<
>

Los capitanes de barco

MADRID -- La vida y trayectoria de los entrenadores que dirigirán los Seleccionados en la Copa Confederaciones.

EL TÉCNICO DE LAS ILUSIONES
Marcello Lippi, el técnico que en Alemania 2006 llevó a la selección italiana a la conquista de la tercera Copa del Mundo de su historia, ha devuelto la ilusión a una afición golpeada moralmente tras el discreto papel realizado por la "azzurra" en la Eurocopa 2008 bajo el mando de Roberto Donadoni.

Nacido en Viareggio (Toscana), el 11 de abril de 1948, apasionado del mar y de la buena cocina, Lippi es, sin duda, todo un ganador nato, un entrenador al que de nada vale quedar segundo.

Tuvo una carrera discreta como jugador (Savona, Sampdoria, Pistoiese), pero se ha sacado la espina como técnico. Y cómo. Empezó en la campaña 1982-83, cuando pasó a dirigir el equipo juvenil del Sampdoria y después al Pontedera, Siena, Pistoiese y Carrarese, todos en la tercera categoría.

Su debut en la Primera división se produjo en la campaña 1989-90, al frente del Cesena, donde permaneció dos temporadas. Luego, tras pasar por el Lucchese (Segunda) ya se hizo notar dirigiendo al Atalanta, al que llevó a la séptima plaza de Primera en 1992-93.

Contratado por el Nápoles, ubicó al equipo en la sexta plaza del campeonato 1993-94, lo que le valió el fichaje en el verano de 1994 por el Juventus.

Al frente de la "Vecchia Signora" ("vieja señora"), Lippi consiguió el estrellato internacional, en dos etapas: 5 ligas italianas (1994-95, 96-97, 97-98, 2001-02 y 2002-03), 1 Copa de Italia (1994-95), 4 Supercopas Italianas (1995, 97, 2002, 2003), 1 Liga de Campeones de Europa (1995-96), 1 Supercopa Europea (1996) y 1 Copa Intercontinental (1996).

Su único "lunar" lo vivió en el periodo 1999-2001, cuando entrenó al Inter de Milán. Se desquitó en su regreso al Juventus.

Pero el 16 de julio de 2004 le llegó la ocasión que había deseado tras ganarlo todo con un club: dirigir la selección. Sustituyó al veterano Giovanni Trapattoni y, primero, clasificó a Italia, sin grandes apuros, para el mundial de Alemania'06.

Lo hizo, además, devolviendo la ilusión al aficionado y acompañado de un buen juego que dejaba atrás el tan especulativo de etapas anteriores. Luego, en Alemania, llevó al "calcio" a la gloria, justo cuando éste se encontraba en grave crisis.

Lippi acudió al mundial dolido, y muchísimo. No entendía los comentarios sobre su presunta implicación, y la de su hijo, en el caso de corrupción en que se encontraba el "calcio", destapado por las escuchas telefónicas a cargo de distintas fiscalías del país.

Su nombre, y sobre todo el de su hijo (representante de jugadores e integrante de la empresa de representación "GEA", la principal encausada), se pusieron en duda y hubo medios informativos y políticos que solicitaron su destitución.

Se le acusaba de que, influido por su hijo, presuntamente había convocado en su etapa como seleccionador a jugadores representados por "GEA" para que subiera su cotización.

Lippi lo negó, se basó en los números de los jugadores convocados, en sus logros al frente de la selección, y dijo no saber quién representa a quién. Pero la duda sobre su comportamiento no se disipó.

Entonces Lippi, tozudo, empezó a ver el Mundial no sólo como la ocasión de poner la "guinda" a una excelente trayectoria como técnico, sino también como la forma más justa para "vengarse" de las críticas.

Deseaba ganar el torneo, dar a la "azzurra" su cuarto título de la máxima categoría, convertirse en el técnico italiano más laureado, y "cerrar bocas". Y, después, marcharse de la selección en medio de la gloria y con todos pidiéndole su continuidad. Es lo que logró.

Luego, se "vengó" tomándose un anunciado "año sabático", que luego fueron dos, pese a tener millonarias ofertas de "medio mundo", de clubes y de selecciones nacionales. En este periodo se dedicó a su gran pasión: salir cada mañana a navegar con su pequeño velero por las aguas de su natal Viareggio.

Cuando llegó el momento, tras ser nuevamente pedida su vuelta a raíz del discreto papel de Italia con Donadoni, retornó como el "salvador" del prestigio del "calcio". Con un bloque "viejo", el suyo, devolvió nuevamente la ilusión al aficionado italiano.

