ESPN.com 15y

En la cuerda floja

Según mis cálculos, ya han pasado más de 7.100 días desde que Jim Rice hizo swing con un bate en un juego de Grandes Ligas. Eso sucedió el 3 de agosto de 1989. ¿Y tú quieres saber cuánto ha pasado desde entonces?

Billy Beane todavía era un jugador activo. Barack Obama estaba en la escuela de derecho. Y no existía una tirilla cómica llamada "Los Simpsons". Sí, ha pasado mucho tiempo.

Salón de la Fama
• Papeleta del 2009 de ESPN.com

Así que el que Jim Rice todavía esté sudando en los días de votación para el Salón de la Fama, dos décadas después, parece un método de tortura que debió ser prohibido por la Convención de Ginebra, no un paradigma del Salón de la Fama del Béisbol.

¿No sería suficiente un periodo de cinco años para evaluar justamente a cualquier candidato? ¿O tal vez 10 años, máximo? Este es un tema que Cooperstown tiene que atender uno de estos años. ¿O me equivoco?

Mientras tanto, la buena noticia para Jim Rice es: Hasta aquí llegamos. Terminó.

Es su año 15to y final en la papeleta de votación. Así que más vale que consiga ese 2,8 por ciento que le faltó el año pasado para ser consagrado, o, al menos, será liberado del purgatorio de papeletas para los escritores. Por siempre. ¡Ya era hora!

El pronóstico aquí, sin embargo, es que Rice lo logrará finalmente. Se unirá a Ralph Kiner y Red Ruffing como los únicos dos jugadores en la historia que fueron elegidos en su última oportunidad. Y que se unirá al único e inigualable Rickey Henderson en el podio de los elegidos en julio.

Es el primer año de Rickey en esta papeleta, en caso de que te hayas perdido esa noticia. Y él entrará a Cooperstown tan fácilmente como solía volar al correr las bases en sus años mozos. Así que él, por suerte, nunca conocerá la agonía a la que hemos sometido al pobre Jim Rice.

Yo voté por ambos hombres este año, junto a otros seis. Así que aquí tienen una mirada sobre mi propia papeleta de votación -- los ocho jugadores por los que voté, además de algunos por los que no lo hice.

Última oportunidad

Jim Rice

Rice

Jim Rice: Sí

Hace 10 años, Rice no conseguía ni el 30% del voto. El año pasado, sin pegar un solo imparable, de alguna forma superó el 72 por ciento. Así que aunque se quedó corto por 16 votos, está un una posición que indica que este tiene que ser el año. ¿No es cierto?

Ningún jugador en la historia ha estado tan cerca sin alcanzar finalmente el Salón de la Fama. Así que si el grupo de detractores que alegan que Jim Rice no fue lo suficientemente bueno logran mantenerlo fuera esta vez, esos votantes lo ayudarán a hacer el tipo de historia que nadie nunca quiere hacer.

Durante años, he relatado las múltiples noches en desvelado mientras intentaba descifrar dónde colocar a Rice en el contexto histórico. En los cerca de 20 años que llevo votando para el Salón de la Fama, él es el único candidato por el que no voté durante una década y luego, tras años de conversaciones con personas relacionadas al béisbol -- y cientos de sabios intercambios por correo electrónico con muchos lectores -- cambié de opinión al respecto.

Así que yo entiendo exactamente lo que pensaban esos 151 votantes que lo reprobaron de sus papeletas el año pasado. La carrera de Rice cayó de un acantilado a la edad de 33 años. Nunca llegó a los 500 vuelacercas, y tampoco 400. Y se la pasó casi el 25 por ciento de su carrera como bateador designado. Así que no tiene las credenciales de jugador multidimensional que buscan algunos de estos votantes recatados para favorecer un candidato.

Pero esta es la razón por la que me convencí de que él merecía este voto: El Factor Miedo. En 11 temporadas de 1975 a 1985, los lanzadores de la Liga Americana habrían preferido ver a Freddy Krueger aterrorizar a su vecindario en vez de ver a Jim Rice caminar hacia la vieja caja de bateo.

