Raúl Allegre 10y

Ofensiva en serie

BRISTOL -- En el momento de empezar a redactar esta nota, faltan dos horas, 30 minutos para que termine el plazo para realizar canjes en la NFL. Hasta el momento, Tony Gonzalez sigue esperando. Hace unos días escribí un mensaje en Twitter diciendo que el mejor ala cerrada en la historia de la NFL debería ser canjeado a un equipo contendiente. Fue también tema del "Punto Extra" en la sección de videos de ESPN.com.

Tiene lógica. Aún cuando contaban con Steven Jackson, Roddy White y Julio Jones, los Halcones de Atlanta eran apenas un equipo mediocre. Después de la temporada del 2012, en la cual se quedaron a una jugada de llegar al Super Bowl, salieron del equipo siete titulares y doce reservas importantes. Desde la pretemporada era evidente que su defensiva era mediocre, y que la línea ofensiva era cuando mucho de segundo nivel. Las derrotas no tardaron en llegar y ahora tiene marca de 2-5.

Por varias semanas, Gonzalez declaró que no le interesaba un cambio. En ese entonces, la esperanza, que siempre muere al último, seguía viva pero en terapia intensiva. Me refiero a las posibilidades de clasificar. Después de la derrota humillante ante Arizona esta es una franquicia desahuciada para la postemporada, pero tanto su entrenador como gerente general piensan que van a repuntar, e insisten en quedarse con Gonzalez el resto de la temporada. ¿Quién los culparía? Personas en esas posiciones deben de pelear hasta que las matemáticas digan algo diferente, pero la realidad es distinta. Las probabilidades de jugar en enero son paupérrimas.

En este momento la mejor decisión para ambas partes sería buscar un postor para los servicios de Tony. Los candidatos obvios son los Kansas City Chiefs, que tienen a Anthony Fasano de titular, y la verdad con 10 recepciones para 75 yardas, no ha preocupado a defensivas rivales Otra posibilidad sería Nueva Inglaterra. Los últimos dos años perfeccionaron el sistema con dos alas cerrada. Ya regresó Rob Gronkowski, pero le falta un complemento, y a Tom Brady otro jugador ofensivo de calidad. Finalmente podemos mencionar a Green Bay. Aún si regresa Jermichael Finley en el futuro, algo tan probable como un partido de MNF entre contendientes, el impacto de Tony Gonzalez sería inmediato en un equipo que en este momento está alineando hasta los jardineros del estadio.

Tony declaró que esta sería su última temporada y que estaba seguro de esa decisión en un 100%. La pregunta es, ¿cuánto ofrecería uno de estos equipos por un jugador que estará solamente nueve semanas más en su plantel? ¿Ofrecería alguno de estos equipos una cuarta selección del draft? ¿Quinta ó más baja?

Cuando esta nota se publique se habrá cumplido el plazo del período de canjes. Espero el cambio de Tony se haya consumado, pero creo que la terquedad de Mike Smith y Tom Dimitroff se mantendrá.

Dallas y Miami fueron franquicias gloriosas en la década de los 1970. Eso les redituó legiones de seguidores. Los Delfines repuntaron en los 80s con Dan Marino y los Vaqueros fueron tres veces campeones del Super Bowl a principios de los 90s. Han pasado ya cerca de dos décadas en que ninguno de estos equipos ha sido factor. Por una razón u otra se las ingenian para perder partidos.

En el caso de Dallas, podemos mencionar tres factores para tratar de explicar la debacle del domingo ante Detroit cuando ganaban por diez puntos faltando 6:45 en el partido, y un poco más tarde no pudieron defender una ventaja de seis faltando 58 segundos contra unos Lions sin tiempos fuera.

La primera razón es su defensiva. La unidad de Monte Kiffin tiene la deshonrosa distinción de ser la primera en la historia de la NFL en permitir más de 400 yardas a cuatro QBs diferentes. El domingo fueron por demás generosos al son de 623 yardas totales. Un atenuante es el hecho que de ocho jugadores en el roster de línea defensiva, cinco llegaron como agentes libres desempleados esta temporada. No tengo nada en contra de jugadores que no pudieron quedarse con sus equipos originales, y muchos han triunfado después de una segunda o tercera oportunidad, pero los probabilidades de éxito no son muy altas. Por algo estaban disponibles. Hasta el momento, no han tenido un rendimiento aceptable y la línea ni presiona, ni defiende bien el juego por tierra.

La segunda razón es la indisciplina dentro del equipo manifestada por los berrinches de Dez Bryant durante el partido. Escuché a Keyshawn Johnson justificar los desplantes de Bryant diciendo que era algo normal de un jugador que juega con pasión. Lo que yo me pregunto es ¿cómo benefician al equipo en general los gritos y aspavientos de Dez Bryant en la banca? ¿Es esa la mejor manera de resolver algún posible problema?

