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El gran capitán

Mancini dirige al equipo en la segunda final Getty Images

BUENOS AIRES -- Habrá que dejar de lado las discusiones. Algunos dirán que le tocó dirigir a la camada más rica y variada del tenis argentino. Otros, que se apoyó en una estrella que siente pasión intensa por la Copa Davis: David Nalbandian. Quizá haya quien piense que, con el equipo del que dispone, ya debería haber ganado alguna Davis. Pero algo es seguro, indiscutible: en cuanto a resultados, Alberto Mancini es el capitán albiceleste más exitoso de la historia.

Es que el Luli llevó al conjunto nacional a dos finales de Copa Davis (2006, derrota con Rusia, y este 2008 frente a España), el doble de las que ostentaba Argentina en toda su historia. Quizá valga recordarlo: sólo se había llegado a esa instancia una vez, en 1981, de la mano de Guillermo Vilas y José Luis Clerc, bajo la capitanía de Carlos Junquet. Además, el gran DT logró llegar a otra semifinal: frente a Eslovaquia en 2005, en lo que resultó ser el desastre de Bratislava.

Aquel 2005 fue justamente el año del debut de Mancini en la Davis. En aquel entonces el tenis argentino mostraba mayor cantidad de opciones, otra abundancia: David Nalbandian, Guillermo Coria y Gastón Gaudio estaban entre los mejores diez del mundo. También estaban disponibles José Acasuso, Guillermo Cañas, Juan Ignacio Chela, Agustín Calleri, Lucas Arnold -habitual doblista titular hasta la llegada de Mancini- y el finalista de Roland Garros de aquel año, Mariano Puerta.

Al mismo tiempo, había algunos conflictos de convivencia que el capitán debía enfrentar. De hecho, su arribo se dio porque los jugadores enviaron una carta en la que lo pedían para esta al frente del equipo, en lugar del entonces mandamás, Gustavo Luza. Una pequeña revolución que lo dejó en el poder.

Se pensaba que aparecía como un protector de Coria, a quien había entrenado en el circuito. Pero el tiempo -y la caída de Guillermo en su nivel- terminó juntando al entrenador en una alianza indeleble con Nalbandian.

Quizá su jugada más arriesgada fue la de -casi de inmediato- dejar de convocar a un doblista y armar los equipos con cuatro singlistas destacados. También entregar a Nalbandian un protagonismo fuerte y hacerlo jugar tanto individualmente como en parejas, por lo general con Calleri.

Mal no le fue: desde su llegada, Argentina ganó nueve series y perdió apenas tres. Nunca se fue del Grupo Mundial, ni estuvo en peligro de hacerlo. Ganó como visitante una serie increíble contra Australia. También una frente a Croacia y una última ante Austria.

Como si fuera poco, tiene la chance de darle el primer título de la historia al país en la Copa Davis. Como para erigirse del todo en ese lugar que ya tiene en la historia.