En esas 11 temporadas, Rice terminó primero en cinco de seis elecciones para JMV -- y fue líder de la Liga Americana en cuadrangulares, impulsadas, carreras anotadas, slugging e imparables extrabases. Solamente George Brett se mantuvo al mismo nivel en muchas de esas categorías.

Así que él consiguió este voto. ¿Conseguirá los otros 16 que necesita para ocupar un lugar en las paredes de Cooperstown? Se trata del drama mayor de la elección de 2009, por mucho.

Tommy John

John

Tommy John: No

No es fácil dejar de votar por un ganador de 288 partidos. Pero aunque votaría por Tommy John sin reparos para el Salón de la Fama de la medicina deportiva, yo llevo 15 años en fila sin votar por él en este otro Salón.

Sin embargo, yo hice por él lo que hago por cada candidato que perdure tantos años en la papeleta: Le examiné de manera profunda por última vez. Y esto es lo que no me permite votar por este hombre, a pesar de todas esas victorias, tres campañas de 20 victorias, tres años como líder en blanqueadas y 164 triunfos milagrosos luego de que su carrera (y los ligamentos de su codo) fue declarada muerta:

En 26 años lanzando en Grandes Ligas, ganó 15 juegos en sólo cinco ocasiones; tiene la tasa de ponches más baja de cualquier ganador de al menos 200 partidos desde la Segunda Guerra Mundial. Y baseball-reference.com lo coloca en el puesto 310 de todos los tiempos en ERA-Plus -- detrás de una muchedumbre que incluye a Britt Burns, Alex Fernández, Paul Quantrill y (obviamente) otros 300 tipos.

Así que es un buen hombre, el tal Tommy John. Tuvo una buena carrera. Y yo admiro la aportación valiosa de sus ligamentos a las ciencias médicas. Pero falló en la elección por 350 votos el año pasado. Así que, desafortunadamente, está a punto de convertirse en el lanzador con más victorias de carrera que no llegó al Salón de la Fama del Béisbol.

Los primerizos

Rickey Henderson

Henderson

Rickey Henderson: Sí

Ojalá y todos los candidatos fueran tan fáciles de evaluar como Rickey. El mejor primer bate de la historia. El mejor roba bases de la historia. Uno de los dos mejores jugadores con poder y velocidad de la historia (detrás de un tal Barry Bonds). Y, por supuesto, el hombre que habla más rápido de la historia.

Así que no tuve que gastar muchas horas en una extensa investigación sobre Rickey. Pero lo hice de todas maneras porque es muy divertido.

Tú escucharás muchas historias clásicas de Rickey, y casi tantos números clásicos de Rickey, durante los próximos días. Así que aquí está mi contribución -- mis cinco estadísticas favoritas de Rickey Henderson:

  • Rickey se robó 100 bases en una temporada en tres ocasiones. Es casi la misma cantidad de veces que lo lograron el resto de los jugadores combinados en la era de la pelota viva (cinco veces).

  • Rickey también desgarró seis temporadas con al menos 80 bases robadas. El resto de los jugadores de la era moderna consiguieron 10 temporadas similares en conjunto.

  • Rickey consiguió al menos 80 pasaportes en 12 temporadas al hilo. El único jugador en la historia con una racha mayor: Lou Gehrig, con 13 -- hace 70 años.

  • La otra racha inverosímil de Rickey fueron las 14 temporadas seguidas con al menos 40 bases robadas. Solamente otros dos jugadores de la era moderna alcanzaron más de ocho años de esa categoría en fila: Joe Morgan (9) y Lou Brock (13).

  • Finalmente, solamente un jugador desde 1939 ha tenido una temporada en la que acumuló más carreras anotadas que partidos jugados (con un mínimo de 120 partidos). ¿Así que quién fue? Nuestro amigo Rickey, por supuesto, en 1985: 146 carreras, sólo 143 partidos. ¡Demencial!

David Cone

Cone

David Cone: No

Yo no voté por David Cone. Pero mientras más miraba sus credenciales, mejor se veían.

Su foja de carrera de 194-126 implica un promedio de victorias de .606., más alto que el de Tom Glavine, Curt Schilling o John Smoltz. Y entre los ganadores de 190 partidos en la era de divisiones, sólo nueve lanzadores lo superan.

