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El Celeste mandó en Oriente

Los celestes festejaron tras un duro encuentro EFE

ROMA -- El primer título de la temporada fue para Lazio, que se quedó con la vigesimosegunda edición de la Supercopa Italiana, la competición oficial que enfrenta al ganador del campeonato italiano con el vencedor de la Copa Italia. Los celestes ganaron por tercera vez en su historia este prestigioso trofeo.

El equipo de esta capital obtuvo ese éxito al vencer a Inter por 2 a 1, con goles de Matuzalem, Tommaso Rocchi. Samuel Eto'o descontó para el Neroazzurri.

El match se disputó en Beijing (China) por razones promocionales: el Calcio sabe que necesita remontar posiciones en los mercados internacionales y fue a presentarse en China, donde tiene muchos seguidores. En efecto, la cancha estuvo casi repleta de un público realmente entusiasta.

Inter era sumamente favorito y, de hecho, hizo el gasto del partido, manteniendo una superioridad casi aplastante en el rubro de la posesión del balón. Pero el equipo, a pesar de tener a cuatro nuevos jugadores en la cancha, mostró exactamente los mismos defectos que en la temporada anterior, necesitando la genialidad de un hombre (antes Ibra, ahora Eto'o) para crear peligro: con razón José Mourinho reclama un enganche.

Lazio, por su parte, jugó el partido que todos nos esperábamos, cuidadosa en defensa y buscando la velocidad de sus atacantes para lastimar en los espacios.

Luchó, sufrió, debió haber perdido, pero al final el plan de Davide Ballardini funcionó muy bien y, luego del tanto fortunoso de Matuzalem, Rocchi coronó un contragolpe con una jugada extraordinaria y selló el triunfo, que el gol de Eto'o no pudo evitar. Pero veamos más en detalle lo ocurrido en el partido.

CUATRO A UNO
Con respecto al once típico del equipo que obtuvo el Scudetto y se ganó el derecho de estar en Beijing disputando esta Supercopa, Inter presentaba cuatro novedades, a saber Lucio al centro de la defensa en pareja con Chivu, Thiago Motta en el medio junto a Cambiasso y Muntari y una pareja de ataque totalmente nueva, formada por Eto'o y Milito.

Lazio, por su parte, a pesar de los tres "separados" del plantel (Ledesma, Pandev y De Silvestri), sólo mostraba una novedad, es decir a Baronio al centro de la línea mediana: en la estación anterior, el rubio volante estaba en el plantel pero no jugaba nunca, mientras que ahora Ballardini lo puso titular para tratar de rellenar el vacío dejado por Ledesma.

Lazio le dejó desde un comienzo la iniciativa al rival, manteniéndose agazapada muy cerca de su área. Inter, con mucha más potencia física en la línea central, aceptó el reto pero, a pesar de la buena movilidad de los volantes, no encontraba caminos para volverse peligroso, porque una vez más carecía de la necesaria fantasía y creatividad como para sorprender.

Más de una vez, en efecto, Eto'o o Milito bajaron casi hasta la línea mediana, para tomar contacto con una pelota que no les llegaba nunca, y de hecho las jugadas más interesantes nacieron de esas iniciativas de la pareja ofensiva.

Aún cuando el primer verdadero peligro lo creó Lazio, con la habilidad de Zárate: el talentoso delantero corrió de derecha hacia el medio y dejó salir un zurdazo venenoso, que Julio César fue a desviar al córner muy cerca del poste a su izquierda.

En frente, los peligros llegaron cuando Eto'o, con gran espíritu de sacrificio, les abrió espacios a los compañeros, pero a Muntari y Stankovic le faltó totalmente la puntería, mientras que Muslera salvó de manera casi milagrosa ante Lucio, en jugada de pelota parada. Así la primera etapa, disputada con un ritmo bastante bajo debido al calor tórrido, se fue sin muchas emociones.

TODAS LAS EMOCIONES
Las cuales, bajo forma de goles, llegaron todas en la segunda etapa. Hay que decir que, al comienzo del complemento, Inter aumentó mucho el ritmo e hizo méritos como para ponerse arriba: aún si las ideas siguieron escaseando, la superioridad física se volvió aplastante y, por momentos, fue un verdadero asedio.

