Glyn Leach 16y

Un Príncipe ilustre

Hay cierta ironía en el hecho que Marco Antonio Barrera anuncie su retiro justo con su ex rival, el Príncipe Naseem Hamed, ha sido propuesto para entrar al Salón de la Fama del boxeo.

Cuando llegue el momento, Barrera tendrá garantizada su entrada en Canastota --su currículum incluye 25 peleas mundialistas, títulos en tres divisiones y algunas de las peleas más memorables de una era. No hay dudas que está adentro.

Pero deberá esperar porque se necesitan cinco años luego del retiro para que se abran las puertas del salón a un boxeador.

¿Realmente han pasado cinco años desde que la carrera de Hamed fue terminada por Barrera, quien destruyó al pluma invicto en Las Vegas en mayo de 2001?

Así parece.

Hamed es un mes más joven que Barrera y se convirtió en profesional tres años después que el mexicano. Pero se retiró en 2002, a los 28 años, y con sólo una derrota --por decisión unánime ante Barrera-- en su historial, que quedó definido como 36-1, con 31 nocauts.

Es una marca increíble para los estándares de cualquiera y su ex promotor, Frank Warren, no tiene dudas que el duro pegador merece un lugar en el Salón de la Fama.

"Fue un boxeador que rompió las reglas", dijo Warren. "En su pico, sin dudas estaba por encima de todos los boxeadores de la división pluma. Venció a todos los campeones de su era".

Hamed derrotó a Steve Robinson por el título de la OMB, a Tom "Boom Boom" Johnson por el de la FIB, a César Soto por el de la CMB, y al campeón de la AMB, Wilfredo Vázquez, entregó su cinturón para poder enfrentar a Hamed, la estrella más grande de la división en ese momento.

Hamed participó en 16 peleas mundialistas. Aunque algunos de esos rivales generaron interrogantes (Said Lawal, KO1, marzo 1996) o tuvieron mejores días (Kevin Kelley, KO4 en Nueva York, Diciembre 1997), otros (Remigio Daniel Molina, Wayne McCullough) continuaron sus carreras camino a pelear por títulos mundiales luego de ser derrotados por Hamed, y dos rivales derrotados en el undécimo asalto por Hamed (Manuel Medina y Paul Ingle) fueron luego campeones del mundo.

Pero definir a Hamed con estadísticas sería no entender al fenómeno.

Sin lugar a duda, el Príncipe fue el boxeador más excitante de su era, un pegador poco ortodoxo con talento natural. Sus entradas al cuadrilátero se parecían más a las de Shawn Michaels en la WWE y sus peleas eran imperdibles. Hamed tenía un gran atractivo en el Reino Unido, donde una multitud más joven de lo habitual llenaba estadios, que nunca volvieron a ser cubiertos en su totalidad. Esos eran fanáticos de Naz, no del boxeo.

Pero al momento que Hamed viajó a Las Vegas para pelear con Barrera, ya no estaba en su pico. Sino más bien en caída libre.

La última pelea de Hamed, ante Manuel Calvo, 10 meses después de caer ante Barrera, fue equivalente a un infame concierto en el que un intoxicado Elvis se olvidó las letras de sus canciones. Una actuación tan tambaleante que fue sólo una parodía grotesca de sus mejores días.

La caída de Hamed se veía venir antes de los 36 minutos traumáticos con Barrera. Hacia tiempo que se había alejado de las cosas que lo habían llevado al éxito.

Su mentor y entrenador, Brendan Ingle, había quedado en el pasado, reemplazado por una confusa esquina que vio como Oscar Suarez y Emanuel Steward batallaban por la atención del Príncipe, mientras se ignoraban entre ellos.

Frank Warren, el promotor que llevó a Hamed a la cima luego de comienzos fallidos con Mickey Duff y Barry Hearn, se alejó luego de intensas peleas de poder con el hermano mayor de Hamed, Riath.

El mundo de Hamed ya se estaba derrumbando antes de la pelea con Barrera y Warren cree que el mexicano lo agarró en el momento justo.

"Yo ya me había alejado, porque no quería lidiar con su hermano", dijo. "Pero había tratado de realizar la pelea con Barrera durante años. Sin embargo, su mánager, Ricardo Maldonado, siempre parecía encontrar una buena razón para evitar a Naz".

¿Hubiera Hamed derrotado a Barrera en su pico de rendimiento? Warren así lo cree. Y está covencido que Hamed es un candidato certero al Salón de la Fama.

