Raúl Allegre 10y

Ofensiva en serie

BRISTOL -- La Ronda Divisional quedó a deber por primera vez en muchos años. Todos los favoritos ganaron de manera convincente. Solamente con Nueva Orleans y San Diego hubo un poco de drama hacia el final de sus respectivos encuentros, pero fueron únicamente llamaradas de petate. Ahora queda esperar los partidos de campeonato que presentan dos grandes rivalidades. La mejor de la actualidad en la NFL entre Seattle y San Francisco, y la mejor quizás en la historia entre mariscales de campo legendarios cuando se enfrenten por decimoquinta vez Tom Brady y Peyton Manning.

De antemano le pido a los fans de Pittsburgh que guarden sus comentarios respecto al tema de la mejor rivalidad de la NFL. HOY EN DÍA, la mejor rivalidad y la más intensa es entre San Francisco y Seattle. Durante años fue Baltimore vs Pittsburgh. Las dos tienen el mismo atractivo: golpes duros y partidos cerrados de pocos puntos. A pesar de los esfuerzos de la NFL por abrir las ofensivas y moderar el golpeo dentro de los emparrillados, nada enciende el interés de la fanaticada como un partido entre equipos que se desdeñan, y que se pegan con tubo.

La otra cara de la moneda la presentarán Nueva Inglaterra y Denver en un partido con los mejores pasadores de nuestra época al frente de ofensivas potentes enfrenando a defensivas mermadas por lesiones. Anticipo un partido de ida y venida, y cambios de ventajas en el que el último equipo que tenga la serie ofensiva final ganará el pase al Super Bowl XLVIII.

Regresando a la Ronda Divisional empiezo con los Santos de Nueva Orleans. Soy fan de Sean Payton. Lo considero un gran entrenador, estratega y motivador, pero atribuyo la derrota de los Santos a varias de sus decisiones antes y durante el partido.

Empiezo con la idea de pintar el logo en el campo de entrenamiento de su equipo en la ciudad de Nueva Orleans. El objetivo era representar las condiciones de juego del estadio de los Halcones Marinos. El problema con ese estadio no es la superficie. Es el ruido ensordecedor de los aficionados y las condiciones climatológicas. Pintar un logo en el campo no sirve de nada, y como jugador, pensaría que es recurrir a medidas extraordinarias para tratar de superar a un oponente considerado superior. ¿Lo hicieron antes de jugar contra Filadelfia, o Carolina, o aún San Francisco hace varias semanas? No. ¿Entonces por qué hacerlo ahora? Esa decisión le mandó una señal a sus jugadores que necesitaban "algo más" de lo que normalmente hacen para vencer a Seattle.

Después vinieron las decisiones durante el transcurso del partido. La primera fue intentar vencer a Seattle con su propio estilo de juego. El plan ofensivo era tratar de establecer un ataque terrestre con poder. La estrategia funcionó contra Filadelfia, pero Seattle no es Filadelfia. Pocos equipos han tenido éxito corriendo contra Seattle con personal y formaciones pesadas como las que usó Payton en el primer tiempo del partido. Entiendo que quería evitar la presión que sufrió Drew Brees cuando se enfrentaron en la Semana 13, pero los Santos ganan gracias a los pases de Brees. Cambiar la identidad ofensiva de un equipo en el partido más difícil de la temporada es complicado. Pretender ser algo diferente es contraproducente.

Hubo otras decisiones, en particular en intentos de goles de campo. Las estadísticas indican que Shayne Graham falló dos goles de campo. No tenía oportunidad de éxito en los dos que intentó, de 45 y 48 yardas en contra de un viento de 30 km/h. El que sí debió intentar, con viento a favor, fue en el segundo cuarto cuando se la jugaron en cuarta oportunidad y 4. Nueva Orleans perdía en ese momento 0-13, y buscar el primero y 10, era mandarle otra señal de desesperación a su equipo. Tampoco hay que olvidar la última jugada del partido. Parece que el pase que lanza Marques Colston a Travaris Cadet era parte de una jugada premeditada. Existe la posibilidad de que Colston haya improvisado, pero de una forma u otra, la responsabilidad del fracaso de esa jugada recae en Sean Payton. Si la jugada fue premeditada, tenía pocas posibilidades de funcionar. Si fue improvisación, Payton debió haber comunicado a través de Brees que el jugador que recibiera el balón debería salir del terreno de juego.

No hay que restarle mérito a Seattle. Su defensiva fue abrumadora. Marshawn Lynch se reencarnó una vez más en "La Bestia" y corrió con determinación para 140 yardas y dos touchdowns. Rusell Wilson estuvo errático, pero cuando el equipo necesitaba una jugada clave en tercera y tres en el último cuarto, desde su propia yarda 45, Wilson completó un pase con Doug Baldwin que les dio un primero y 10. Poco después, anotaron touchdown.

En Foxborough, los Patriotas, tal como lo anticipamos en "NFL Semanal", continuaron con el plan de juego que usaron en sus dos últimos partidos de temporada regular: correr con el balón. Incluyendo esos dos, y el juego de playoff contra Indianápolis, Tom Brady ha lanzado un total de 41 pases. El Brady de otros años lanzaba 41 pases antes del último cuarto. LeGarrette Blount tuvo 166 yardas en 24 acarreos con cuatro anotaciones. Pudo tener seis, pero Bill Belichick le dio la oportunidad a Stevan Ridley en dos ocasiones, desde la yarda 3 y de la 1. Nadie se adapta mejora a aprovechar las cualidades de su equipo y explota las debilidades de su oponente que Belichick. Y nadie ejecuta sus estrategias ofensivas mejor que Tom Brady.