Antes del partido Dez Bryant se comparó con Calvin Johnson. Dez es un gran talento, pero todavía le falta mucho para llegar al nivel de Megatron. Durante el encuentro Dez vio cómo Matt Stafford, a pesar de dobles y triples marcaciones, seguía buscando a Johnson y este estaba teniendo el partido de su vida. Lo que perdió de vista Dez Bryant es que en el momento de sus berrinches su equipo IBA GANANDO. No se estaba cubriendo de gloria personalmente, pero IBAN GANANDO. Su actuación en la banda de Dallas no ayudó al proceso. Creó una distracción innecesaria.

El tercer factor es la atención a los detalles pequeños. Los equipos de élite la tienen, aquellos que sólo aspiran a un segundo o tercer nivel, no. El éxito se puede definir de muchas maneras, pero mi favorita es esta: "El éxito es la suma de detalles pequeños ejecutados a la perfección".

¿En dónde estuvieron esos detalles pequeños el domingo? Puedo citar un par de ejemplos cerca del final. El primero fue en la penúltima serie ofensiva de Dallas cuando buscaban asegurar el resultado. Un primero y diez les daba la victoria. Corrieron, como se anticipaba, en primera y segunda oportunidad. Perdieron cuatro yardas, pero obligaron a Detroit a agotar sus últimos tiempos fuera. Volvieron a acarrear en tercera y lograron nueve yardas, pero Tyron Smith sujetó. Detroit rechazó el castigo y Dallas estuvo en posición de anotar un gol de campo, pero la falta paró el reloj del partido costándole a Dallas 40 segundos. En esa situación, un jugador bien entrenado sabe que es mejor perder yardas a que se detenga el reloj. Los buenos entrenadores enfatizan eso, los mediocres no. Matthew Stafford anotó faltando 12 segundos antes del final.

Finalmente tuvimos la última serie ofensiva en la que se conjugaron estos tres factores. Primero la defensiva permitió pases largos tanto por el centro como por las bandas. Segundo, Dez seguía molesto distrayendo a sus compañeros y entrenadores con su indisciplina. Finalmente, la defensiva "compró" las señales de Matt Stafford de que iba a clavar el balón. El problema es que la bola estaba en la yarda uno. Se quedaron parados y "les madrugaron".

Este fue otro partido que los Vaqueros pudieron haber ganado. Quizás el factor defensiva no lo podría haber contrarrestado, pero los otros dos sí. Era todo lo que necesitaban.

En Miami, el grupo de entrenadores se empeña en pensar que Ryan Tannehill está a la altura de los grandes QBs de la NFL. Es un jugador de segundo año con poca experiencia en la posición.

Ver a Tannehill lanzar en persona es algo impresionante. Puede completar cualquier pase con velocidad y con toque. Es buen atleta y puede correr. Lo que le falta todavía es reducir el tiempo de reacción. Todavía le cuesta trabajo procesar información a la velocidad requerida en la NFL. ¿Cómo se puede solucionar eso? Con un plan ofensivo más simple y enfatizando el juego por tierra. Tienen una línea ofensiva que es mejor abriendo huecos para sus corredores que protegiendo a su QB.

Después del primer tiempo contra los Pats, Miami ganaba como visitante 17-3. Tannehill no había sido capturado y no había lanzado intercepciones. La ofensiva había ejecutado 22 acarreos y 18 pases. Lamar Miller y Daniel Thomas tenían 103 yardas entre los dos. En la segunda mitad, Miami abrió con seis pases y tres acarreos, uno de ellos una reversible, en sus primeras dos series ofensivas. El último de esos seis pases resultó en la primera de seis capturas de Tannehill y en un balón suelto. El resto del juego fue algo similar. A pesar de que en la primera mitad habían controlado el ritmo del partido, y habían tenido un ventaja de casi ocho minutos en el tiempo de posesión, decidieron empezar a lanzar. La distribución de pases a acarreos en el segundo tiempo fue de 24 a 19. Además de las seis capturas, Tannehill lanzó dos intercepciones.

Hay que darle ayuda al muchacho.

Finalmente, en el MNF Seattle se escapó con una victoria que no merecía. Tuvieron un total de 135 yardas ofensivas netas, y 80 se dieron en una sola jugada. Russell Wilson fue capturado siete veces, y su defensiva permitió 200 yardas por tierra. Pero así es la NFL. Ningún equipo puede funcionar a nivel óptimo semana tras semana. Para forjar temple de campeón, es necesario estar en este tipo de batallas en las que no sale nada.

Para convertirse en campeón, hay que buscar la manera de ganar partidos en los que no se juega bien. Seattle pasó su prueba.

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