"Rompió todas las taquillas en un momento de su carrera", dijo el promotor.

Coincido. No importa lo que hubiera sido, pero Hamed fue dueño de la división pluma durante tres años, entreteniendo a mucha gente en el proceso. Eso merece un reconocimiento de parte del mundo del boxeo.

En noviembre de 1996 me senté al costado del cuadrilátero con Hamed cuando Barrera defendió su título súper gallo de la OMB ante Junior Jones de Tampa, en el semi fondo del duelo semi pesado entre Roy Jones y la sombra de Mike McCallum. Hamed y su esposa estaban de vacaciones en Tampa, cortesía de Walt Disney, en el momento y en un principio dudaron de hacer el pequeño viaje a Tampa.

Steve Bunce y yo eramos los únicos escritores británicos que hicimos le viaje y estabamos en contacto permanente con la contestadora de Naz.

"Naz, ven aquí, ven a ver al hombre con el que ganarás millones un día".

"Levanta el teléfono Naz, se que estás ahí".

"Por favor Naz".

Nuestra campaña funcionó y en la noche de la pelea, Naz y Eleasha nos pasaron a buscar por el hotel y nos llevaron al estadio en una limosina enorme. Fue el comienzo de una tarde surreal para todos nosotros.

Naz todavía no había hecho su debut en Estados Unidos ni experimentado el estilo de vida de una estrella. Los cuatro pasamos gran parte del viaje maravillados por la gran cantidad de compartimentos y cajones que teníamos para jugar en la limosina. Los taxis británicos no son nada parecido a eso.

Había brisa en la tarde, pero Naz caminaba apenas con una chaquetilla de cuero sin camiseta. Podría medir sólo 5.3 pies, pero se las arreglaba para imponer su físico. Sus bíceps eran enormes y felizmente los flexionó para la multitud cuando ingresó al estadio. Algunos lo reconocieron a esa altura de su carrera y otros lo abuchearon --lo que hizo flexionarlos aun más. Fue todo muy divertido.

Lou DiBella, todavía con HBO, miraba el costado del cuadrilátero. "Ahí hay un muchacho al que me gustaría conocer", me dijo, lo suficientemente fuerte como para que Hamed escuche. Pero el Príncipe estaba ocupado firmando autógrafos y mostrando sus músculos. Eventualmente hice el contacto pero todavía estoy esperando mi parte del mega contrato que firmaron HBO y Hamed al poco tiempo.

Junior Jones escuchó que Hamed estaba en el estadio y a través de un mensajero le pidió al Príncipe que lo visite antes de enfrentar a Barrera. Dos años antes, Jones había sido detenido defendiendo su título gallo de la AMB. Sus días parecían terminados. Había acumulado una buena serie de victorias luego de aquella derrota, pero iba de punto ante el invicto mexicano.

Naz felizmente accedió y se reportó en camarines: "Tuvimos una buena charla. Me dijo que había visto todas mis peleas. Un muchacho agradable. Creo que Junior necesitaba alguien que le diera confianza".

Luego de tres asaltos con Barrera, Jones había recuperado toda la confianza que iba a necesitar. Parecía no errarle al mexicano con sus derechas. Y estaba lastimándolo.

Naz me miró en un parate y me preguntó: "¿No siempre es tan malo no?".

Dos asaltos después, la pelea terminó cuando la esquina de Barrera ingresó al cuadrilátero, rescatándolo de un castigo mayor. Barrera estaba al frente en las tarjetas pero las cosas no estaban saliendo como se habían planeado. Y al lograr la descalificación de Barrera ingresando al cuadrilátero, Ricardo Maldonado y Cia. salvaron al mexicano de su primera derrota de su carrera, que llegaría cinco meses después cuando Jones lo superó en la revancha.

Durante la celebración, Junior se acercó al costado y saludo a Naz. Pero nosotros estábamos sorprendidos por lo que habíamos presenciado.

Barrera tenía la mirada perdida cuando se sentó en la conferencia de prensa un rato más tarde. Se quedó envuelto en un pensamiento profundo mientras el salón empezaba a desocuparse. Cuando Naz y yo pasamos junto a él, el Príncipe lo saludo con un apretón de manos.

"Mala suerte amigo", dijo Hamed. "Pero debes trabajar en tus bloqueos contra los derechazos".

Y desde ese entonces, supe que Naz tuvo el número de Barrera. Es gracioso como se dieron las cosas.

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