Cone ganó un Cy Young, terminó entre los primeros cuatro en la votación para Cy Young en cuatro ocasiones y fue líder en su liga, en múltiples años, en ponches, tasa de ponches, victorias y blanqueadas. ¿Y tú conoces acerca de su reputación como un lanzador clave de partidos importantes? Bien merecida está. Su récord de 12-3 en la postemporada (que incluye foja de 10-1 y 3.01 de ERA en juegos de campeonatos de liga y de la Serie Mundial) no miente.

Al fin y al cabo, sentí que no fue excepcional por suficiente tiempo como para pertenecer al Salón de la Fama. Pero no es un insulto decir que David Cone no llena los requisitos para entrar al Salón de la Fama. En su mejor momento, fue tremendo lanzado.

Mark Grace

Grace

Mark Grace: No

Mark Grace es otro tipo que probablemente saldrá de la papeleta a toda velocidad -- pero probablemente se merece algo mejor. Bateó casi 2.500 imparables, bateó promedio de .300 en nueve ocasiones, terminó entre los mejore 10 de su liga en porcentaje de embasamiento en siete ocasiones, ganó cuatro Guantes de Oro en primera base y gozó de un espectacular mes de octubre en 1989 con los Cachorros (de 17-11 con un OPS de 1.800).

Habrá una tendencia entre los votantes de alegar que no fue lo suficientemente productivo para merecer entrar al Salón de la Fama como jugador de esquina. Pero miren de nuevo. Solamente cuatro jugadores de primera base han anotado más carreras en el pasado cuarto de siglo. Solamente nueve de ellos impulsaron más carreras. Solamente nueve pegaron más hits extrabases. Y nadie obtuvo más imparables.

Por otro lado, Grace figura en la posición 25 entre esos mismos jugadores de primera base en slugging, 16 en porcentaje ofensivo de victorias y 22 en la estadística de Lee Sinins que mide las carreras creadas en su posición. Así que cuando emití mi voto, no pude visualizarlo entre los mejores primera base de Cooperstown. ¿Pero acaso este hombre fue un gran jugador? Absolutamente.

Los sospechosos usuales

Andre Dawson

Dawson

Andre Dawson: Sí

Hubo una época en que pensaba que Dawson estaba destinado a una sentencia perpetua del limbo en la papeleta al estilo de Jim Rice. Pero algo curioso pasó el año pasado. Se escapó de la villa Limbo. El Halcón fue uno de los saltarines del año al añadir 49 votos y saltar para necesitar apenas 50 votos más para recibir su placa. Así que aquí está, luego de ocho elecciones, con buenas probabilidades de ser elegido.

Yo entiendo las reservas que existen sobre Dawson, su promedio de embasamiento de .323 sin una sola temporada de al menos 50 pasaportes (en 20 años de carrera). Lo único que sí sé es que su nombre se mencionaba en todas las conversaciones de entonces sobre quién era el mejor jugador de la Liga Nacional en la década de 1980.

Ganó un premio JMV y terminó segundo dos veces. Fue Novato del Año. Ganó ocho Guantes de Oro. Y aunque pasó la última mitad de su carrera con más hielo en las rodillas que el zozobrado Titanic, su combinación de imparables (2.774), vuelacercas (438) y bases robadas (314) lo colocan en un grupo exclusivo junto a Willie Mays y Barry Bonds.

Excepto por su diminuto porcentaje de embasamiento, este fue un hombre que lo tenía todo: poder, velocidad, defensa, liderato y respeto por galones entre sus pares. Si tú escribes todo eso en su placa del Salón de la Fama, a mi parecer la mayoría de la gente reaccionaría con una pregunta: ¿Por qué se tardó tanto en ser elegido?

Tim Raines

Raines

Tim Raines: Sí

Será fascinante ver qué tipo de impacto tendrá la aparición de Henderson en la papeleta sobre el ex compañero de equipo de Dawson -- porque Raines podría ser el mejor primer bate en la historia que no lleva el nombre de Rickey Henderson.

