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Tensión en el descanso

LIMOGES, Francia -- La lucha fratricida de Alberto Contador y Lance Armstrong en el Astana, equipo hegemónico en carrera y el decepcionante paso por Los Pirineos, con etapas intrascendentes que no han propiciado batalla entre los favoritos, son los temas que han marcado la primera jornada de descanso en el Tour de Francia en la ciudad de Limoges.

El Tour se dirige a la segunda semana con el español Alberto Contador como líder real de la prueba, ya que el amarillo reposa en las espaldas del italiano Rinaldo Nocentini, líder ficticio, y con Lance Armstrong tercero pisando los talones a su compañero, y, sin embargo, rival.

El devenir de la prueba apunta a que el debate seguirá sus cauces hasta que la carretera "ponga a cada uno en su sitio", según la teoría apuntada desde Mónaco por el director del equipo, el belga Johan Bruyneel, y aceptada por el propio Armstrong, crecido por su experiencia y su enorme palmarés en el Tour, con sus siete victorias.

Contador apunta a su segundo Tour y Armstrong no firma el podio de París. Luego el tejano, quiere más, y asegura que Los Alpes será la prueba definitiva para despejar incógnitas, esas incógnitas que alteran la tranquilidad del corredor español, sin demasiado margen para expresarse en carrera.

"Me hubiera gustado subir el Tourmalet más deprisa", dijo, pero las órdenes del director eran otras.

Tres etapas en Los Pirineos no aportaron nada relevante, tan solo un ataque de Contador en Arcalís de apenas 2.000 metros con una exigua renta de 21 segundos. Suficiente para bajar los humos a Armstrong, acto de valor simbólico, pero no definitivo, porque aún deberá demostrar lo mejor de sí en cuento la carretera apunte al cielo.

Y ese escenario llegará en la última semana, que decidirá la carrera con tres etapas de montaña en los Alpes y la cronometrada individual de Annecy. Si continúan las dudas quedará el Mont Ventoux, la víspera de la llegada a París.

Antes, el Tour afrontará hasta el domingo 19 una semana para el lucimiento de los esprinters y de los aventureros que buscan escapadas, con recorridos ondulados. De nuevo turno para los Cavendish, Freire y Hushovd.

La nómina de favoritos ha menguado hasta su mínima expresión. El Astana lleva la voz cantante desde la contrarreloj colectiva de Montepellier, en la cuarta jornada. Dominio admitido por los rivales que aspiran al podio. "No me planteo un segundo Tour y el podio no me hace tilín, es difícil sorprender con un equipo como el Astana, que impone su ley", admitió "realista", Carlos Sastre, a 2.52 en la general.

Fuera de los dominios del Astana, con Leipheimer y Kloden entre los diez primeros, cuarto y sexto, los aspirantes miran de lejos los puestos de podio. Andy Schleck es noveno a 1.49 minutos, el único que ha mostrado cierto aire competitivo con un ataque en el Col D'Agnés, en la segunda etapa pirenaica. Evans ha perdido 3.07 y el ganador del Giro, Denis Menchov está a más de 5 minutos. Escasa y débil oposición.

De las esperadas revelaciones aún se espera alto rendimiento en la montaña del checo Roman Kreuziger, que resiste a 2.40. Mejor suerte tuvo el holandés Robert Gesink, que se retiró con fractura en la muñeca.

Alberto Contador "tranquilo, relajado, centrado en la competición", pero no se libró de una multitudinaria rueda de prensa en la que tuvo que pasar el "martirio" de contestar a múltiples preguntas relacionadas con Armstrong.

"Si fuera el líder del equipo está claro que no habría ninguna polémica sobre por qué arranqué en Arcalís. Es un tema cansino y repetitivo. No es una situación de total normalidad, pero estoy tranquilo. El Tour es una carrera muy exigente y no hay que gastar energías en cosas ajenas a la carrera", señaló Contador.

Contador, que señaló a los hermanos Schleck como principales rivales junto a Evans y "las otras bazas de mi equipo", apuntó que "la repercusión mediática de Armstrong es lo que genera morbo".

Una jornada relajada en la que los equipos salieron a rodar por los alrededores de Limoges de dos a tres horas. Cada uno con sus objetivos, en espera de que llegue la segunda tanda de montaña en los Alpes, la verdadera, después del simulacro de los Pirineos. Allí se despejarán las incógnitas, entre ellas si Contador y Armstrong se van a batir en duelo por la capitanía. Con o sin permiso del equipo.

A falta de otros temas más oscuros, la novela en el equipo kazako enciende día a día un Tour hasta el momento flaco en materia de grandes emociones.

El Tour se reanuda con la décima etapa entre Limoges e Issoudun, de 194,5 kilómetros, un recorrido ondulado que puede recuperar las llegas al esprint.