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Todo pasa por la química

Ron Artest

(Getty Images)

Artest, el ex alero de los Kings, despierta grandes ilusiones en Houston

BUENOS AIRES -- Empecemos por lo principal: con la llegada del alero Ron Artest, Houston tiene individualidades para volver a conquistar un trofeo de campeón.

Pero, ¿Acaso la acumulación de estrellas es sinónimo de un gran equipo?

No siempre.

Todo pasa por la química, por la responsabilidad de los jugadores y por la adaptación de las figuras a nuevos roles dentro del plantel. Los grandes equipos se nutren de líderes, pero también de peones que aceptan y aplican, sin poner mala cara, la idea de juego del entrenador.

La llegada de Ron Artest a los Rockets me recordó la de Pau Gasol a los Lakers: Houston no perdió prácticamente nada y ganó -en principio y si todo funciona bien- un todoterreno de la NBA. Es que si uno mira con lupa este movimiento, es un intercambio de oro para la franquicia de Rick Adelman: el base veterano Bobby Jackson, el alero novato Donte Greene y una selección de primera ronda en el Draft del año que viene a cambio de Artest suena a ganga por donde se lo mire.

Ahora bien ¿Es Artest el jugador que necesitan los Rockets para dar el salto de calidad? ¿O es acaso más de lo mismo?

No lo creo. Veamos, Artest sería la síntesis perfecta entre Tracy McGrady y Shane Battier. Un alero que puede jugar sin problemas en la posición de ala-pivote y que reúne tres condiciones fundamentales: anota, defiende y tiene una gran actitud.

Seguramente muchos de ustedes estarán pensando en el comportamiento de este jugador. Como respuesta puedo decir que el ex alero de los Pacers y los Kings ha madurado bastante en el último tiempo y sus decisiones son mucho más meditadas y menos temperamentales. Sabe que su carrera ha sido problemática -sobre todo tras el escandaloso incidente jugando para los Pacers en Auburn Hills contra Detroit, a principios de la campaña 2004-05, en el que protagonizó una escandalosa pelea contra un fanático que le costó la suspensión por el resto de la temporada- pero que está en sus manos revertir esos acontecimientos.

"Es una persona diferente a la que era hace unos años", dijo el propietario de los Rockets, Leslie Alexander, tras la contratación. "A él le importa su desempeño más que nunca en su vida".

Algunos podrán pensar que son sólo palabras, y que muchas veces a las palabras se las lleva el viento. Pero recordemos que Yao Ming tuvo declaraciones fuertes días antes del comienzo de los Juegos Olímpicos por la llegada de Artest, y el alero, en vez de contestarle, bajó la cabeza y prometió trabajar duro. Quizás un signo de madurez.

Para cerrar el tema Artest, no habrá mejor entrenador que Rick Adelman para potenciar sus habilidades. Adelman lo dirigió en Sacramento cuando el alero fue adquirido por los Kings durante la temporada 2005-06. En aquella oportunidad promedió 17 puntos, 5.2 rebotes y 4.2 asistencias, y fue nombrado al primer equipo defensivo de la NBA.

Más allá de Artest, Houston tiene otra gran razón para pelear el anillo. Se trata del triplero veterano Brent Barry. Además de ser otro férreo defensor -y un lucido colaborador en ofensiva teniendo en cuenta sus 36 años, cumplirá 37 el próximo 31 de diciembre-, se trata de una voz de experiencia en el vestuario a la hora de pelear contra los fantasmas de primera ronda de playoffs.

Los Rockets contarán con diversidad a la hora de formar quintetos. Todavía les falta otro jugador de peso en la pintura para acompañar a Yao Ming y Luis Scola. Carl Landry y Chuck Hayes pueden ser importantes para sustituir al argentino, pero Dikembe Mutombo, más allá de que sigue rindiendo año tras año, no deja de tener 42 años y eso pesa, sobre todo en la recta final de la serie regular y los playoffs.

De todos modos, podemos esbozar al menos tres quintetos iniciales. Si lo que necesita Adelman es un quinteto versatil, con más velocidad que peso en la pintura, esta alineación funcionaría a la perfección: Rafer Alston, Tracy McGrady, Shane Battier, Ron Artest y Yao Ming.

Supongamos que la idea es sumar juego debajo del aro, entonces entraría Scola por Battier o Artest. Y en un tercer quinteto, para sumar poderío ofensivo, podría ingresar Barry por Artest o Battier.

Me sorprende gratamente la gran estructura defensiva de este plantel, sobre todo lo que pueden dar Artest y Battier entre el perímetro y los postes. Si a eso le sumamos la técnica de Scola y la altura de Yao en defensa, es un equipo que puede asfixiar sin la pelota.

Hasta aquí, todo color de rosas. Pero el problema puede empezar a surgir en ofensiva. Si bien Tracy McGrady ha sido el líder anotador de Houston, todavía necesita bastante camino para transformarse en el capataz de este plantel. En la temporada pasada, por momentos neutralizó demasiado el juego en sus manos y tomó decisiones equivocadas, sobre todo con lanzamientos apresurados tras ofensivas cortas. Ahora los Rockets tienen variantes para lastimar y es aquí donde McGrady debe demostrar que es un gran jugador. Destaco como ejemplo positivo a Kobe Bryant, que tardó en entender este concepto pero cuando lo hizo propio, guió a los Lakers a las Finales aprovechando a sus compañeros y sin la necesidad de desgastarse de más.