Debido a que Raines pasó 12 temporadas gloriosas en Canadá, parece que todos los boletines sobre sus brillantes hazañas fueron detenidos en la frontera por los oficiales de inmigración. Pero yo evadí la captura cuando despolvé sus credenciales más espectaculares el año pasado. Así que aquí van de nuevo:

En siete temporadas de 1982 a 1988, Tim Raines fue el mejor en la Liga Nacional en sencillos, dobles, triples y pasaportes. OK, medita sobre eso. Ahora piensa sobre los deberes usuales del primer bate. ¿Tú quieres que el tipo llegue a base, correcto? Entonces, este hombre alcanzó las bases más veces que cualquiera a su alrededor de todas las maneras posibles.

Y para aquellos que también exigen que su primer bate se robe una base de vez en cuando, consideren esto: Raines es el único jugador en la historia con al menos 70 bases robadas durante seis años en fila. Y se robó 808 bases de carrera. Y acumuló todos esos robos mientras compilaba la mejor tasa de éxito en intentos de bases robadas de la historia (84,7 por ciento).

Finalmente, en una era en que se supone que tengamos una nueva estima por el porcentaje de embasamiento y menos en el promedio de bateo, esta es la estadística que siempre descalabra a los que dudan de las credenciales legendarias de Tim Raines:

Raines y Tony Gwynn tuvieron básicamente la misma cantidad de apariciones en el plato en su carrera -- y adivinen quién llegó a base en más ocasiones? A todos los que adivinaron que era Tim Raines, ustedes sí que son observadores iluminados del béisbol en el siglo 21. Ah, también dieron en el clavo. ¿Así que cómo fue que este tipo sólo consiguió el 24 por ciento del voto en el pasado?

Bert Blyleven

Blyleven

Bert Blyleven: Sí

No hay un candidato en esta papeleta cuyo valor en el marcado haya tomado un giro más dramático que Blyleven, aunque es otro jugador que, como pueden notar, no ha jugado un partido desde la administración Reagan.

Este es su 12mo año en la papeleta. Le tomó cuatro años para llegar a los 100 votos. Le tomó cuatro más para llegar a los 200 votos. Pero para el año pasado, el hombre que hace 10 años tenía menos votos (70) que Minnie Minoso ya había subido a 336, o 61,9 por ciento.

Así que Blyleven llegará, creo. Y si lo logra, puede agradecerlo a Bill James; Rob Neyer; y los muchos gurús agudos, analíticos y modernos del béisbol que nos ayudan a los despistados como yo (que inicialmente no voté por él) a ver la luz.

Con la ayuda de esa fabulosa creación de Lee Sinins, la Enciclopedia Completa del Béisbol, yo sé ahora que Blyleven permitió 344 carreras menos en su carrera que el lanzador promedio de su generación. En toda la era de la pelota viva, solamente nueve lanzadores lo superan en ese departamento: Roger Clemens, Lefty Grove, Greg Maddux, Randy Johnson, Pedro Martínez, Tom Seaver, Carl Hubbell, Bob Gibson y (sorpresa) Curt Schilling.

Todos ellos tienen mi voto para entrar al Salón de la Fama. Y también lo tiene Bert Blyleven.

Jack Morris

Morris

Jack Morris: Sí

Aquí tenemos otro candidato que toma velocidad. Desafortunadamente para él, parece andar resquebrajado porque no va tan rápido como Blyleven.

Hace siete años, Morris tenía sólo 97 votos. Ahora, misteriosamente, su total de votos superó los 200 durante tres elecciones seguidas, con unos 233 y 42,9 por ciento el año pasado. Pero eso también quiere decir que unos 310 electores no hacen una marca al lado de su nombre. Y ya está en su 10mo año en la papeleta. Así que su chance de recopilar un 32 por ciento adicional no es muy alentador.

El mejor argumento en su contra es que su efectividad de 3.90 sería la más alta de cualquier lanzador en el Salón de la Fama. Es un argumento que me retruena el cerebro este año también. Lo admito.