Una selección italiana que, en los dos periodos de Lippi, ha llegado estar 31 encuentros seguidos sin perder. Ha igualado el récord de imbatibilidad que con un equipo nacional compartían el argentino Alfio Basile y el español Javier Clemente. Le frenó Brasil en un amistoso (2-0) en el estadio Emirates (Londres).

Pero en la mente de Lippi, ya prácticamente con la clasificación a Sudáfrica 2010 lograda, está volver a alzar la Copa del Mundo en el primer mundial africano. Eso sí, primero desea demostrar en la Copa de Confederaciones que la "azzurra" sigue imponiendo respeto.

EL TOQUE BRASILEÑO
El brasileño Joel Natalino Santana, un especialista en motivar equipos en crisis, encara la Copa Confederaciones con la misión de convencer a la prensa local de que es el seleccionador adecuado para que los "Bafana-Bafana" hagan un buen papel en el Mundial que organiza Sudáfrica.

Santana, de 60 años, conocido como un 'salva-equipos', fue seducido por una oferta económica "imposible de rechazar" para suceder en abril de 2008 a su compatriota Carlos Alberto Parreira al frente de la selección de Sudáfrica, anfitriona del Mundial de 2010.

En esas fechas, la prensa brasileña y sudafricana informaron de que Santana iba a cobrar 200.000 dólares al mes, 50.000 menos que Parreira, pero la federación informó de que no iba a ingresar tanto como se decía.

Parreira, técnico de Sudáfrica desde el 26 de enero de 2007, renunció para estar junto a su esposa, enferma de cáncer.

Nacido el 25 de diciembre de 1948 en Río de Janeiro, Joel Santana, es un entrenador maestro en el arte de motivar equipos en crisis y levantar jugadores desahuciados y fue recomendado por el propio Parreira para continuar la preparación de la selección sudafricana.

La prensa sudafricana no vio con buenos ojos la candidatura de Santana para suceder a Parreira por considerar que nunca había sido entrenador de una selección, pero la Asociación del Fútbol de Sudáfrica (SAFA) destacó que dirigía a uno de los equipos más importantes del mundo (el brasileño Flamengo).

También Parreira salió en defensa de su compatriota al declarar que Santana es especialista en ganar campeonatos al frente de grandes clubes brasileños (cuatro veces campeón del Estado de Río de Janeiro y una Copa Mercosur con Vasco da Gama)) y ha entrenado a grandes jugadores como Romario, Bebeto y Juninho.

A su llegada a Johannesburgo el 19 de mayo del pasado año, Santana dijo que acudía a Sudáfrica a trabajar en beneficio de los "Bafana-Bafana" ("Los Muchachos), como es conocida la selección.

Pocos días después del anuncio de su contratación, el Flamengo conquistó el título carioca, aunque posteriormente fue eliminado en los octavos de final de la Copa Libertadores por el América mexicano.

Santana, que fue futbolista profesional durante una década, pregona generalmente un estilo defensivo, exige de sus pupilos entrega al 200 por ciento para compensar las posibles deficiencias técnicas de sus jugadores o tácticas en su preparación.

Su apodo de 'Salva-equipos' se la ganó por evitar el descenso de varios conjuntos, entre ellos algunos grandes como el mismo Flamengo, América de Río de Janeiro, el paulista Guaraní de Campinas, Brasiliense de Brasilia, Internacional y Vitoria y Bahía, ambos de Salvador.

En el exterior, Santana estuvo al frente de los equipos Al Wasl (Emiratos Árabes), Al Hilal y Al Nasr (Arabia Saudí) y el Velgata Sedai (Japón).

Su fama de exigente se demostró desde el primer momento al excluir a la estrella del equipo, Benni McCarthy, delantero del Blackburn Rovers y ex jugador del Celta de Vigo español, de los partidos clasificatorios debido a sus caprichos de divo.

Santana también excluyó a McCarthy de la primera lista de 30 convocados para la Copa de las Confederaciones, en la que su selección está en el grupo de España, Irak y Nueva Zelanda, pese a que el díscolo futbolista había mostrado su disponibilidad a jugar.

EL TROTAMUNDOS DEL FÚTBOL
En busca de nuevos desafíos, el serbio Velibor "Bora" Milutinovic pone en la Copa Confederaciones 2009 su veteranía al servicio de la selección iraquí, un equipo que persigue consagrase en los escenarios internacionales.

Con cinco participaciones en Mundiales a sus espaldas, Milutinovic, este verdadero "trotamundos" del fútbol universal nacido en Bajna Bajta (Serbia) en 1944, se antoja como la persona idónea para guiar a Irak y lograr que salga con buen pie de la Confderaciones, su única oportunidad para mostrar su valía al mundo.

Un reto para los iraquíes pero también para "Bora", como se le conoce, que ha aceptado dirigir una selección en progresión pero irregular. Irak se alzó con el título de la Copa Asiática 2007 pero se ha quedado fuera del Mundial de Sudáfrica 2010.