Entonces ¿Cuáles son las variantes ofensivas de Houston? Rick Adelman puede diseñar jugadas para:

  • El juego interno de Yao, ya sea poniendo la pelota en el poste bajo o jugando pick and roll con un perimetral, en primera instancia McGrady.

  • El tiro a distancia de McGrady o sus penetraciones, siempre y cuando reciba cortinas adecuadas y no se convierta en un monólogo del número 1. Puede ser en uno contra uno o con pick and roll de Yao o Scola.

  • Las penetraciones de Artest y su tiro de corta distancia. Debería convertirse en una buena opción de ataque, pero su prioridad será defensiva y de colaboración en los rebotes.

  • El tiro de media distancia de Scola y su juego debajo del aro, sobre todo cuando no esté en cancha Yao o se dificulte la línea de pase para que reciba el gigante chino. Se espera que tras su año de novato, el argentino siga creciendo en su juego, tal como lo hizo con su selección en Beijing 2008.

  • Las penetraciones de Rafer Alston, siempre y cuando no se puedan explotar las alternativas anteriores.

  • El tiro a distancia de Brent Barry cuando le toque ingresar. La rotación de balón y los cortes hacia el lado débil con cortinas dobles pueden funcionar para que tenga un lanzamiento limpio. También puede darse esta alternativa en salidas de fondo o de media cancha. Barry es una opción importante, pero McGrady también puede ser el hombre indicado para salir a tomar ese tiro.

    Son muchas variantes de juego y en la diversidad bien entendida está el camino del éxito. Los Rockets serán un equipo con mucha profundidad de banco. A los apellidos nombrados, debemos sumar a Carl Landry -una de las revelaciones de la temporada pasada debajo del aro- a Chuck Hayes, a Dikembe Mutombo y también a Luther Head, de quien se esperan más minutos tras la salida del veterano Bobby Jackson. También debemos sumar a Steve Francis (¿Podrá regresar a ser en parte quien fue?) y al joven conductor Aaron Brooks.

    LOS PELIGROS A TENER EN CUENTA
    Uno por uno, veamos los puntos en los que pueden sufrir los Rockets:

  • El desarrollo como equipo. Tras la llegada de Artest, hay muchas dudas acerca de su comportamiento. Pero no es lo único que puede acarrear conflicto: la batalla de egos entre McGrady, Yao y el mencionado Artest debe resolverse rápido para que los Rockets sean el equipo de los 22 triunfos consecutivos sin Ming y no simplemente un puñado de egoísmos.

  • Las lesiones. En la temporada pasada Yao se fracturó el pie, se perdió los playoffs y los Rockets lo sufrieron bastante. Además, los problemas en la espalda de McGrady fueron recurrentes y también las diversas molestias de Alston, entre otros jugadores de relevancia.

  • El recambio en puestos clave. En el puesto de armador, tras la partida de Bobby Jackson, Rafer Alston será el base natural de los Rockets, pero para reemplazarlo habrá dos jugadores que tendrán que evolucionar en su juego: Luther Head y Aaron Brooks. Podemos sumar también en este lote a Steve Francis. En tanto, en el puesto de centro, Yao Ming tiene como reemplazante natural a Dikembe Mutombo. Es cierto, Chuck Hayes y Carl Landry también pueden salir a la cacería si hace falta, pero los Rockets en ese caso perderán mucha altura. Seguramente Rick Adelman lo sabe y trabajará para que el equipo no pierda juego con estas sustituciones.

  • La mentalidad de playoffs. Los Rockets tienen que romper una barrera que es tanto deportiva como psicológica: la primera ronda de la postemporada. Aún es muy temprano para anticipar el salvaje oeste, pero lo que si podemos decir es que está plagado de figuras y de grandes franquicias, por lo tanto la idea consiste en ir preparando deportivamente -con descanso criterioso, por ejemplo- y mentalmente a los jugadores para saber que esa es la primera meta a romper. Un buen récord en serie regular es el primer paso a cumplir.

    Rick Adelman estudia los acontecimientos que vendrán y sabe que está ante la chance que persiguió durante toda su vida: ganar un campeonato NBA. Estuvo cerca con los Trail Blazers, cuando moría la década del '80 y nacía la del '90. Pero los Pistons de Isiah Thomas y los Bulls de Michael Jordan, frustraron el intento.

    Casi dieciocho años después, y tras dejar los Blazers, los Warriors y los Kings, Adelman espera romper su sequía con un campeonato con los Rockets, que no conquistan un trofeo desde la temporada 94-95, cuando Rudy Tomjanovich era el entrenador y Hakeem Olajuwon la estrella.

    La clave para Houston será entonces encontrar la química grupal, hecho que servirá de punto de inicio para conquistar resultados.

    Materia prima sobra. Ahora, es tiempo de poner manos a la obra para moldearla.