Keith Law
de Scouts Inc
15y

Debe estar ahí

Si miraban béisbol en los años 80, la premisa de que Tim Raines era un futuro miembro del Salón de la Fama era tan obvia que la idea de que requiriera justificación era risible. Y a pesar de eso tres cuartas partes de los votantes elegibles omitieron a Raines de sus boletas, y muchos incluyeron a jugadores inferiores como Jim Rice y Andre Dawson en cambio.

Así que quizás es tiempo para un poco de educación remediativa para uno de los 100 más grandes jugadores en la historia del deporte, junto con una mirada a cómo la excusa de un electorado puede ser un factor en contra de Raines.

Raines pasó gran parte de su carrera como el segundo mejor primer bate del juego. Tuvo la mala suerte de ser contemporaneo con el mejor primer bate de la historia, Rickey Henderson, quien deberá ser electo al Salón de la Fama el lunes con un porcentaje de votación que deberá ronda el 98 o 99 porciento de los votos.

Por supuesto, Henderson se retiró siendo el líder en bases por bolas recibidas, bases robadas y carreras anotadas de todos los tiempos. Logró pasar la barrera "mágica" de los 3,000 hits (magia que casi garantiza la elección) y se quedó a tres jonrones de los 300. No sólo fue el mejor primer bate de la historia; fue uno de los más grandes jugadores de la historia, y no hay nada malo en ser el segundo mejor detrás de él.

Por supuesto, Raines hizo muchas cosas bien en el diamante, ninguna mejor que robar bases, donde pudo haber sido el mejor robador de bases de la historia. Sí, Henderson tuvo más de 1,400 robos ante los 808 de Raines, pero esas bases extras vinieron a un costo alto: Henderson fue capturado casi el doble de veces que Raines, logrando un porcentaje de éxito de 81 por ciento contra el 85 por ciento de Raines.

De hecho, Raines tuvo el mayor porcentaje de éxito en intentos de robo de cualquier estafador con al menos 300 robos de por vida, entre aquellos quienes tenemos sus n;umeros. Tiene el segundo mejor porcentaje, si bajamos la barra a 200 robos de por vida, detrás de Carlos Beltrán. Para una institución que eligió a Lou Brock, un jugador extremadamente limitado cuyo OBP es más de 40 puntos menor que el de Raines, los números de bases robadas de Raines deberían impulsar su candidatura.

Hablando de llegar a base, Raines se coloca 41º en la lista de todos los tiempos en veces llegando a base, tan solo por delante de un tipo llamado Tony Gwynn, quien no está en el Salón de la Fama por la razón de la frecuencia en que llegó a base via un hit.

De hecho, Raines no tan solo llegó más veces a base que Gwynn, sino que conectó más jonrones y triples que Gwynn y tuvo casí 500 bases robadas más, con 21 veces adicionales en las que fue capturado. Lo que es más, contrario a Gwynn, quien siempre podía batear pero no se podía mantener en forma física y luego de los 30 años ya no era una amenaza en las bases, Raines si trabajó en su forma física y se mantuvo como un productivo robador de base hasta casi los 40 años.

Aparte de la durabilidad de Raines, él fue uno de los mejores jugadores en la Liga Nacional durante la década de los 80, y fue el mejor jugador de la liga por varios años a mediados de la década, lo que significa que pasó una de las pruebas para el Salón de la Fama -- ¿fue alguna vez el mejor jugador en su liga?

Raines terminó primero o segundo en la Liga Nacional en VORP de 1984 a 1987, liderando la liga en 1986 y terminando segundo en 1987 a pesar de haberse perdido el mes de abril debido a los esfuerzos de conspiración de los dueños de Grandes Ligas. Cuando uno considera su defensiva por encima del promedio en el jardín izquierdo, Raines sobresale como el mejor jugador en la Liga Nacional en al menos 1985 y 1986, y probablemente también 1987.

Los números en la carrera de Raines también se vieron afectados por las huelgas laborales en el béisbol en los 1980s y principios de los 1990s, un periodo que coincidió con sus mejores años. Las huelgas en 1981 y 1994 (esta última extendiéndose hasta 1995) lo que le costó unos 120 partidos, y la conspiración le costó otros 20 juegos al inicio de 1987, cuando fue uno de los mejores jugadores, sino el mejor jugador de la Liga Nacional, bateando .330/.429/.526 luego de su regreso del exilio el 2 de mayo. Si hubiese tenido esos 140 y pico de partidos, Raines habría sobrepasado las 4,000 veces en base, y hubiese terminado con quizás 2,700 hits, ya que las huelgas y la conspiración tuvieron lugar durante las buenas o las mejores temporadas de Raines.

