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El toque de John Harbaugh

OWINGS MILLS -- Los Baltimore Ravens no lucían como equipo de Super Bowl hace tres meses. De no haber sido por el entrenador en jefe John Harbaugh, los Ravens no hubieran lucido como equipo, siquiera.

Después de ser apaleados por 30 puntos ante los Houston Texans, la derrota más escandalosa en la era Harbaugh, los Ravens regresaron de su semana de descanso sólo para escuchar el último anuncio que querían escuchar. Harbaugh informó a todos que estarían entrenando con utilería completa.

Mientras las quejas llenaban la sala de reuniones, los profundos Ed Reed y Bernard Pollard se manifestaron en contra de la decisión de Harbaugh. La mayoría de entrenadores, quizás incluso Harbaugh hace cinco años, hubieran pedido a los jugadores sentarse, callarse y prepararse para una práctica física. En lugar de eso, Harbaugh deseaba entablar una discusión. Los jugadores hablaron sobre cómo él los trataba, y Harbaugh escuchó.

Lo que pudo haber escalado a una pelea fea, se convirtió en una reunión inclusiva. Y, por cierto, los Ravens no entrenaron con utilería completa ese día.

Según el centro, Matt Birk: "Cada entrenador pide a sus jugadores hacerse responsables, y que se trata de su equipo. Pero cuando las cosas se ponen difíciles, ¿es verdad? Con Harbs, sí lo es. Todos salieron de allí sintiéndose muy bien por nuestro entrenador en jefe".

Ese fue el punto de inflexión en la campaña de los Ravens, y la principal razón por la que los Ravens estarán jugando en contra de los San Francisco 49ers en el Super Bowl. No fue la conversión en cuarta y 29 de Ray Rice. Tampoco fue el despido del coordinador ofensivo, Cam Cameron. Ni siquiera el anuncio del retiro de Ray Lewis.

Todos esos momentos afectaron durante la campaña, pero ninguno resonó con los jugadores a un nivel más personal. Los jugadores de los Ravens siempre habían jugado duro para Harbaugh. Esta temporada, sin embargo, realmente embonaron con él.

"Una cosa respecto a nuestros chicos, nos gusta que se hablen las cosas y que salgan a la luz", explicó Harbaugh. "Hemos estado haciendo eso a lo largo de la temporada, y nos ha acercado como equipo de fútbol americano. Creo que están viendo los resultados ahora".

Fue tan significativo, que Reed lo recordó después de que los Ravens ganaran el Juego de Campeonato de la AFC.

"Realmente se puso a escuchar a los jugadores", dijo Reed. "Fue algo que teníamos que hacer como hombres".

Cuando Harbaugh fue nombrado el tercer entrenador en jefe en la historia de los Ravens, no tuvo que reconstruir la plantilla. Baltimore estaba a dos años de haber quedado sembrado segundo en la AFC, y tenía jugadores de Pro Bowl en diversas posiciones de la plantilla, incluyendo a los futuros miembros del Salón de la Fama, Reed y Lewis.

El reto para Harbaugh era reconstruir la imagen del equipo. Bajo el entrenador en jefe Brian Billick, los viejos Ravens presumían su actitud. Bajo Harbaugh, los nuevos Ravens promocionaron la disciplina. Los viejos Ravens adoptaron la imagen de chicos malos. Los nuevos Ravens hablan de su fe, y recitan pasajes bíblicos en conferencias de prensa.

"Para todo lo que hemos atravesado desde que el coach Harbaugh llegó aquí", explicó Reed, "él tenía una visión de nosotros trabajando de una cierta manera y llevándonos a construir algo en este momento".

La base de la filosofía de Harbaugh puede resumirse en lo que dijo durante su conferencia de prensa de presentación hace cinco años: "Hay tres cosas importantes a la hora de armar un equipo de fútbol americano: Nº 1 es el equipo, lo segundo más importante es el equipo, y lo tercero más importante es el equipo".

Harbaugh, quien nunca había sido entrenador en jefe a ningún nivel, estaba listo para el juego de poder en su primera temporada, con un vestidor lleno de personalidades poderosas. Cada jugador fue asignado solamente un casillero; en el pasado, los estelares tenían dos o tres. Las bancas fueron quitadas de los campos de entrenamiento, porque a nadie se le permitiría tomar asiento. Las playeras debían estar fajadas y los cascos debían estar abrochados, aún durante las sesiones ligeras.

Aunque los jugadores no estaban emocionados por las reglas más estrictas, nadie puede discutir con los resultados. La franquicia había ido a los playoffs cuatro veces en sus primeras 12 campañas de existencia, mientras Harbaugh ha guiado a los Ravens a la postemporada en cada una de las últimas cinco temporadas.

Harbaugh se convirtió en el primer entrenador en jefe en la historia de la NFL en ganar un partido de playoffs en sus primeras cinco campañas, y alcanzar tres juegos de campeonato de conferencia en ese lapso. Desde el 2008, la primera campaña de Harbaugh en los controles, solamente los Patriots han ganado más partidos que los Ravens. Nada mal para un tipo que era la segunda opción para los Ravens, después de Jason Garrett, y quien era considerado una apuesta como candidato, porque llegaba sin experiencia como coordinador ofensivo o defensivo.

"El coach trajo una mentalidad ganadora aquí", estimó Rice. "Construyó un equipo físico, y el hecho de que sea un entrenador duro nos hace un equipo duro. Es nuestro entrenador en jefe y si crees en lo que él cree y persigues su visión, eventualmente se convierte en la visión de todo el equipo".

Harbaugh opera ahora un "micrófono abierto", donde los jugadores pueden decir lo que quieran. Busca la retroalimentación de los jugadores, ya sea a favor o en contra de sus decisiones. Si Harbaugh está en desacuerdo con un jugador, explicará el por qué.

No se trata sobre quién tiene o no la razón. Para Harbaugh, se trata sobre lo que es correcto o incorrecto para el equipo., Eso nunca fue más evidente que durante aquella reunión del mes de octubre.

"Pienso que se trata de un tipo especial de entrenador", dijo Birk. "Cuando quieres jugar para alguien, juegas un poco más duro. Haces algunas cosas extras para ser exitoso".

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