Del otro lado, tuvimos a Andrew Luck. Con Luck, tenemos lo bueno, lo malo y lo feo.

Lo bueno es que mientras Luck sea el mariscal de campo, los Potros nunca estarán fuera de un partido. Lo ha demostrado con 11 victorias remontando marcador en sus primeros dos años, más que cualquier otro pasador en la historia de la NFL. Como punto de referencia, Peyton Manning es el líder de todos los tiempos en remontadas de marcador en el último cuarto con 40 en 16 años en la NFL, seguido por Dan Marino con 36 y John Elway con 35. Marino jugó 17 años y Elway 16. Luck supera el 25 por ciento de la marca de Manning en sólo dos años, y lo está haciendo con un equipo ofensivo que se puede calificar de mediocre. Andrew Luck tiene esa cualidad intangible que han tenido todos los grandes y que es difícil de describir. En Estados Unidos sólo le dicen "it".

Lo malo es la tendencia a forzar balones y lanzar intercepciones. Tuvo siete esta postemporada. Dos de las cuatro que lanzó ante los Pats fueron errores de sus receptores, pero en las otras dos, tomó malas decisiones. No es raro que pasadores con esa mentalidad lancen intercepciones. El líder en intercepciones en la historia de la NFL es Brett Favre con 336. Peyton Manning espera que alguien supere su marca de 28 como novato. La baja de Reggie Wayne fue determinante en la manera de jugar de Luck. Esta deficiencia va a mejorar si Ryan Grigson, el gerente general de los Potros, lo rodea de talento y una línea ofensiva decente. Indy tendrá alrededor de 37 millones para gastar en 2014, pero los grandes equipos se forjan a través del draft, y no tendrán ni primera ni cuarta selecciones.

Lo feo son los golpes que ha recibido en 34 partidos. El sábado lo vimos jugar con una funda protectora en el codo derecho. Luck ha sido capturado 73 veces y tiene 125 acarreos. De acuerdo al Departamento de Información y Estadística de ESPN, Andrew Luck ha recibido 141 golpes directos, y ha retrocedido a lanzar bajo presión en 412 ocasiones en dos años en la NFL. Esto poco a poco hace mella. Andrew Luck es un talento fuera de serie que está todavía en proceso de desarrollo. Si no lo rodean de talento y buscan la manera de protegerlo, no va a durar mucho.

No tuve la oportunidad de ver con detenimiento el partido entre San Francisco y Carolina, pero de lo poco que vi, se puede resumir en oportunidades desperdiciadas. En dos ocasiones Carolina estuvo en la yarda 1 y en ninguna anotó touchdown. En la primera fueron frenados en la yarda 1, y en la segunda se conformaron con un gol de campo. Esto representa un total de once puntos desperdiciados.

No haber anotado cerca de las diagonales, y la inconsistencia de Cam Newton en el segundo tiempo fue resultado de un gran esfuerzo defensivo de San Francisco. En el terreno vimos a los dos mejores grupos de apoyadores de la NFL, y entre esos, los dos que se llevaron la tarde fueron Patrick Willis y Navorro Bowman. La defensiva de los 49's mejora semana tras semana y un equipo con una gran defensiva siempre tiene posibilidades de ganar.

Ofensivamente, Colin Kaepernick tuvo posiblemente su mejor partido del año considerando el nivel de la defensiva que enfrentó. No superó las 200 yardas por pase, pero tomó buenas decisiones, protegió el balón y dirigió bien a su ofensiva.

En el último partido de la ronda divisional, Denver dominó casi de principio a fin. La lesión de Jerome Clary, guardia derecho de San Diego, redujo la eficiencia de los Cargadores en el juego por tierra y su suplente, Johnnie Troutman, creo una avenida de cuatro carriles sin semáforos hacia Phillip Rivers. San Diego tuvo que cambiar su estrategia de protección para compensar por la deficiencia de Troutman y se volvió previsible en su accionar ofensivo. La lesión de Chris Harris, Jr., el cual quedó fuera para el resto de los playoffs, le abrió una puerta a Rivers para descontar la ventaja de Denver. Al final, tomaron una mala decisión en la segunda patada corta que intentaron, y Peyton Manning ya no les prestó el balón.

Este partido quedó registrado como una victoria para Manning en postemporada, pero no recibirá el reconocimiento que se merece por su última serie ofensiva. No fue para remontar marcador, ni tampoco anotaron touchdown, pero descontaron 3:51 que restaban en el partido. Manning convirtió en tercera y 17, y poco después en tercera y 6 para liquidar el partido. Ambas fueron situaciones de presión si tomamos en cuenta que en el partido divisional de hace un año contra Baltimore, en una situación similar, no pudieron convertir ni cerrar el juego. Baltimore tuvo una última serie ofensiva para empatar y ganó en tiempo extra.

Viene un domingo de contrastes. El primer encuentro representa el pasado y el presente de la NFL con el estilo clásico de mariscales de campo pasadores con Brady y Manning, mientras que el segundo tendrá lo que parece ser el futuro de la NFL en lo que corresponde a ofensivas, con dos mariscales de campo en Wilson y Colin Kaepernick que corren y lanzan.

¡Que los disfruten!

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