Los fanáticos de ciertos candidatos al Salón de la Fama les gusta jugar al juego de las Estadísticas Arbitrarias, diciendo, por ejemplo, que Jack Morri lideró las mayores en victorias en los años 80 (mientras ignoran el hecho de que también lideró en carreras limpias permitidas, 73 carreras por encima del segundo en la lista, Jim Clancy). Al colocar la barra en las 3,000 apariciones en el plato para los años 1980-1989, Raines sale quinto en las mayores en OBP, detrás de los inmortales Wade Boggs y George Brett y el próximo miembro Rickey Henderson. Fue octavo en las mayoress en esa década en veces en base, detrás de tres miembros de Cooperstown y Henderson. Y el establecer esos puntos arbitrarios no le hace necesariamente un favor a Raines, ya que no se convirtió en jugador a tiempo completo hasta 1982, y perdió sus temporadas cuando tenía 30 a 32 años debido a que fueron después de que se estableció la estadística. (Toda la data es cortesía de Baseball-Reference y su indispensable Play Index.)

Así que, Raines fue quizás el mejor robador de base de todos los tiempos, el mejor primer bate, uno de los mejores bateadores en llegar a base (que es, después de todo, la cosa más importante que puede hacer un bateador), un buen jugador defensivo y un jugador de gran caracter.

Una de las excusas más comunes -- y seamos francos, son más que tristes excusas para malas decisiones -- para dejar fuera de las boletas del Salón de la Fama a Tim Raines es su uso de cocaína en los años 80, admitido por él mismo, incluyendo su famosa confesión de que se había deslizado de cabeza para evitar romper los tubos que contenían la droga que tenía en los bolsillos traseros de su pantalón. Raines estuvo limpio durante la mayor parte de su carrera y se dio a conocer como alguien que hablaba de su recuperación de su adicción y generalmente como un tipo de buen carácter, a pesar de que los votantes todavía siguen sacando a relucir el uso de drogas en los primeros años de su carrera.

Otro candidato que llegó al Salón de la Fama con indiscreciones similares fuera del terreno, Paul Molitor, entró a Cooperstown en su primera elección con más del 85 por ciento de los votos y 299 votos más que los que Raines recibió en su primer año de elegibilidad. Molitor también tuvo problemas serios con la cocaína en los primeros años de su carrera. Raines ha sido abierto y franco sobre su pasado. Molitor solía hablar de su pasado, pero ahora prefiere no discutir su pasada adicción a las drogas, y generalmente habla sobre eso diciendo que era común en ese momento, lo que no es una justificación.

Así que, ¿porque Molitor recibe un pase gratis mientras Raines tiene problemas para recibir siquiera una cuarta parte de los votos? No es sobre sus carreras; Raines fue el mejor jugador ofensivo y jugó más de 1,000 partisos más en el terreno que Molitor. Molitor acumuló más estadísticas en el plato, pero su poca habilidad de jugar una posición fue una gran razón para haber extendido su carrera. No, la razón debe ser algo más insidiosa.

Los votantes para el Salón, miembros de la Asociación de Escritores de Béisbol de EEUU quienes han llevado sus credenciales por 10 años consecutivos (a pesar que no necesitan ser miembros activos ahora), son de mayoría blanca; el secretario de la organización, Jack O'Connell, hizo un recuento rápido de los votantes afroamericanos y calculó que unos 19 han sido miembros en toda la historia de la organización, y al menos uno de ellos (el miembro del Salón de la Fama Larry Whiteside) está muerto. Aún si O'Connell dejara de contar la mitad de los votantes afroamericanos, eso nos daría un total de 36, de cerca de un total de votantes de sobre 550. ¿Acaso estamos viendo un ejemplo de cómo un electorado blanco trata el uso de drogas por un jugador blanco de manera diferente del uso de drogas por un jugador afroamericano? Muchos académicos, incluyendo al profesor de Princeton Cornel West, han escrito acerca de la manera en que los medios de EEUU tratan de manera diferente a los usuarios de drogas blancos de los afroamericanos; quizás esta inequidad se ha enraizado en su tratamiento de los jugadores de béisbol con distintas historias de uso de drogas, porque cualquier brecha entre las ejecutorias de Raines y Molitor en el terreno no justifican la brecha en la cantidad de votos que obtuvieron para el Salón de la Fama. Esto no es para decir que cada votante individual es racista, pero esos estereotipos de la sociedad quizás puedan estar dañando las posibilidades de Raines de entrar el Recinto de los Inmortales.

Por supuesto, el electorado está cambiando, y la nueva camada de votantes está más dispuesta a considerar los números de las actuaciones que muestran que Tim Raines si pertenece al Salón y Jim Rice no. A pesar que me gustaría incluir en mi boleta a Raines cuando sea elegible para votar en diciembre del 2018, espero que el electorado le haga justica antes, porque claramente debe recibir el mayor honor en el béisbol.

(Para ver más en el caso de Raines, visiten este enlace.)

Keith Law, ex asistente especial del gerente general de los Azulejos de Toronto, es analista senior de béisbol para Scouts Inc.

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