¿Pero si tú comparas a este hombre con sus pares, qué hallarías? Tu hallarías que durante sus 14 temporadas como abridor a tiempo completo (1979-92), Morris ganó 41 partidos más que cualquier otro jugador de su generación -- y ganó 65 juegos más (233-168) que Nolan Ryan en ese periodo.

Y si buscas evidencia contundente de su calibre como as, también la encontrarás. Y no sólo en el Juego 7 de 1991. Morris lanzó un no-hitter, abrió tres Juegos de Estrellas, fue una figura gigantesca en tres rotaciones de la Serie Mundial y abrió durante el Día Inaugural todos los años sin perder el paso. Así que yo he votado por él por 10 años seguidos hasta el día de hoy, y votaré por él hasta que desaparezca de la papeleta.

Dale Murphy

Murphy

Dale Murphy: Sí

¿Existirá algún candidato de la era moderna con un historial de votación más extraño que Dale Murphy? Hubo una vez en que sacaba más votos que Morris y Blyleven, y llegó a conseguir un 23,2 por ciento del voto de la elección del 2000. Pero ahora lleva siete años seguidos sin conseguir ni el 15 por ciento. Y esa no es una tendencia que ordinariamente impulse a un jugador a la ruta panorámica del norte de Nueva York.

Así que obviamente, las cualidades que la gente veía en Murphy cuando su carrera estaba fresca en sus mentes han sido destruidas por el tiempo, y por los números alocados de la generación que le siguió. ¿Pero acaso no se supone que juzguemos a los miembros del Salón de la Fama en contraste con los jugadores de su propia generación? Así que yo todavía me pregunto qué pasó con todas aquellas personas que argumentaban que Dale Murphy posiblemente era el mejor jugador del deporte.

En la década de 1980, Murphy lideró la Liga Nacional en carreras e imparables, empató con Mike Schmidt en el liderato de impulsadas y terminó detrás de Schmidt en cuadrangulares. Más aún, ganó el JMV en dos años seguidos, obtuvo el Guante de Oro cinco veces, acumuló 30 jonrones y 30 bases robadas en la misma temporada, en un momento fue el jugador con más votos para el Juego de Estrellas y es uno de los mejores seres humanos que trota las bases tras pegar un cuadrangular. Así que si no pertenece al Salón de la Fama, de seguro que es el mejor jugador en esta papeleta con sólo 75 votitos al año.

Mark McGwire

McGwire

Mark McGwire: Sí

Una vez más, guardo a Mark McGwire, el Hombre Mac, para el final, porque estoy cansado de ver la mofa que lo rodea. Y estoy cansado de presentar el mismo monólogo cada año, un monólogo que aparentemente nadie quiere escuchar.

Así que aquí está la versión corta. Si tú estás interesado en la versión larga, busca mi columna sobre la papeleta del Salón de la Fama del año pasado, o la del año anterior.

¿Por qué voté por este tipo otra vez? Lo hice porque trato de ser consistente de año a año. Yo no voto por un jugador un año y luego cambio de parecer el próximo año, y luego cambio de nuevo al siguiente sin razones fundamentadas. Y mientras lleguen más miembros de la generación de los esteroides a la papeleta en los próximos años, yo creo que todos nosotros tenemos que pensar en ser consistentes como electores.

¿Cómo vamos a evaluar a toda una generación y sentirnos que fuimos justos y consistentes? No hay una respuesta certera. Pero yo todavía creo que es imposible para nosotros como electores decidir quién hizo qué durante la era de los esteroides.

Sabemos, todos nosotros, que hay cientos de jugadores que consumieron esteroides pero cuyos nombres nunca han sido mencionados -- ni en los debates de la radio, ni en el Reporte Mitchell, ni en la blogosfera. ¿Así que cómo justificamos que esos jugadores entren a Cooperstown mientras rechazamos a los tipos que aparecieron en el libre de José Canseco, o que fueron citados como testigos, o que se vieron relacionados con Kirk Radomski?

Yo todavía no he podido contestar esa pregunta. Así que mi filosofía es tratar de manejar este vía crucis con la mejor consistencia posible. Y la única manera real de ser consistente es votar por casi todos los mejores jugadores de esa era -- o por ninguno.

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