Pese a que la violencia continúa en el país árabe, Milutinovic, nombrado seleccionador el pasado mes de abril, no se planteó rechazar la oferta y ha tomado con ilusión las riendas de la actual campeona continental.

Milutinovic es un veterano de los Mundiales, un entrenador histórico que no ha parado de trabajar desde su debut en la edición de México 1986 y al que le encantaría dirigir a una selección en un sexto Mundial.

Quien se considera a sí mismo un ciudadano de mundo, ostenta el récord de ser el único estratega que ha guiado a cinco equipos nacionales diferentes en una fase final de la Copa del Mundo.

Preparó a México en 1986, a Costa Rica en Italia 1990, a Estados Unidos en 1994, a Nigeria en Francia 1998 y a China en Corea-Japón 2002. Con todos, salvo con este último, siempre logró superar la primera fase.

En 2003, fue candidato para entrenar a Serbia y Montenegro, pero rechazó la oferta después de un mes como observador, al considerar que el fútbol en aquella efímera federación fue demasiado caótico, algo que no ha tenido en cuenta en Irak.

Otros equipos que dirigió incluyen a Honduras y Jamaica, a la que dejó en noviembre de 2007 por un conflicto con los dirigentes de la federación caribeña.

Milutinovic, que no puede vivir sin viajar y sin el fútbol, y que a sus 64 años no está dispuesto a jubilarse, está convencido de que disfrutará con la selección iraquí, porque, a su juicio, "los árabes saben escuchar, aprecian el fútbol competitivo y confían en su entrenador".

Además del triunfo en la Copa Asia de 2007, Irak ha sido cuarta en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y participó en el Mundial de México 1986, donde perdió los tres partidos que disputó.

El serbio, que sustituye en el banquillo iraquí al brasileño Jorvan Vieira, destituido en febrero pasado, demostrará su experiencia el próximo 14 de junio, cuando tendrá lugar el primer partido del torneo en el que se enfrentan Irak y Sudáfrica.

UN RENOVADOR EN BUSCA DE UNA SORPRESA
El seleccionador Bob Bradley, un gran conocedor del fútbol estadounidense que además ha dirigido a varios equipos de la Liga Profesional (MLS), ha renovado con éxito el conjunto de las barras y estrellas y se dispone a pelear en la Copa Confederaciones por un lugar en la historia.

Bradley, de 51 años, que ha dirigido al Fire de Chicago, Red Bulls de Nueva York y Chivas USA, de la MLS, sigue con su política de trabajar con los jóvenes valores y los veteranos que juegan en el fútbol extranjero.

Desde que llegó al cargo en diciembre del 2006, Bradley ha sido un gran revulsivo para el equipo y además inició un proceso de renovación del proyecto anterior con la incorporación constante de jóvenes valores que le han permitido tener un balance ganador de 23 triunfos, tres empates y ocho derrotas.

Estados Unidos marcha segundo en el torneo de la Concacaf de clasificación para Sudáfrica 2010, con 10 puntos, dos menos que Costa Rica.

Bradley trabaja con una amalgama de las estrellas que militan en Europa, como es el caso de su propio hijo Michael, y los que destacan en la MLS, pero que son desconocidos para el fútbol internacional.

Estados Unidos no tiene a una gran estrella dentro del equipo nacional, pero si hay talento y un estilo de juego perfectamente definido, en el que impera la disciplina en el campo, la lucha constante y tener la posesión del balón el mayor tiempo posible, por lo que su centro del campo es la línea más sólida.

Sin embargo, el equipo que dirige Bradley ha alcanzado un buen equilibrio en todas sus posiciones con jugadores como el arquero Tim Howard (Everton); los defensas Carlos Bocanegra (Rennes), capitán del equipo, y el gigantón Oguchi Onyewu (Standard Lieja), que en los últimos dos años se ha consolidado como un gran central.

El relativamente joven centro del campo está encabezado por su hijo Michael, de 21 años, que milita en el Borussia Moenchengladbach y es la nueva figura del equipo.

También ha destacado en los últimos meses, Sacha Kljestan (Chivas USA), de 23 años al demostrar el potencial que posee para llegar a ser un buen jugador.

Junto a los jóvenes valores, Bradley también confía en profesionales veteranos como los mundialista del 2006, DaMarcus Beasley (Rangers) y Clint Dempsey (Fulham), otro de los fijos del seleccionador.

Para la Copa Confederaciones de Sudáfrica Bradley también podría llevarse al cada día más incógnita Freddy Adu (Mónaco), al méxico-americano José Francisco Torres (Pachuca), y a Ricardo Clark (Houston Dynamo).