En esa fase, los nerazzurri anduvieron muy cerca del gol en repetidas oportunidades: Muslera salvó en ocasión de un hermoso disparo desde unos 25 metros de Muntari, Zanetti remató sobre la parte externa de la red luego de una hermosa percusión con su sello de fábrica, el arquero uruguayo se repitió ante el excelente remate de Stankovic y Lucio, en el tiro de esquina siguiente, envió el balón a centímetros del ángulo superior derecho.

La más clara, sin embargo, estuvo en los pies de Eto'o: Diakité ejecutó un imperdonable pase hacia atrás, el camerunés leyó bien la jugada, anticipó al guardavalla, lo gambeteó abriéndose hacia la izquierda pero, con el arco vacío, su remate resultó demasiado cruzado y se fue por el otro palo. En la ocasión, el ex Barcelona traicionó su fama de goleador implacable.

Ballardini trató de remediar, metiendo a Dabó por Baronio en el puesto de volante central, justo delante de la defensa, pero el dominio de Inter siguió: Milito lo tuvo dos veces y, en ambos casos, Muslera ganó el duelo rioplatense.

Tantos goles errados no podían no tener un castigo. Ocurrió cuando Zárate se fue muy bien de contra y fue bajado a unos cinco metros del área: Kolarov ejecutó el tiro libre contra la barrera, pero la pelota derivó para el segundo palo, donde ingresó Matuzalem mano a mano con Julio César. El brasileño ganó el duelo, pero con tanta mala suerte que el rebote fue a dar en la cara de rival y se metió: realmente un castigo divino.

En ese momento, Lazio (o mejor dicho Rocchi) hizo la cosa más linda de todo el match y legitimó el triunfo. En ocasión de un pelotazo de Mauri, el centrodelantero picó muy bien entre los dos centrales, la paró de pecho de manera maravillosa hacia adelante y, cuando ambos rivales le cerraban el camino, la tocó por arriba de la salida de Julio César, un verdadero golazo.

Inter sintió el golpe y, de hecho, el partido pudo haberse cerrado ahí. Pero Dabó, cuando faltaba un cuarto de hora y no pasaba casi nada, le agregó emoción a la cosa, con un pase atrás errado que, esta vez, Eto'o no desperdició y transformó en el descuento con un zurdazo inapelable.

Eso le puso pimienta a la porción final del match pero, aparte un gol anulado a Milito por evidente off side de Eto'o (en la línea del remate), no hubo grandes emociones. Inter al final tenía a un súper ofensivo 4-2-3-1 con Balotelli, Eto'o y Suazo detrás de Milito, pero la única ocasión verdadera llegó de tiro libre, un remate desde unos 25 metros, desde la clásica posición del diez, que Eto'o ejecutó con un derechazo apenas desviado (pero Muslera pareció poder intervenir).

SE NECESITA ENGANCHE
Si bien José Mourinho se dijo satisfecho del juego de su equipo ("Ellos se llevan la copa, pero el futuro es nuestro", afirmó el portugués), es evidente que el cambio de Ibra por Eto'o no sólo no solucionó los problemas antiguos, sino que los profundizó: Inter ahora parece mucho más poderosa en el área, pero aún menos creativa que antes.

Por eso, es indispensable que llegue un enganche, un jugador de talento capaz de ligar la fase defensiva con la ofensiva y de crear las variantes necesarias para abastecer a esa impresionante dupla de ataque.

Posiblemente, en este sentido, la derrota no sea del todo un mal, porque seguramente Moratti tendrá una nueva razón para darle el gusto a su entrenador: Inter está bastante más adelante en la preparación que Lazio, que además aún debe moverse en el mercado, y así y todo no pudo quedarse con el primer título de la temporada.

Gran satisfacción en casa Lazio, especialmente para el presidente Lotito, que obtuvo el segundo éxito de su gestión. Es una victoria que vale doble, porque Lazio fue el primer club de Italia que se preocupó primero de sanear las cuentas, estableciendo reglas muy rígidas para los sueldos.

Por lo visto, la sabia política del presidente ahora entrega resultados también en lo deportivo: esperemos que eso dé buen ejemplo para todos aquellos que, recién ahora, entendieron que es necesario poner las cuentas en orden, para que sepan que también con gastos menos alocados es posible ganar.