce.

UN ADIOS Y UNA SOLITARIA MEDALLA

La chilena Marlene Ahrens le dio el adiós a la jabalina, poniendo el broche de oro a una trayectoria excepcional, mientras que Felipe Negrete Gamboa le brindó a México la solitaria medalla de la maratón que figura en el historial panamericano de ese país.

EL PRIMER ORO CUBANO EN BOXEO

Roberto Caminero (60kg) abrió la carpeta de los éxitos cubanos en los Juegos. De las diez categorías, ocho de los títulos pertenecieron a los latinoamericanos. Esos oros los obtuvieron, además de Caminero, los brasileños Rosemiro Mateus dos Santos (57kg), Elcido Neves (71kg) y Luis L. César (75kg); los argentinos Abel Almaraz (54kg) y Adolfo Moreyra (63kg); el uruguayo Florial García Larrosa (51kg) y el chileno Mishael Vilugron (67kg.).

CICLISMO Y REMO

Hubo dominio de los ciclistas sudamericanos. Los uruguayos Rubén Etchebarne, Luis Pedro Sierra, Juan José Timón y Alberto Velázquez se impusieron en 4.000m persecución por equipos y Wilde Baridon, Juan José Timón y Tomás Correa, en ruta por equipos. El venezolano GregorioCarrizales venció en el individual de ruta, delante del uruguayo Baridon, y el argentino Carlos Vásquez hizo suyo el kilómetro contra reloj. Junto a ellos, deslumbró el trinitario Roger Gibbons, toda una estrella mundial, en velocidad.

En remo, los botes rioplatenses se repartieron los dos triunfos. El doble par lo ganaron los uruguayos Mariano Caulin y Gustavo Pérez, mientras que el cuatro largos, con timonel, los argentinos Juan J. Retegui, Ismael Santana, Juan M. Díaz, Roberto Gilardi y Gustavo Marzi (t).

MARIA ESTHER BUENO

La tenista María Esther Bueno estaba en lo mejor del nivel mundial. Fue la mimada y admirada de los paulistas. No tuvo inconvenientes para derrotar a la mexicana Yolanda Ramírez, que sumaba la tercera plata consecutiva, pero, como era una excelente jugadora de dobles, consiguió por tercera vez consecutiva el oro en el doble mixto, con Francisco Contreras. Los locales se adjudicaron el singles y el doble masculino, a través de Robert Barnes en las dos especialidades, la segunda junto con Carlos A. Fernández.

EL BEISBOL DE CUBA

Con un desempeño acorde a su tradición, Cuba recuperó el cetro de béisbol. Venció en siete encuentros y sólo tuvo un inesperado revés ante México por 5 a 2. Batió a los Estados Unidos, el subcampeón, por 13 a 1 y 3 a 1, en ambas ocasiones con el estelar serpentinero Modesto Verdura, todo el tiempo en la lomita. También merece mencionarse al toletero Miguel Cuevas, de llamativo rendimiento.

DEPORTES POR EQUIPOS Y ALGO MAS

Pese a finalizar invicto, el fútbol argentino no pudo hacer realidad su cuarto trono consecutivo. Lo perjudicó el empate con Chile sin goles, pues también igualó con Brasil, en el match decisivo. Ese 2 a 2, lo relegó al segundo puesto. Brasil, que había ganado todos los otros partidos, se consagró campeón por primera vez, con Ayrton, un neto goleador. Chile, Uruguay y Estados Unidos finalizaron tercero, cuarto y quinto.

El básquetbol atrajo a multitudes, que desbordaron la capacidad del amplio Coliseo de Ibirapuera. No era para menos, Brasil poseía un notable plantel con Amaury, Wlamir, Sucar, Mosquito y Ubiratán Pereira. Pero cayeron ante un sólido seleccionado universitario estadounidense en la final, teniendo como líder a Jerry Shipp, por 78-66 (37-31, en el primer tiempo). En la rama femenina, la clasificación fue similar.

En cambio, los papeles se invirtieron en el voleibol (femenino y masculino) y en el waterpolo, cubriendo de felicidad al deporte brasileño, además de los triunfos en yachting de Joaquim Roderbourg y Klaus Hendricksen (Flying Dutchman) Reinaldo y Ralph Conrad (Snipe), y Hans H. Domschke (Finn). 4.

También en yachting, el argentino Jorge Salas Chávez repitió en la Clase Dragón. En esgrima, la cubana Gabriela Mireya y Guillermo Saucedos hicieron valer sus cualidades en florete. En tiro, el venezolano Enrico Forcella fue el único vencedor latinoamericano y, en pesas, Martín Diaz (57kg) le otorgó el primer oro a Guyanas.

UN RECORD MUNDIAL PERO SIN ORO

En levantamiento de pesas, José Antonio Flores, de Antillas Holandesas, quebró el récord mundial de press la categoría hasta 90kg, al levantar 162,5kg. A pesar de eso, recibió la medalla de plata, porque en esa época se tomaba la suma de los tres movimientos para el único oro que se distribuía y, en este singular caso, fue a las manos del estadounidense Bill F. March.

Una perlita, para despedirnos de San Pablo 1963.

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