Cameron Martin 15y

Le puso el sello

Teniéndolo en cuenta de manera aislada, Ryan Rupe no fue un muy buen pitcher en MLB, y las estadísticas parecen afirmarlo.

En cinco años de carrera con Tampa y Boston (1999-2003), el pitcher derecho, Rupe, cuenta con récord de 24-38 y promedio de efectividad de 5.85 y 1.42 en pasaportes y hits por entrada, más que nada de abridor. Como es de esperar, los bateadores zurdos han tenido un buen desempeño cuando lo enfrentan (.502), pero lo cierto es que a unos cuantos bateadores derechos también les ha ido bien, como ser: Jermaine Dye, Juan González, Jeff Kent y Edgar Martínez. Todos ellos se alimentaron del texano cuyas rectas pocas veces han superado las 88 mph.

Manny Ramírez, sin embargo, es una historia diferente. Ryan Rupe no lo diría, pero él básicamente dominó al futuro miembro del Salón de la Fama.

En 21 turnos al bate en su carrera ante Rupe, Ramírez se ponchó 11 veces, incluyendo los dos primeros turnos al bate (en 2000) y nueve de los últimos 12 (en 2001 y 2002).

Rupe no enfrentó a Ramírez en 2003. ¿Por qué? Porque el graduado de la Universidad de Texas A&M fue el primer jugador que incorporó Theo Epstein cuando se convirtió en el gerente general de los Medias Rojas. Lo anterior tiene sentido: Si un pitcher en tu propia división es la criptonita de tu mejor bateador, lo mejor es sacarlo de circulación.

¿Entonces, cuál era el secreto del éxito de Rupe? ¿Cómo lo hizo un lanzador con una recta floja para superar de manera consistente a Manny Ramírez, quien se podría decir que es el mejor bateador derecho de su generación?

"No contaba con demasiados recursos para superarlo, de modo que mi filosofía con Manny era que no consiguiera pasaportes y dejar que siga adelante y batee", dice Rupe, quien tiene 32 años y la última vez que lanzó fue en 2006 para el equipo Triple A de los Marlins, y ahora trabaja para una compañía de mercadeo de gas natural y petróleo crudo en Houston. "Lo que recuerdo no es un lanzamiento determinado. Eran rectas, sliders y lanzamientos en cambio. No esperaba confundirlo. Él era demasiado bueno como para intentar hacer algo así, de modo que mi táctica fue ir detrás de él y por momentos pareció funcionar".

Salvo algunas pocas excepciones, su estrategia siempre funcionaba. Ramírez sólo sumó cuatro imparables en su carrera ante Rupe -- dos sencillos, un doble y un jonrón.

El jonrón, conectado el seis de abril de 2001, fue el primero de Ramírez como integrante de los Medias Rojas. Los corredores estaban en primera y segunda base, y Ramírez saltó tras el primer lanzamiento y se apuntó con tres remolques. Después de eso, había pasado seis turnos al bate consecutivos sin sumar ponches ante Rupe. ¿Pero había descubierto su juego? No: Ramírez no tuvo éxito las siguientes cuatro veces -- dos en las que hizo el swing y dos en las que se quedó mirando.

"Nunca seguí un patrón fijo con él", dice Rupe. "Cada vez que lanzada intentaba sumar un strike. Siempre pensaba que con él, si iba a pegarle a mi lanzamiento, quería que fuese un strike".

Sólo le dio un pasaporte a Ramírez en una ocasión -- con corredores en la segunda y en la tercera base y con un out. ¿Fue un pasaporte intencional? Las estadísticas dicen que no. Pero Rupe y los Rays iban arriba en el marcador 4-2 en ese momento, Ramírez representaba la carrera asegurada y Dante Bichette, otro bateador derecho, estaba preparado, de modo que no es una locura pensar que Rupe estaba siendo cauteloso con Manny.

No funcionó, porque Bichette pegó fuerte en el Green Monster.

"Con Manny, se esperaba que no hubiese muchos hombres en las bases cuando salía y yo iba al ataque", dice Rupe. "Sabía que iba a pegarle a todo lo que lanzaba. De modo que con un bateador libre, al menos cuando me enfrentaba, mi idea era lanzar todo mi arsenal. Lo que intentaba era adelantar en el conteo al principio y después ir por el strike, en el momento que el esperase que afloje, y después quedar 2-2, 3-2 a su favor".

"Después, intentaba lanzar con otra velocidad para conseguir un strike y tenía éxito. Me sorprende que no lo hayan intentado más lanzadores. Era una de esas situaciones fuera de lo común, porque yo no era un pitcher sobresaliente".

Pero ha tenido sus buenos momentos.

En 2001, después de limitar a los Angelinos a dos carreras limpias y diez hits en 23.1 entradas (en tres aperturas), el jardinero izquierdo, Garret Anderson dijo con respecto a Rupe: "Lanza muchos cambios, y son buenos. Sabe que no me puede lanzar una bola rápida en la zona, de modo que opta por los lanzamientos en cambio. En algún momento haré los ajustes necesarios para superarlo".

Y lo hizo. Cuando Anderson, un bateador zurdo, enfrentó a Rupe ese julio (por última vez en las carreras de ambos), conectó un jonrón.

Ramírez, por su parte, nunca llegó a hacer los ajustes necesarios.

"Con Manny fue diferente", dice Rupe. "Nunca recibió demasiado de mí. Siempre estaba listo para pegarle a la bola. No sé si es que tenía problemas para ver la bola en algunas situaciones. Yo simplemente iba por él. Me parece que tiene un ojo afilado cuando quiere".

¿De modo que cuando los Medias Rojas lo incorporaron en la temporada 2003, aprovechó Rupe la oportunidad para bromear con su nuevo compañero, Ramírez, con respecto al récord de ambos cuando se enfrentaban?

"No, en realidad no sacaba el tema", dice Rupe riendo. "Creo que en ese momento pensaba que alguna vez lo iba a volver a enfrentar. De modo que no, sólo intenté seguir en las mayores".

Se pasó la mayor parte de 2003 en Pawtucket Triple A, lanzó en cuatro juegos para los Medias Rojas y sólo abrió uno -- ante el equipo de su ciudad natal, los Astros de Houston --, y esa fue la última vez que lo hizo en las mayores.

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