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Descorchando un mito

MÉXICO -- La regla 6.06 inciso (d) del reglamento oficial del béisbol de Grandes Ligas indica que un bateador será out si usa o intenta usar un bate que, según el juicio del umpire, ha sido alterado con el propósito de incrementar el factor de distancia del viaje de la pelota o causar una reacción inusual en ella. Esto incluye bates rellenados, con la superficie plana, con clavos, con huecos en su interior o hasta cubiertos son sustancias como la parafina, cera u otras.

De estas modificaciones prohibidas, la más común entre los peloteros que tratan de burlarse de las reglas, es la de llenar el bate con corcho y este es el punto de partida de esta nota: saber qué tanto ayuda el corcho para incrementar la distancia a la que viaja la pelota después de ser bateada.

ANTECEDENTES
El corcho es un material ligero, mucho menos denso que la madera con las que están hechos los bates, una de sus principales características es que puede ser sometido a grandes presiones sin sufrir deformaciones en su estructura, además de aislar vibraciones y sonidos.

Estas características de entrada parecen ideales porque al ser un material ligero, permite que el bate también lo sea, y este no sufrirá cambios en su interior tras golpear la pelota, el aislamiento de vibraciones ayudará a reducir las mismas cuando se conecte un batazo.

Normalmente cuando un bate es alterado para colocarle un pedazo de corcho en su interior se le hace un orificio de aproximadamente una pulgada de diámetro en la parte superior. La profundidad varía desde cinco y hasta diez pulgadas, esto ayuda a reducir un poco el peso del bate, pero el efecto más significativo, físicamente hablando, es el cambio en el momento de inercia (la oposición que presenta un cuerpo a rotar sobre un eje determinado) del propio bate, el cual se ubica mucho más cerca de las manos una vez que ha sido alterado, esto permite manipular más fácil y rápidamente el bate para intentar conectar la pelota.

La forma más sencilla de entender esto es tomar un bate al revés y hacer un swing, al hacerlo podrás notar que es mucho más rápido hacerlo (obviamente esto implicaría batear la pelota con la parte más delgada del bate y eso no ayudaría para mandarla hacia las gradas).

Con lo anterior, resulta obvio suponer que un bateador al tener este beneficio contará con la ventaja de reducir el tiempo de su swing e incrementará sus posibilidades de pegarle a la pelota, ya que normalmente un lanzamiento a una velocidad promedio de 90 kilómetros por hora tarda poco menos de medio segundo en llegar a la caja de bateo, lo que implica que el bateador tiene que visualizar primero el lanzamiento, luego decidir si tratará de batear y finalmente hacerle swing a la pelota en fracciones de segundo.

FACTORES IMPORTANTES
La Universidad Estatal de Florida publicó en 1980 un trabajo sobre la física en los deportes en donde comparaba bates de madera con diferentes pesos para determinar si existía una relación entre el peso del bate y la velocidad a la que era bateada la pelota y encontró que, a mayor peso del bate, mayor velocidad tenía la pelota al ser bateada.

Adicionalmente, también realizó un estudio en donde comparaba la velocidad del swing contra la velocidad de la pelota al ser bateada y encontró que, a mayor velocidad en el swing, mayor era la velocidad de la pelota al ser conectada, y para poder hacer un swing con mayor velocidad es necesario reducir la masa del bate. Aquí es donde entra el bate alterado con corcho, el cual permite hacer un swing más rápido.

Juntando estos dos resultados podemos observar que lo ideal es tener un bate no muy ligero pero tampoco muy pesado, porque resulta prácticamente imposible hacer un swing muy rápido con un bate demasiado pesado.

EL EFECTO TRAMPOLÍN
Este efecto es particular de los bates de metal huecos, los cuales sufren una deformación al colisionar con la pelota y almacenan energía, la cual se transfiere casi en su totalidad de vuelta a la pelota cuando el bate recupera su forma original (esto ocurre en fracciones de segundo), la parte de la energía que no recibe la pelota es la que se pierde por la fricción que existe entre bate y pelota.

Quienes están más familiarizados con este efecto son los tenistas, ya que para pegarle a la pelota con mayor fuerza, deben reducir la tensión en las cuerdas de sus raquetas. Puede sonar ilógico, pero es cierto. Esto no quiere decir que los beisbolistas desconozcan este efecto, es probable que los que lleguen a alterar sus bates con corcho piensen que al hacerlo obtendrán el beneficio del efecto trampolín, pero están equivocados. Este efecto es prácticamente nulo en los bates rellenos con corcho ya que el corcho no sufre deformaciones en su forma y mucho menos puede almacenar y transferir energía, por lo que gran parte de la energía se pierde.

DOS RESULTADOS DE GRAN PESO
El Centro de Investigación de Béisbol en la Universidad de Massachusetts-Lowell realizó una serie de pruebas en bates rellenos con corcho y encontró que la velocidad que estos le imprimían a la pelota tras el contacto era de aproximadamente de un kilómetro y medio por hora más que la que le imprimen los bates sin alteración. Esto ayuda a demostrar que el beneficio es prácticamente nulo.

El doctor Alan M. Nathan de la Universidad de Illinois, junto con el profesor Jim Sherwood (director del Centro de Investigación de Béisbol) realizaron un experimento para determinar si en verdad existía algún beneficio al usar un bate con corcho. Básicamente calcularon el coeficiente de restitución (indica que tanto rebota la pelota tras el impacto) del bate y la pelota y encontraron que eran prácticamente iguales para el caso del bate sin alteración y el bate con corcho.

El Dr. Nathan utilizó esta información y junto con el estudio de Crisco-Greenwald (sobre la relación que existe entre el Momento de Inercia del bate y la velocidad del swing) determinó que un bate sin alteraciones tiene un mejor desempeño que uno con corcho en su interior.

FINALMENTE…
Este resultado echa por la tierra la vieja creencia de que un bate con corcho ayuda a los bateadores a mejorar sus números, específicamente en el departamento de cuadrangulares. Quién no recuerda el sonado caso de Sammy Sosa, suspendido siete partidos tras haber usado un bate relleno con corcho en un partido de la temporada regular de las Grandes Ligas en el 2003.

Lo paradójico de esta suspensión es que se le castigó por infringir la regla para obtener un supuesto beneficio que en realidad nunca iba a obtener: La física no miente.

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