Una vez más en el ataque, el artillero clave será el goleador Landon Donovan (Bayern Múnich/Los Angeles Galaxy), que canalizará el máximo de balones cuando lleguen al área contraria, al lado de Jozy Altidore, del Xerez español, de 19 años, cedido por el Villarreal y que brilló en el partido contra Trinidad y Tobago del pasado 1 de abril con los tres goles de la victoria por 3-0.

Con todos ellos, Bradley quiere llegar a la Copa Confederaciones no para conseguir un tercer puesto como en las ediciones de 1992 y 1999, pero sí con la intención de sorprender a históricos rivales como Brasil e Italia.

EL GANADOR MODESTO
Cuando Vicente Del Bosque, conocido como el "modesto ganador", fue nombrado hace un año seleccionador de España recibió una herencia de su predecesor Luis Aragonés con un listón muy alto.

Aragonés había conducido a "la roja" al triunfo en la Eurocopa, el primer gran éxito internacional de España en la categoría absoluta después del mismo título logrado en 1964.

Del Bosque (Salamanca, 23-12-1950) ha mantenido la pauta ganadora del equipo en los partidos posteriores a la Eurocopa, por lo que "la roja" siguió en mayo como líder de la clasificación de la FIFA.

De hecho, ha firmado el mejor arranque de un seleccionador después de obtener en Turquía en abril el noveno triunfo consecutivo, lo que igualó el registro de Joao Saldanha con Brasil en la década de los 70.

España, que acumula 31 partidos sin perder, lidera su grupo (el 5) para el Mundial con 18 puntos, seis más que Bosnia, después de ganar los seis partidos que ha jugado, con un balance de 13 goles a favor y 2 en contra. Nadie duda de que estará en Sudáfrica.

Del Bosque llegó a la selección con un nuevo manual de estilo de entrenar. Humildad, sensatez y el sentido común por bandera, en un técnico que en su carrera ha impuesto su afable forma de ser como método de manejo de vestuarios plagados de astros.

Dos Ligas de Campeones (2000 y 2002), dos títulos de Liga (2001 y 2003), una Supercopa de Europa (2002), una Copa Intercontinental (2002) y una Supercopa de España (2001), al frente del Real Madrid, forman parte del currículum de este técnico salmantino de 58 años, elegido mejor entrenador del mundo de 2002 por la Federación Internacional de Historia y Estadística.

Su vida deportiva ha estado siempre vinculada al Real Madrid: desde la temporada 1968-69 cuando era jugador del equipo juvenil, hasta sus últimos días como técnico blanco (23-06-2003).

Su brillante carrera como técnico situó en segundo plano su trayectoria como jugador, que totalizó 441 partidos oficiales en el Castilla, Córdoba, Castellón y Real Madrid, con cinco títulos de Liga y cuatro Copas del Rey. Además fue internacional en 18 ocasiones, marcó un gol y disputó la Eurocopa de 1980.

Después de su retirada, el 30 de junio de 1984, se sumó como técnico a las categorías inferiores del Madrid para convertirse en el referente de la cantera, que dejó provisionalmente durante tres meses en 1994 a fin de dirigir al primer equipo tras la destitución de Benito Floro.

Repitió en 1996 tras la destitución de Jorge Valdano, en un único partido con goleada 5-0 al Athletic en San Mamés, para luego ser reemplazado por Arsenio Iglesias.

El 18 de noviembre de 1999, recibió su gran oportunidad, al sustituir al galés John Benjamin Toshack, despedido por negarse a rectificar unas duras críticas al plantel.

La condición de interino se transformó en cuatro años de idilio madridista, tras conquistar la octava Copa de Europa (2000).

Ni la llegada de Florentino Pérez, el 17 de julio de 2000, pudo desplazar al 'modesto ganador'. Del Bosque respondió bien a la nueva política de "una estrella por temporada", que puso a prueba su temple para dirigir estrellas y, de paso, fomentar la cantera.

Ajeno a cualquier tipo de polémica, nunca habló mal del equipo contrario, ni de los árbitros para justificar un resultado y siempre defendió a sus jugadores y al club, con el que volvió a ganar la Copa de Europa en 2002.

La búsqueda de un técnico con una imagen más "moderna" provocó su marcha, que, unida a la del capitán Fernando Hierro, cerró una época en la 'casa blanca', dirigida a partir de entonces por el portugués Carlos Queiroz y con David Beckham como nueva estrella.

Tras su paso fugaz y millonario por el Besiktas turco en la temporada 2004-2005, regresó a España para esperar su gran oportunidad, que surgió después de la Eurocopa.

Su mayor desafío es nada menos que conducir a España al sueño hasta ahora imposible de conquistar la Copa del Mundo.